Cada año, la revista Forbes lanza su lista con los hombres más ricos del planeta, la cual nos cuenta a detalle cuánto dinero han ganado distintos hombres de negocios con sus respectivas empresas, nombres como Carlos Slim, Mark Zuckerberg, Bill Gates, en fin, personas que todos conocemos y ubicamos, pero ¿y qué hay acerca de los más pobres?
Bajo esta premisa, la organización Oxfam México decidió reunir a un grupo de periodistas y expertos justamente para contar las historias de las personas más pobres en nuestro país, en el libro Los 12 mexicanos más pobres. El lado B de la lista de millonarios, donde se entrevistó a aquellas personas que tienen menos recursos en nuestro país, con la intención de darles voz y que la sociedad conozca las situaciones tan extremas que viven aquí mismo en México, donde pasan varios días sin comer y viven sin los servicios básicos como agua, drenaje, luz y calles pavimentadas.
Esta investigación fue liderada por el periodista Salvador Frausto, con quien platicamos junto a Ricardo Fuentes-Nieva, Director Ejecutivo de Oxfam México para que nos contaran todo lo que se vivió tras la realización de este libro, que intenta generar conciencia en la sociedad para mostrar uno de los problemas más graves que se viven en nuestro país, que no sólo es la pobreza sino también la desigualdad, ya que actualmente el 1% de la población en México concentra el 43% de la riqueza.
Como nos explicó Frausto, “la pobreza afecta a 55 millones de personas, de los cuales 11 millones están en pobreza extrema, por lo que quisimos hacer una expresión en 360 grados: impreso, digital y con página web”. Y lo peor, es que “en México tenemos pobreza tipo África frente a nuestros ojos, pero no nos atrevemos a combatirla ni el estado, ni la iniciativa privada, ni la sociedad, no se animan a mirar el problema porque es incómodo, no nos gusta hablar de pobreza, principalmente a los políticos”.
Para encontrar y después elegir a los mexicanos más pobres, Ricardo Fuentes-Nieva nos explicó la metodología que siguieron la cual consistió en seguir “criterios del Coneval e INEGI, donde elegimos a los diez estados más pobres del país, de ahí nos fuimos al municipio más pobre de cada uno de esos estados, y de ahí a la comunidad más pobre de estos municipios, y le sumamos la comunidad más pobre de la Ciudad de México y la comunidad más pobre de Los Angeles, para generar elementos de contraste. En el caso de la CDMX, porque es la que tiene más habitantes y Los Angeles, porque es la ciudad con más mexicanos fuera de México y retratar el fenómeno migratorio”.
Una vez que llegaron a las comunidades, se dividieron en grupos de tres con un periodista, un fotógrafo y un cineasta, y comenzaron a preguntar entre la propia gente acerca de quien consideraban a la persona más pobre del lugar, quienes les señalaron a les señalaron a personas que justamente, viven más alejadas y que para llegar ahí “hay que ensuciarse los pies”, ya quede de acuerdo con Salvador, lo que más le sorprendió fue lo “inhóspito y lo alejado que son los lugares, para llegar ahí hay que ir en caminos de terracería. Hay que caminar largos trechos, donde en la mayoría de ellos no hay luz, no hay agua, no hay drenaje, tienen que caminar como dos horas para llegar a la primaria, los hospitales más cercanos quedan a dos o tres horas, y además son de muy mala calidad ambos”.
Justamente Salvador, nos recuerda que la importancia de Los 12 mexicanos más pobres. El lado B de la lista de millonarios, no es exhibir a nadie, si no al contrario, hacerles un perfil tan serio como el que se hace en Forbes, además para Ricardo, “la importancia del ejercicio es saber cómo piensan, cómo viven, porque muchas veces la pobreza extrema se reduce a una cifra. Pero una cosa que mí me sorprendió es que eran felices a pesar de las enormes carencias que tenían, muchos de ellos tenían sueños que querían cumplir y se sentían orgullosos de las cosas que cumplieron en la vida”.
Para que se den una idea de cómo viven estos compatriotas, le pedimos a Frausto que nos relatara que fue lo que él y su equipo se encontraron, y qué fue lo que más les sorprendió, por lo que nos describió tres de las historias más conmovedoras e impactantes, que deseamos que las conozcan y por ello se las transcribimos tal y como nos las contó Salvador:
“Uno de lo que más nos impactó a todo el equipo, fue la historia de Claudia de Yucatán, la señora que sale en la portada del libro. La dignidad con la que sobrelleva la pobreza esa mujer es impresionante, tuvo 8 hijos por parto natural pero sin partera, es decir ella sola, con la ayuda de su esposo, porque pagar una partera es un lujo en esas comunidades tan alejadas, los tenía en su hamaca. No tienen luz, sólo veladoras, y le preguntaron si es feliz, y ella hizo una sonrisa enorme y contestó: ‘claro que soy feliz, tengo un buen marido, hijos, casi nunca me falta para comer’. Es una señora que jamás ha salido de ese poblado y no tiene idea de cómo es el mundo a su alrededor. También le preguntaron si cree que hay gente más pobre que ella, y responde: ‘seguramente que sí, porque yo aquí tengo para comer’. La entereza con la que afrontan la pobreza, los hace verdaderos héroes, se levantan diario para sobrevivir.
Hay gente como la señora Angelina Méndez de Oaxaca, que llega a pasar hasta dos días sin comer y cuando come es normalmente tortilla y sal por las mañanas, y sólo sal en las noches, o a media tarde, a veces con un poco de frijol o hierbas del campo como los quelites, y cuando el estómago le duele mucho lo único que puede hacer es tomar agua hervida, que le sirve como una especie de paliativo al estómago.
La señora de la Ciudad de México de Tláhuac, trabajó en una casa de clase media, ella se quiebra y llora en la entrevista, porque dice que no le puede dar a sus hijos ‘guisado y ensalada como los ricos’. Nos desmitificó esa idea de que los pobres son pobres porque quieren, la gente del sótano de la pobreza, es tenaz y buscan como hacerle, pero no tienen los recursos. Es común de las clases medias-altas, decir que ‘tienen que chingarle más’, pero en esos niveles no tienen ni siquiera esas posibilidades”.
Y ese es justamente una de las cosas que podemos descubrir con este libro, que la gente que vive en pobreza extrema no lo es porque quiere, sino porque realmente muchas de ellas no tienen las posibilidades a su alrededor, por parte ni de la sociedad, ni del gobierno. Por ejemplo, en Mixtla de Altamirano en Oaxaca, la gente sobrevive vendiendo sombreros a intermediarios por cinco pesos, quienes después los ofrecen en los puntos de venta en 100 y 150 pesos, una práctica abusiva en la que nadie toma medidas y tampoco les ofrecen los caminos para poder ayudarlos.
O por ejemplo, también se encontraron con que en Tahdziú, la comunidad más pobre del estado Yucatán, como en muchos otros estados, el comedor de la Cruzada nacional contra el hambre está cerrado, cuando se supone que deben dar gratuitamente comida a la gente. Por ello, tanto el gobierno como el sector privado, deben de tomar acciones para beneficiar a los que menos tienen pero sobretodo, es la sociedad quienes debemos exigir que se tomen éstas acciones, ya que como bien nos dijo Ricardo, “la sociedad mexicana debe de ser más activa, exigir rendición de cuentas. Porque al final, los servidores públicos son empleados de la ciudadanía, ellos reciben su salario de nuestros impuestos y en ese sentido, tenemos que exigir más y mejores resultados a todos los niveles”.
Recuerden que Los 12 mexicanos más pobres. El lado B de la lista de millonarios, lo encuentran en las librerías más reconocidas del país, así como en su versión digital en el siguiente enlace.