Responsable de la decapitación de 12 personas, Moisés Escamilla, El Gordo May, se encontraba preso en el penal de Puente Grande desde 2008. El pasado 8 de mayo se reportó su muerte, a causa del COVID-19.
De acuerdo con La Jornada, el líder de una de las tantas células de Los Zetas comenzó con síntomas de la enfermedad el 6 de mayo. Según reportan, inició con problemas respiratorios. Sólo 48 horas después, falleció en el servicio médico del Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) de Puente Grande.
Según indica El Financiero, aunque la muerte del Gordo May es la primera ocurrida en un penal de Jalisco, en un reclusorio vecino de Puente Grande se reportan 74 casos de contagios, mientras que a nivel nacional ya son siete las muertes ocasionadas por COVID-19.
Cabe señalar que el líder zeta de 45 años no había presentado ningún tipo de enfermedad o problema de salud en los 11 años y 5 meses que estuvo recluido en Puente Grande.
El Gordo May era considerado un reo de alta peligrosidad y cumplía una condena de 37 años de prisión por los delitos de delincuencia organizada, portación de armas de fuego de uso exclusivo del Ejército… y la decapitación de 12 personas. Con esto último, seguro muchos preguntas “¿y sólo le dieron 37 años?” Pues sí…
Su detención fue en el 2008
De acuerdo con El Financiero, el líder de Los Zetas fue detenido en 2008 en un operativo en el que se incautó una variedad sorprendente de armas… incluido un fusil AK-47. Su detención ocurrió en Cancún, Quintana Roo, donde era el encargado de la distribución de cocaína.
Su presencia en aquella entidad fue registrada cuatro años antes de su detención. Bastante bien establecido estaba para ese entonces, tanto que ya contaba con un grupo de policías municipales que le informaban de todo movimiento que se hacía o dejaba de hacer en Cancún.