Avenida Reforma se encuentra saturada por las mañanas y tardes. En hora pico no pueden circular más autos sin aumentar los costos sociales: congestión, pérdidas de tiempo, emisiones y calidad del aire principalmente.
Con ese panorama, se están construyendo cerca de 400,000 metros cuadrados de corporativos, precisamente en Avenida Reforma.
Esto es el resultado de la combinación de muchas variables (demográficas, económicas, normativas, etcétera) y el debate puede ir en todos estos sentidos. Yo solo puedo pensar en que, de acuerdo con la exigencia de estacionamiento del Reglamento de Construcciones (Un cajón por cada 30 m2 de oficina), significa que también se construyen al menos 13,000 cajones de estacionamiento en dicho corredor.
Supongamos que los 13,000 cajones de estacionamiento mínimos son utilizados solamente una vez al día; esto implica 13,000 autos intentando llegar por las mañanas y salir por las tardes, saturando más el corredor y colonias aledañas justo en las horas de mayor congestión.
También podemos pensar que los cajones son utilizados por más de 13,000 vehículos al día, y decir entonces que existen más ciudadanos “beneficiados”. Sin embargo, implicaría que los costos sociales aumentaran en una proporción aún mayor, así como el número de “afectados”.
Si por el contrario se argumentara que el uso esperado será menor y que no debemos ser tan fatalistas, entonces ¿qué sentido tuvo exigir la construcción de los cajones de estacionamiento?
En el documento Menos cajones, más ciudad, del Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo México (ITDP por sus siglas en inglés) se estima el costo de construcción de un cajón entre 4 y 9 mil pesos por metro cuadrado; donde el factor de si se colocan de forma subterránea juega un papel importante. Cada espacio en promedio requiere de 27 m2. De forma conservadora, suponiendo un costo de $6,500 por m2, se estima que la construcción de los más de trece mil cajones de estacionamiento en Reforma significaría una inversión de al menos 2.2 mil millones de pesos. A esta cifra habría que sumar aquellos cajones asociados al resto de las construcciones en Reforma y la ciudad: vivienda, comercio y servicios. ¿Por qué se exige destinar esta cantidad de recursos en garantizar el tráfico?
El espíritu original del Reglamento es correcto: los proyectos inmobiliarios deben colaborar en la mitigación de los impactos asociados al aprovechamiento del suelo. De acuerdo. El error estuvo en el diseño del instrumento para materializar la colaboración. Asegurar la llegada de coches es opuesto a mitigar, es la garantía de impacto. La Línea 7 anunciada de Metrobús sobre Reforma será una inversión alrededor de 1.5 mil millones de pesos.
Es decir, con los 13,000 cajones que se están construyendo se podría haber financiado el proyecto y aún contar con 700 millones más para continuar mejorando la accesibilidad de la zona: autobuses, trenes, banquetas, ciclovías, ampliar el programa de bicicleta pública Ecobici, etcétera. Esta estrategia podría mover y beneficiar a más de 200,000 habitantes al día en lugar de 13,000.
La buena noticia es que la Línea 7 sí se va hacer. Lamentablemente habrá más de 13,000 incentivos nuevos a la movilidad privada (más los que ya existen en la zona). Lo anterior daña la efectividad en el uso de recursos federales, locales y endeudamiento público para disminuir el uso del auto. Hoy tenemos un reglamento que hace obligatoria la existencia de una fuerte competencia directa de las inversiones públicas al obligar a los desarrolladores a construir más estacionamientos. Esto se contradice con el proyecto de ciudad anunciado en la Ley de Movilidad del Distrito Federal.
Por Andrés Sañudo (@LeonoSan)