Faldas cortas, negras, que ondulan sobre blusas blancas. Cabelleras con rizos oscuros anticipándose a la música con sus movimientos de un caos bien controlado, bien peinado. Las adolescentes habían llegado al Blackberry para ver a Lorde. Y sí, en el público había de todo, pero esas adolescentes escoltadas por sus amigos, también de una vivacidad tan femenina, se sentían, digamos, naturalmente allí, como si todos los demás tuviéramos permiso especial de ir a contemplarlos a su hábitat.

No es difícil descubrir por qué Lorde se convirtió en la cantante exitosa que es hoy, la fórmula a través de la cual se ha construido es muy poderosa y tienen un efecto hipnotizador, tanto en los jóvenes de 16 años, como en los más cercanos a los 30. Lorde, básicamente, le canta al paraíso perdido de la juventud… tan simple, pero tan poderoso resulta su discurso a la hora de subir a un escenario y, mientras los treintañeros pueden bien recordar ese lugar al que llamaban felicidad y su inocencia voraz, los adolescentes, dado que la juventud nunca se conserva porque siempre se está yendo, cantan con nostalgia lo efímero de su paraíso púber.

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Lorde parece tímida, no es novedad para los lentes que ya la han fotografiado en todo el planeta: mirada baja, cabello en la cara, movimientos lentos y sonrisas que aparecen por apenas un segundo. Lorde toma el micrófono, saluda y empieza a cantar.

Los movimientos de Lorde son siempre el espectáculo central, su forma de bailar es para algunos una afortunada renovación en el acto histriónico del pop, para otros es más bien una danza a la no me toquen ando chida. Como sea, Lorde baila siempre como si su cuerpo dictara los pasos de la música y no al revés, tal vez ahí empieza su ritual para hechizar y confundir a las masas, el espectáculo de Lorde es una misa adolescente que celebra la muerte de la juventud y claro, la eterniza.

Obertura.

Al principio, el público emocionado tuvo que contener sus gritos y saltos que no encajaban en las primeras canciones que Lorde tocó, era como si los cuerpos, al principio incontrolables, tuvieran que acoplarse a las melodías de “Glory and Gore“ y “Biting Down“. Los brazos al aire, las miradas perdidas en las luces, se cambiaron entonces por caderas balanceándose lento y ojos que danzaban clavados en el suelo.

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Juventud, holograma de amor.

Tennis Court“, “White Teeth Teens“ “Buzzcut Season“

Las luces parecían no molestar, a pesar de ser tan invasivas, a los asistentes más emocionados. No me explico bien cuál es el objetivo de iluminar directamente a los asistentes de forma permanente, resultaba algo cansado y agradecíamos los momentos en donde las luces se iban.

Este set de canciones continuó con la tranquilidad inicial, pero definitivamente fue mucho más sentimental que el primero. Estas tres canciones, como todas las de Lorde, parten de un nebuloso sentimiento adolescente de inseguridad ante la maravilla de la plenitud, pero particularmente en esta triada, esa maravilla se encarna en el holograma del amor. “Buzzcut Season“, una de las mejores canciones del concierto, resume muy bien este sentimiento.

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Mientras Lorde bailaba al ritmo de su sencilla música, cantaba sobre una fiesta en la piscina con sus amigos y nada más que eso pero, conforme escuchamos más letras y entrábamos cada vez más en el sueño, nos escondíamos. Lorde entonces nos recuerda que en esa fiesta estaba enamorada, y que es bien fácil recordar cómo todo lo malo del mundo (Explosions on TV), desaparecía mientras que las chicas “tenían la cabeza metida en un sueño“.

El amor entonces (más luces rosas directo a nuestros ojos), se convierte en la atmósfera de ese momento de plenitud tan fácil de ubicar por todos, tan fácil es volver a la prepa, a ese enamoramiento de tu novia, de tus amigos, del sentimiento de felicidad eterna y el miedo a perderlo. Entonces Lorde cambia radicalmente de expresión: recuerda esa plenitud pero le grita a la audiencia

And I’ll never go home again

(Place the call, feel it start)

Favorite friend

(And nothing’s wrong but nothing’s true)

I live in a hologram with you

Es ahí en donde caímos en cuenta que sí, nada está mal, pero nada es verdad, gancho directo a la pubertad… ese amor era un holograma.

Swingin Party“ “400 Lux“ “Easy“ “Ribs“ “Hold My Liquor“.  Juventud, holograma de felicidad

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En esta parte del concierto, varios covers hicieron aparición, uno de Kanye West por ejemplo, que se sintió tan extraño en los labios de Lorde pero que disfrutamos de cualquier forma porque ya andábamos entonados. De eso se trató ese set, de andar entonados. Fue el set en donde más fuerte escuchamos la voz de Lorde y los bajos, el que bailamos más y en el que la cantante corrió de un lado a otro y se agachó a vernos bailar.

Otra vez caímos en el hechizo de que éramos muy felices sin razón alguna. Acaso sólo nos despertaban las molestas luces en la cara, como luces violentas de mañana.

Felicidad sin sentido, felicidad de licor, de risas que duelen. A diferencia de las otras cantantes pop del momento, Lorde sabe irse por la tangente, y parte del secreto de su éxito no fue sólo retratar, como las otras, la felicidad de una fiesta alocada sino también la triste melancolía que nos invade en esas fiestas apenas unos minutos cuando miramos a esa persona que no va a bailar con nosotros, cuando mareados recordamos por qué empezamos a tomar, cuando ya casi no queda nadie, ahí, junto a nosotros. Claro que, fuera de eso, Lorde construye, como las demás, una imagen aspiracional para los jóvenes porque, de un ratote acá, lo anómalo, lo que tiene bajo perfil se volvió parte de nuestra cool-tura.

Esa felicidad que se apaga cuando se apaga el estéreo, y queremos más y más porque nunca es suficiente el elixir que hace desaparecer la pregunta “qué hago aquí“ y que más bien la responde con un silencio abrumador pero satisfactorio. Lorde dice en “Ribs”

You’re the only friend I need

Sharing beds like little kids

And laughing ‘til our ribs get tough

But that will never be enough

Y porque nunca será suficiente… la felicidad es un holograma.

“Royals“, “Team“, A World AloneFinale, Juventud, el sueño eterno.

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Claro que todo tipo de godínez, trabajadores del lugar y este redactor se unieron a todos pa cantar la famosa. “Royals” es una gran canción muy quemada. Es un movimiento de marketing inteligentísimo, es un honesto himno a la felicidad fácil y sin apariencias, es una confesión inocente que vendió millones de copias.

Lorde, claro, tocó una versión un tanto diferente pero sólo en el intro, luego fue la “Royals“ que hemos oído hasta el cansancio.

Ya que todos estábamos eufóricos, Lorde decidió terminar con “Team“ y “A World Alone“, la primera una de las más poderosas del disco. El video de Team es excelente, pero sus letras bien podrían resumir todas las ideas de Lorde, ahí se encuentra la clave para entender el fenómeno que ella es.

“Team“ tiene un gran intro, y anoche lo escuchamos como cuando empieza un himno que nos llama a participar de eso que maravilla pero asusta. Lorde se define con estas cuatro líneas:

We live in cities you’ll never see on screen

Not very pretty, but we sure know how to run things

Living in ruins of a palace within my dreams

And you know, we’re on each other’s team

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Esto cierra el rito de la juventud eterna, todos los jóvenes entonces recordaron que viven en ciudades que la ficción no puede describir, que los hacen sentir perdidos pero que en esa inseguridad de vivir, corren de la mano de sus pares, soñando con palacios que, a la hora de ser tocados se convierten en ruinas, sus hologramas rotos por el inevitable castigo de crecer: enfrentarse a esa ciudad del caos y pretender entenderla es crecer, es el lastre de esa generación y sin embargo, cuando uno quiere ser lo más pesimista del mundo, cuando nos aferramos con lágrimas al paraíso perdido, nos queda la mano del otro, del otro que también sufre lo que nosotros y entonces crecer no es tan malo porque “we’re on each other’s team“.

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Fotos: Xavier Rivera González

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Fundé Sopitas como hobby y terminó siendo el trabajo de mis sueños. Emprendedor, amante de la música, los deportes, la comida y tecnología. También comparto rolas, noticias y chisma en programas...

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