A la menor insinuación de hostilidad, el gobierno de Corea del Norte mueve sus piezas bélicas. Los avisos son más constantes y esto en cualquier momento podría tomar su rumbo definitivo: ¿negociación o guerra?
La madrugada de este viernes, el líder norcoreano Kim Jung Un ha sostenido una reunión con los líderes militares de su nación, en la que firmó el plan para alistar los misiles estratégicos que sólo estarán a la espera de ser disparados contra objetivos norteamericanos, incluyendo bases militares en el Pacífico y Corea del Sur y –desde luego- el territorio continental.
“Es la hora de ajustar cuentas con los imperialistas de Estados Unidos, en vista de la situación imperante”, fue uno de los señalamientos hechos por el mandatario de Corea del Norte, esto de acuerdo a información divulgada por la agencia KCNA.
La chispa que encienda la mecha bélica podría ser cualquier provocación “temeraria” por parte de los norteamericanos, teniendo como precedente los vuelos de entrenamiento que realizaron dos bombarderos furtivos B-2 estadunidenses sobre territorio surcoreano.
De seguir mostrando Estados Unidos algún tipo de alianza militar con Corea del Sur, las fuerzas del Norte “golpearán sin piedad el continente americano…, las bases militares del Pacífico, incluyendo Hawai y Guam, y las de Corea del Sur”, ultimó Kim Jung Un.
Así es como continúa este “diálogo” en el que Corea del Norte constantemente amaga, mientras que Estados simplemente se limita a señalar su preparación para “cualquier eventualidad”: “Pero no hay que interpretar esto como señal de una inminente guerra (…) Es una reacción esperada y calibrada (…) este juego con Estados Unidos va a seguir por un momento”, señala Kim Yong-hyun, experto en Corea del Norte de la Universidad Dongguk… ¿pero qué pasará cuando el “juego” termine?
