La relación entre los medios de comunicación y Andrés Manuel López Obrador se puede definir como complicada, conflictiva y siempre ríspida. El aspirante presidencial no suele llevarla bien con la prensa: cuando en algún periódico se publica información que dista de su discurso o sus versiones, las críticas en su contra no se hacen esperar; cuando las apreciaciones son a su favor, o en contra de sus rivales políticos, comparte las diferentes notas, encuestas o reportajes como si fueran verdades irrefutables. En el vaivén de una semana, AMLO puede felicitar, compartir, condenar y confrontar a un mismo medio. También, vale la pena decirlo, es cierto que ningún otro personaje de la política nacional es tan perseguido, criticado —con o sin razón— y asediado por los periódicos como el líder nacional de Morena. Tan sólo en los últimos meses, López Obrador, puntero en las encuestas rumbo a las elecciones presidenciales de 2018, se ha agarrado del chongo con El Universal, El FinancieroJosé Cárdenas, Carmen Aristegui y el Reforma.

El pasado 19 de agosto, López Obrador hizo un coraje tuitero de aquellos después de que este diario cuestionara, en su editorial Templo Mayor, la secrecía con la que se llevó a cabo —en caso de que se haya realizado— la encuesta interna de Morena. “¿CUÁLES son los secretos mejor guardados del mundo? El algoritmo de Google, la fórmula de la Coca Cola, la receta de KFC… y cómo diablos está haciendo Morena su encuesta en la CDMX”, cuestionó la publicación. En los días posteriores, el periódico le dio seguimiento al proceso de elección al interior del partido liderado por AMLO. En sus páginas apareció, por ejemplo, un ejercicio en el que entrevistaron a los cuatro precandidatos morenistas a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México y les preguntaban tópicos puntuales sobre la realización de la encuesta. ¿Cuál fue el resultado? Las respuestas de los aspirantes no coincidieron en nada.

Los Cuatro Fantásticos no conocían ni en el día en que se darían a conocer los resultados ni en el periodo en el que se realizó la consulta ni mucho menos el contenido del cuestionario.

Lectura: Morena: ¿dedito o encuesta?

Foto: Morena

Este jueves 24 de agosto, el diario llevó en su portada una nota en la que denunciaba que la encuesta se estaba procesando en las oficinas de AMLO y su hijo Andrés Manuel López Beltrán en la colonia Roma. Una fuente confirmó a Reforma que en esos despachos se concentraban y revisaban los datos de la consulta; al lugar, apuntó el medio, llegaron constantemente militantes del partido. Todavía no hay nada escrito sobre piedra, pero se supone que hoy se definirá al elegido de Morena para contender en el proceso electoral de la Ciudad de México. Al parecer, el vencedor o vencedora será anunciado por la secretaria general Yeidckol Polevnsky, ya que el político tabasqueño estará de gira por Sinaloa. Ni tardo ni perezoso, López Obrador salió a refutar la versión compartida por el periódico a través de Twitter. “Los del Reforma parecen alumnos de (Joseph) Goebbels quien decía: una mentira que se repite muchas veces puede convertirse en verdad. ¿Y la ética?”, sentenció.

¿En serio Andrés Manuel comparó a un medio de comunicación con uno de los colaboradores más cercanos de Adolf Hitler y máximo responsable de la propaganda del nazismo? Por su tuit, se entiende que AMLO equipara las estrategias de manipulación y convencimiento de Goebbels con la presunta campaña de desprestigio que la prensa —eso asevera el aspirante presidencial— ha llevado en su contra. Es cierto que existen medios que le pegan diario y casi casi como deporte. Pero salir a confrontarlos —sin argumentos y con señalamientos irresponsables— solamente lo hacen caer en los mismos vicios y en los mismos errores de a quienes acusa de falta de ética. La amenaza más peligrosa que enfrenta López Obrador en su tercer intento por ocupar Los Pinos es él mismo. Hasta el momento ha cumplido con cabalidad con el perfecto manual para volver a dejar la punta en las encuestas, como en los dos procesos anteriores. Las mismas fallas, las mismas broncas y, de a ratos, la misma soberbia.

Estamos a 310 días de las elecciones presidenciales. Es buen tiempo para hacernos algunas preguntas: ¿AMLO se volverá a meter el pie solito? ¿Terminará por vencerse a sí mismo y a sus vicios recurrentes? ¿O la gente votará por él a pesar de estos?

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