El día de hoy dejó de existir en el mundo material Lou Reed, una de las personalidades más interesantes, influyentes y memorables del mundo musical. Su legado queda para la posteridad como uno de los más nutridos y variados que se puedan encontrar de artista alguno.
A los 17 años fue diagnosticado con un desorden mental en el que tenía violentos y repentinos cambios de estado de ánimo, además de descubrir que era bisexual. En una salvaje decisión medica, su tratamiento consistió en ser sometido a terapia de choques eléctricos tres veces a la semana, los cuales describió como “un golpe de luz y calor blanco”. Quizás ahí comenzó a germinar la semilla del genio que fue Lou Reed. Un ser capaz de recrear su propia tortura y convertirla en una obra de arte, la cual muchos otros marginados interiorizarían como discurso propio.
Lou Reed pertenece a esta camada de artistas que ya no nos durarán mucho tiempo. Por eso es importante acercarse a su obra en cualquier momento, aunque no es fácil hacerlo. No es cualquier cosa. Se requiere de un momento específico y preciso y que el azar sea benévolo, para que su magia comience a funcionar, ya sea por medio de Velvet Underground o cualquiera de sus álbumes como solista.
Con la emblemática banda apadrinada por Andy Warhol, Lou Reed dio cuenta de una oscura realidad que sucedía en los bares y callejones de Nueva York, alejados del mundo colorido y luminoso de los hippies de finales de los 60.
Reed tuvo “hits” si así se le puede llamar a sus canciones más populares. Para un artista de su talla, un personaje que nunca ha estado en las deslumbrantes luminarias de la fama vulgar, tener un tema como “Walk on the Wild Side” en el Top 40, más que un logro de popularidad se convierte en un manifiesto artístico. El tema es propiamente una descripción de los años 60 desde la óptica del propio Warhol, incluso con algunos matices inapropiados para la sociedad estadounidense de 1972, usando la palabra “colored” para describir a las coristas negras del tema (y al escribir “negras” o “afroamericanas” no hay forma de que sea de una manera políticamente correcta). Tras el paso de los años la canción no se ha desvanecido de la cultura popular en lo absoluto.
Transformer, segundo álbum de Reed como solista, fue producido por David Bowie y Mick Ronson en 1972, quienes ya estaban cobrando fuerza como los Spiders of Mars y pronto explotarían en Estados Unidos con Ziggy Stardust. El álbum aunque se le califica como “desbalanceado” contiene varias de las grandes canciones de Reed como “Vicious”, “Perfect Day”, “Hangin’ Around”, “Satellite of Love”. La revista Rolling Stone aunque alaba algunos temas descalifica el resto como “un montón de artisticadas pretenciosas de homosexual que necesita reafirmación” (aunque hasta 2003 rectifican y lo incluyen entre los 500 mejores álbumes de todos los tiempos). “Perfect Day” es un himno marginal. Un tema en el que se manifiesta un día puede ser perfecto para aquellos que no están cobijados por la cultura popular.
Lou Reed casi estuvo en el olvido durante años, alabado más por las cosas que fue, más que por lo que todavía es. A pesar del público, de los medios, siguió lanzando álbumes que seguro encontraron un nicho en algún hogar, en un corazón que tuviera las agallas de destrozarse con Metal Machine Music o su estrafalaria aventura con Metallica, Lulu. Aunque siendo humano, muchas veces fue cooptado y confundido por terceros sobre lo que debería hacer, lo cual le trajo muchas veces desprecio inmerecido por algunas de sus obras. Sin embargo nunca dejó de ser él mismo, jamás lo corrompió la modernidad ni la ambición de los años 80, nunca se vendió a la música disco, nunca quiso “actualizar” su sonido. Siempre estuvo yendo al lado salvaje, navegando en las esquinas más oscuras del Rock, fiel a los principios contestatarios de este gran ritmo.
Berlin es uno de sus trabajos mas loados. Una obra conceptual que narra las desventuras de una pareja en pantanos de drogadicción, violencia, prostitución, suicidio y depresión. Rock ‘n’ Roll Animal es un compendio en vivo de lo que ya había hecho y lo que estaba haciendo en el momento, dando la impresión por un momento de que se convertiría en una estrella comercial, cosa que Reed jamás fue ni pretendió ser. En este periodo Reed se rodeó de dos estupendos guitarristas, Dick Wagner y Steve Hunter quienes le dieron una fuerza y rítmica inusitada a las piezas compuestas por Lou.
Tal como lo describe en el tema “Rock ‘n’ Roll”, el propio Reed fue salvado por este ritmo de su infierno en Syracuse. Imaginen ese mundo sin comunicación con el exterior, sin celulares, iPads, Internet, televisión a color. Sólo una pequeña caja de transistores con una bocina conectada a una estación de Nueva York en los 50 donde comenzó a sonar alguna mágica canción de Rock & Roll, la cual te llenaba de esperanzas, sueños y te hacia empoderarte por unos minutos por encima del mundo de los adultos.
Lou Reed siguió a su musa, no la que orilló a muchos a buscar el dichoso “Sueño Americano” que al final resultó un fiasco, sino a la que lo hizo plasmar los sonidos que habitaban su mente, los sentimientos que le venían de las entrañas. Esa es la aportación y grandeza de su legado, que no estará a la altura de Lennon o Dylan, (en el sentido de la exposición mediática) pero siempre se mantuvo presente, siendo él, puro, desgarrador, honesto, con una intensidad admirable. Su muerte duele muchísimo porque nos demostró que nosotros podemos hacer lo mismo, sin necesidad de una gran voz o ser virtuosos instrumentistas, siempre y cuando se tenga algo qué decir.
A continuación 10 de las canciones que consideramos deben ser escuchadas en memoria del gran Lou Reed
Por @ivannieblas
También pueden ver la despedida a Lou que hicieron músicos, admiradores y amigos en redes.
Y los tributos que han hecho varias bandas en vivo.