Parece que los fenómenos naturales serán una constante con la que habremos de vivir en los próximos años, producto de la reacción del planeta a la forma en que el ser humano actúa en su contra. Sin embargo, en algunos puntos los estragos se dejan ver con mayor intensidad.

Las torrenciales lluvias que se han registrado en Sierra Leona han sido devastadoras, tanto para la infraestructura del país, como para la población: 300 muertos se han contabilizado hasta el momento, de los cuales más de 100 son niños. Así lo indican los registros que tienen los cuerpos de rescate encargados de recuperar a las víctimas de entre los escombros.

Según reportan distintos medios, la causa de tal número de fallecidos se debe al aparatoso derrumbe ocurrido en la montaña Sugar Loaf, en la ciudad de Regent,  en las afueras de la capital del país, Freetown. El alud ocurrió en las primeras horas de ayer lunes, aproximadamente a las 6 de la mañana, cuando la mayoría de las víctimas aún dormían.

El panorama luce desalentador y, pese a los esfuerzos que se realiza en la búsqueda de sobrevivientes, se espera que el número de víctimas aumente. De acuerdo con La Jornada, la cifra de desaparecidos es de aproximadamente 600.

El rescate de cuerpos y sobrevivientes se hace con los recursos que se tienen a la mano: las personas utilizan cuerdas para salvar los cuerpos sin vida de las aguas que corren. Muchas de las víctimas son niños, señala The New York Times. Sin otra alternativa, un campo de fútbol de la localidad es utilizado como morgue. Ahí, los restos de la gente son apilados.

En el caso de los sobrevivientes, estos después de librar el paso del alud no terminan con las vicisitudes: para todos los heridos sólo hay 15 ambulancias. Así que tienen que esperar para poder ser transportados al hospital. El presidente, Ernest Bai Koroma, informó que alrededor de la capital se abrieron varios centros de rescate. Ahí los lesionados podrán recibir asistencia.

 Las autoridades coordinan los trabajos de cuerpos de rescate, fuerzas armadas y la Cruz Roja. Además, el gobierno ordenó a los habitantes de las zonas vulnerables (colinas o cercanías de la costa) a moverse a un terreno más seguro. Por otra parte, los transportes marítimos fueron advertidos para detener todos los viajes por mar debido a la ” amenazante” situación creada por los fuertes aguaceros.

Aunque los afectados acusan que la tragedia se debió a la precariedad del sistema de drenaje, en junio pasado, un portavoz del presidente advirtió que eventos como éste podrían ocurrir, debido a que la gente ha construido sus hogares en laderas, desafiando las regulaciones gubernamentales. Además de edificar en lugares que no está permitido, los residentes imprudentemente han cortado árboles, los cuales anteriormente ayudaban a proteger a la población de este tipo de sucesos.

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