El pasado siete de mayo el centrista Emmanuel Macron se impuso a la extremista de derecha Marine Le Pen en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Francia. Macron, cercano a la clase empresarial y al expresidente Francois Hollande, se convirtió así en el mandatario más joven en la historia del país europeo. Una semana después, el exministro de economía llegó al Palacio del Elíseo y tomó posesión de su cargo. De aquel domingo de votación ya han pasado cien días. Cien días en los que la popularidad del presidente francés ha ido a pique, al punto de tener una tasa de desaprobación parecida a la del estadounidense Donald Trump. El exbanquero, a quien algunos motejaron como El salvador de Europa, es reprobado por 62% de los franceses, mientras que solamente 36% de la población apoya su incipiente gestión. Para poner en contexto: de acuerdo con la encuesta más reciente de The Washington Post/ ABC News, a seis meses de haberse convertido en presidente de Estados Unidos, la administración de Trump sólo es aprobada por 36% de la población.
El presidente Macron ha cumplido varias promesas de campaña durante sus primeros 100 días de gobierno, como la aprobación de la ley de moralización de la vida política, la cual busca acabar con el nepotismo, garantizar mayor transparencia en las cuentas de los parlamentarios y acabar con los escándalos que salpicaron la campaña electoral. Aunque en otros temas se ha metido en camisa de once varas. Así se podría explicar el despeñamiento del líder francés en las encuestas:
1.- Durante su campaña, Macron prometió incrementar el presupuesto al Ministerio de Defensa. Una vez en el puesto, el presidente cayó en cuenta de que su propuesta era imposible de mantener debido a los compromisos que había adquirido con la Unión Europea. Una de las exigencias del bloque europeo era que Francia mantuviera su déficit presupuestario debajo de 3%. La decisión del inexperto mandatario llevó a que el general Pierre de Villers, dirigente de la Fuerzas Armadas francesas desde 2014, renunciara a su puesto. El general había accedido a quedarse en su cargo solamente si se le otorgaba un mayor presupuesto a la milicia. Ese aumento nunca llegó.
“En las circunstancias actuales no me veo capaz de garantizar la robusta fuerza de defensa que creo necesaria para garantizar la protección de Francia y de los franceses, hoy y mañana, y para sostener los objetivos de nuestro país”, compartió el general de Villers en un comunicado. Durante el tradicional reconocimiento público al Ejército durante el Día de la Bastilla, el joven mandatario se dijo molesto por las críticas recibidas respecto a sus decisiones militares. El mediático choque entre Macron y el de Villers atrajo críticas por parte de militares retirados. Después del enfrentamiento, la figura del líder galo quedó manchada y se le tildó de “arrogante”. Incluso se le comparó con el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan.
2.- La relación entre Emmanuel Macron y su esposa ha sido un festín para los medios de comunicación en Francia. Brigitte le lleva más de 20 de años al presidente, era su profesora de teatro y su historia de amor comenzó cuando el hoy mandatario asistía a la preparatoria. La pareja presidencial tuvo y tiene mucha cobertura por parte de la prensa, generalmente positiva, pero esto no significa necesariamente que los franceses quieran pagarle un salario a la esposa del mandatario. Antes de llegar a la presidencia, Macron propuso formalizar el puesto de primera dama, el cual no existe en su país; es decir, que la esposa del presidente tuviera tareas y recibiera un salario por desempeñarlas. La gente consideró dicha iniciativa como hipócrita, ya que la ley de moralización de la vida política, que él impulsó, impide contratar a familiares cercanos. Más de 300 mil personas firmaron una petición en Change.org para evitar que esto pasara. El Gobierno tuvo que salir a calmar las aguas y decir que la Constitución no se modificaría, que Brigitte no tendría estatus de primera dama y, por lo tanto, no se remuneraría.
3.- En julio de 2017, el presidente francés desató otro escándalo tras pronunciar un discurso en la cumbre del G-20. Un reportero de Costa de Marfil le preguntó al mandatario cuál era la posición de la Unión Europea y Francia, específicamente, respecto a la situación de pobreza que hay en África. El periodista comparó este caso con la ayuda económica que recibió Europa Occidental para reconstruirse después de la Segunda Guerra Mundial. Macron contestó que la coyuntura era totalmente distinta. “El reto en África es completamente distinto, es mucho más profundo, es civilizacional (…) el plan Marshall era un plan de reconstrucción, un plan material en una región que ya estaba equilibrada, tenía fronteras y estabilidad. Los problemas en África son distintos y son civilizacionales”, contestó Macron. La respuesta del presidente no fue bien recibida y fue catalogada, incluso, como racista a través de redes sociales.
El presidente galo no paró ahí y todavía se echó otra joyita: además de considerar que los países africanos son corruptos, sin buenos gobiernos y sin transiciones democráticas exitosas, don Emmanuel esgrimió un comentario que prendió las redes sociales: “cuando en un país siguen teniendo 7 u 8 hijos por mujer, puedes plantearte gastar ahí miles de millones de euros, pero no conseguirás estabilizar nada“.
Debido a su formación académica y su experiencia en el gobierno, Macron es visto como cercano a las clases privilegiadas de Francia y con poco contacto con las personas en situación de vulnerabilidad. A finales de julio, el presidente francés recibió a la cantante Rihanna y a Bono, líder de la banda U2, en el Palacio del Elíseo. Los artistas filántropos abogaron por causas como la lucha contra la pobreza y financiamiento para la ONG Clara Lionel Foundation, la cual busca que los jóvenes africanos estudien. Estas reuniones fueron vistas como contradictorias, ya que recientemente Macron había anunciado un proyecto de reforma fiscal que beneficiará enormemente a los ricos, además de haber comentado que buscaría recortar los subsidios de vivienda para estudiantes y personas en situación de pobreza. Es decir, el mandatario francés está aplicando aquella de “farol de la calle, oscuridad de tu casa”.
Aun así hay gente que le escribe cartas al presidente Macron y que busca, desesperadamente, encontrarle un símil mexicano. “Vaya encrucijada en la que nos encontramos, en estos momentos, los mexicanos. ¿Dónde encontrar un Macron, que venga a salvar a México como usted está salvando a Francia y a Europa? Me temo que nadie lo va a encontrar. C’est la vie!…“, sollozó la escritora Guadalupe Loaeza en su columna del diario Reforma del 27 de junio.