Mientras que para muchos tener un apellido medianamente rimbombante es el acceso a privilegios y cariñitos de la ley, para otros el contar con un apelativo idéntico al de ciertos fulanos es pase directo… pero para saber cómo se aplica la “justicia” en el país.
Caso del sinaloense Miguel Ángel Rivas Hernández, quien es homónimo de un ladrón de autos, razón por la que durante el periodo de 2012 a la fecha, ha sido detenido en seis ocasiones, por agentes de la Policía Estatal Preventiva. Lejos de corroborar identidades, el de Sinaloa ha sido sometido a tormentos por los que quizás ni el verdadero delincuente ha pasado; por ejemplo, la tortura que le fue aplicada en 2013, debido a que la policía lo confundió con la persona vinculada a procesos penales y cuya ficha consta en Plataforma México.
Son variados los motivos por los que Rivas Hernández ha sido detenido en Tijuana, Baja California y Sonora: por tener “aspecto sospechoso”, viajar en vehículos con vidrios polarizados o sin placas de circulación, pero estas detenciones no pasan de estar “un ratito” encerrado, en lo que verifican su verdadera identidad.
Sin embargo, el pasado 2 de septiembre mientras circulaba por el boulevard Casa Blanca, policías vestidos de civil lo sometieron y en un callejón –luego realizarle procedimientos “de rutina”: golpearlo, esposarlo y colocarle una bolsa en la cabeza, para evitar que respirara- le exigieron que se declarara vendedor de droga, mientras grababan la operación en celular.
Tras cinco horas de calentaditas, fue llevado al Grupo de Aprehensiones de la PGJE, donde los elementos se dieron cuenta que habían confundido a la persona, por lo que negaron su custodia, esto para que no se piense que están re’weyes se dude de la eficiencia del área de inteligencia la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) estatal: amablemente lo llevaron a su casa y le advirtieron que en caso de alguna denuncia pagarían su familia y ya de paso le sembrarían droga… al fin ya tenían todos sus datos.
Tras su cuarta aprehensión, la más agresiva de todas, dos ocasiones más ha tenido altercados con la ley, esto pese a haber interpuesto un amparo, el cual sirvió para que un juez cancelara la orden de aprehensión contra Miguel Ángel Rivas Hernández: “Las detenciones sin investigación por parte de los agentes preventivos del estado, independientemente de ser un acto arbitrario de autoridad, representan también una falta de ética y compromiso social de las autoridades”, argumentó Rivas en su denuncia.
Tras estas experiencias y haber puesto en evidencia que la policía discrimina, tortura y no se detiene ni siquiera a revisar una fotito, Rivas espera reparación de los daños físicos y psicológicos que ha sufrido… y ya de menos que agarren al verdadero delincuente.
