Cuando la semana pasada la ONU decidió rechazar la declaratoria de Jerusalén como capital de Israel hecha por Donald Trump, la embajadora gringa ante la organización internacional advirtió: Estados Unidos “recordará este día (…) está claro que numerosos países dieron prioridad a su relación con Estados Unidos en relación a este vano intento de aislarnos”. Pues bueno, parece que no era mero blofeo.

 Aunque no se ha dado a conocer cuál es la razón, Naciones Unidas informó que sus fondos tendrán un serio recorte para el bienio 2018-2019: de cinco mil 400 millones solicitados por su secretario general, Antonio Guterres, la Asamblea General aprobó 285 millones menos, lo cual se verá reflejado en una reducción en las funciones, gestiones y apoyos que ofrece la organización internacional.

De acuerdo con diversos medios, el anuncio de este recorte no dejó claro qué tanto afectó el hecho de que Estados Unidos decidió contribuir en menor medida a la ONU, sin embargo, la embajadora estadounidense, Nikki Haley, no perdió la oportunidad de celebrar lo decidido por la Asamblea General. “Ya no permitiremos que la generosidad del pueblo estadounidense sea tomada para sacar provecho o no sea controlada”.

El recorte presupuestal de la ONU se da en cumplimiento a la advertencia hecha por Haley a la comunidad internacional que se atrevió a condenar la decisión de Trump de declarar a Jerusalén como capital de Israel. “Cuando seamos llamados una vez más para hacer la mayor contribución a la ONU, y lo recordaremos cuando numerosos países nos llamen, como a menudo lo hacen, para que paguemos más”, amenazó.

Al parecer, lo decidido en la ONU sólo es un adelanto de lo que hará el gobierno de Donald Trump para castigar a sus detractores. Luego de señalar que el recorte presupuestario acabará con la “ineficiencia y el gasto excesivo” de Naciones Unidas, Haley advirtió que el gobierno de EEUU continuará buscando la forma de asestar más golpes de este tipo: “estamos satisfechos con los resultados de las negociaciones presupuestarias de este año, pueden estar seguros de que continuaremos buscando formas de aumentar la eficiencia de la ONU mientras que protegemos nuestros intereses”.

México junto con varios países fue de los pocos países que se abstuvo de votar sobre la polémica Trump-Jerusalén, la cual fue rechazada con 128 votos a favor y sólo nueve en contra. De entre los países que votaron contra, Guatemala ha dado señales de querer emular lo hecho por la Casa Blanca: muy probablemente mudará su sede diplomática a Jerusalén. El gobierno mexicano -por su parte- señaló que su decisión de no emitir voto fue para evitar una mayor polarización. Sin embargo, respalda el diálogo como forma de resolver el conflicto.

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