4 personas muertas y más de 20 heridos.
En las noticias se anuncia la detención de tres mujeres y cuatro hombres que pudieron estar involucrados con el ataque al parlamento.
Tras un largo vuelo desde la ciudad de México, aterrizo en el aeropuerto de Heathrow. ¿La razón de mi visita? El lanzamiento del nuevo disco de Gorillaz que irónicamente lleva el título de Humanz.
Han transcurrido 24 horas desde el ataque.
En un suceso casi inédito, la policía ha cerrado por completo el acceso vehicular y peatonal hacia el puente de Westminster, en donde se encuentra una de las construcciones más emblemáticas del Reino Unido: La Elizabeth Tower, o como todos le decimos, el Big Ben.
El sonido de sirenas y helicópteros aún es constante en el área.
En la televisión aparece la imagen de la primera ministra, Theresa May pidiendo a sus ciudadanos retomar la normalidad. Una normalidad que sólo existe en apariencia. Policías armados vigilan las principales estaciones del metro, el tránsito desbordado ante el cierre de vialidades, las calles recordando lo sucedido a cada esquina, el rostro de las víctimas en las portadas de todos los periódicos.
Algunas atracciones como el London Eye, el Museo de Cera y los teatros del West-End han reabierto al público. Sin embargo la gente ha decidido salir a Trafalgar Square para rechazar el terrorismo y recordar a las víctimas.
Kurt Cochran: un estadounidense que estaba celebrando su 25 aniversario de boda con su esposa.
Aysha Frade: una maestra de idiomas que se dirigía a recoger a sus hijos de la escuela.
Keith Palmer: un policía con 15 años de servicio, que fue apuñalado por el atacante.
La recolección de pruebas de los investigadores continúa a las afueras del Parlamento. A escasos metros, miles de personas encienden velas para demostrar al mundo que no tienen miedo y que hoy más que nunca están unidos.
Jóvenes de la comunidad musulmana, caminaban con playeras en las que se leía “Soy musulmán, pregúntame lo que quieras”.
Entre la multitud, alcanzo a leer una pancarta que dice: ”El odio no nos dividirá”. Aunque la pregunta es ¿acaso estos ataques no son muestra de que el odio ya nos ha dividido?
Londres quiere volver a ser Londres. Sin embargo lo ocurrido este miércoles no será una cicatriz más para el corazón de la Gran Bretaña, sino también un recordatorio de la permanente vulnerabilidad en la que vivimos.