William Burroughs fue una de las grandes figuras de la literatura estadounidense del siglo XX, considerado parte fundamental de la Generación Beat. Sin embargo, en México este escritor es más conocido por un obscuro episodio de su vida privada, que por la importancia de sus obras.

Probablemente ya hayan escuchado sobre este trágico acontecimiento, de no ser así se los comentamos rápidamente: En 1949 William Burroughs llegó a México, escapando de los líos que tenía con la justicia de su país. Lo acompañaban su esposa Joan (sí, Burroughs estaba casado a pesar de ser abiertamente homosexual), su hijastra Julie y su pequeño hijo Billy. En nuestro país, Bill, como afectuosamente era conocido, tuvo una vida errante hasta que en septiembre de 1951, asesinó accidentalmente a su esposa de un tiro en la cabeza, mientras jugaban a imitar a Guillermo Tell.

Este acontecimiento fue uno de los detonantes para que Burroughs se convirtiera en escritor, y es el punto medular de Uncle Bill, la nueva novela gráfica del autor mexicano Bernardo Fernández, mejor conocido como Bef.

Aunque esta novela gráfica no pretende ser una obra histórica, surge a partir de un hecho real, ocurrido en el México de mediados del siglo pasado. El resultado es profundamente satisfactorio, pues el lector además de divertirse, se involucra íntimamente en la vida de uno de los escritores más misteriosos y complejos de las últimas décadas.

El Burroughs que nos presenta Bef, es un hombre callado, adicto a varias drogas, con problemas para relacionarse con su entorno, que nunca parecía estar cómodo en ningún sitio y que tiene una extraña habilidad para siempre meterse en problemas.

A pesar de su aparente pasividad e indiferencia hacia su propia vida, Burroughs siempre se encontraba en movimiento (casi siempre escapando), movido por obsesiones que acababan por hundirlo más en su infierno personal. ¿Cómo un personaje así pudo convertirse en un monstruo literario, y más aún, de qué forma lo influenciaron los años que vivió en la Ciudad de México?

En parte estas mismas cuestiones fueron las que comenzó haciéndose Bef , a quien la figura de Burroughs se le presentó por primera vez en 1990, cuando este novelista e ilustrador mexicano leía una nota de la revista mexicana de rock Conecte (hoy desaparecida) en donde se mencionaba que había sido el escritor William Burroughs quien acuñó el término Heavy Metal.

Esta referencia fue suficiente para que Bef se pusiera a buscar algún libro de Burroughs, sólo para descubrir que en el México de los noventa, encontrar alguna de sus obras era casi imposible. Cuatro años después, en una librería underground de San Diego, Bef pudo dar con varios libros de Burroughs. Al leer Naked Lunch cayó preso en una extraña fascinación por ese autor.

Desde entonces creció su interés por saber más sobre Burroughs, principalmente todo lo referente a sus años en la Ciudad de México y la trágica muerte de su esposa Joan Vollmer. Debido a la poca información que hay sobre este periodo en la vida de Burroughs, Bef comenzó una obsesiva reconstrucción de los pasos de Burroughs en nuestro país, quien años después terminará preso en la cárcel de Lecumberri.

¿Quién no se ha sentido fascinado después de leer algún libro y siente la obligación de saber más acerca de su autor?

En el caso de Bef, esta fijación finalmente encontró su punto cumbre en Uncle Bill, en donde podemos ver una aproximación a un periodo de la vida de Burroughs, que comienza desde un par de años antes de su viaje a nuestro país. Además, entre cada capítulo podemos ver pasajes en los que el propio Bef se vuelve un personaje de su novela gráfica, buscando afanosamente las conexiones de su vida con la de Burroughs. Y vaya que las encuentra.

Además de contar con una historia entretenida, que no aburre al lector en ningún momento, Uncle Bill también está brillantemente ilustrada, haciendo una reconstrucción social y cultural de ese México de los años cincuenta.

No importa si quien se acerca a esta novela gráfica no tiene ningún conocimiento previo sobre la vida y obra de Burroughs, este libro está tan bien logrado que los lectores de inmediato adoptamos como propia la obsesión de Bef  por la figura del tío Bill.

Uncle Bill
Bernardo Fernández “Bef”
Editorial Sexto Piso

Hace unos días tuvimos la oportunidad de entrevistar a Bef sobre Uncle Bill. Esto fue lo que nos dijo:

Sopitas.com: Qué tal Bef, tuvimos la oportunidad de leer Uncle Bill. Su lectura nos planteó varias interrogantes, la primera: Si bien seguir la huella de Burroughs se te volvió una obsesión y en el libro nos narras el momento en el que descubriste casi por accidente a este autor ¿cuándo decidiste llevar todo esto a una novela gráfica?

Bef: En 2008 había una explosión de webcomics en México, yo pensé en hacer uno y buscando un tema sobre el cual trabajar, pensé que ésta, que había sido mi obsesión desde hace mucho tiempo, podría ser un buen pretexto para hacer una novela gráfica. Mi idea original es que la iba a estar subiendo como webcómic, cada vez una página hasta que acabara.

Empecé a dibujar, hice como diez, doce páginas. Con eso descubrí que me iba a tomar mucho más tiempo del que yo pensaba, y además, que la estructura de la novela gráfica no era muy cómoda de leer en formato webcómic. Entonces decidí seguír por otro camino. Le hice caso a Stephen King quien dice que debemos escribir sobre cosas que nos gusten o nos obsesionen. Y así fue.

Sopitas.com: ¿Cuál fue la parte más difícil de este proyecto?

Bef: Fue toda la investigación, tanto visual como histórica. Tenía muy claro que, al no estar haciendo un libro histórico, no tenía la obligación de apegarme estrictamente a la realidad. Quería que la parte de la investigación de hechos fuera muy sólida para que no fuera una ficción nada más, que estuviera muy enraizada con la parte de la investigación. Eso permite darle a una novela un andamiaje muy fuerte.

Esto me tomó mucho porque además, desde que comencé hasta que terminé, comenzaron a salir nuevos libros y más información. Por ejemplo, apareció el expediente que estaba perdido de Burroughs en Lecumberri. Llegó un momento en el que ya no podía seguir investigando y tenía que ponerme a trabajar. Además de indagar en los hechos, otra parte complicada fue la investigación visual, la recreación de la época, de coches, ropa y todo eso, que fue muy divertida, pero también un reto importante para mí.

Sopitas.com: De todo ese universo de información que reuniste ¿qué tan complicado fue decidir que ibas y que no ibas a incluir en el libro?

Bef: En aras de la extensión dejé muchas cosas fuera. Yo podía haber extendido otras 200 páginas esta historia, pero siento que me hubiera desviado del hecho concreto que me interesaba, que era el asesinato de Joan Vollmer. Incluso, con cierto ojo crítico veo que quedó muy fuera de la historia Jack Kerouac, sobre quién me hubiera gustado ahondar un poco más.

También me hubiera gustado hablar más de Lucien Carr, quien asesinó a un amigo de Burroughs antes de que ocurrieran los acontecimientos narrados en la novela, pero eso ya estaba contado en un libro que se llama Los hipopótamos se cocieron en sus tanques, escrito por el propio Burroughs. Entonces, eran cosas que me resultaban tentadoras, pero creo que el resultado hubiera sido muy extenso y ya no le hubiera añadido nada sustancioso a la historia que yo quería contar en este cómic.

Sopitas.com: Al leer más sobre el tema, nos da la impresión de que hay un silencio, o muy poca información referente a la vida de Burroughs en México, no sólo en nuestro país sino también en Estados Unidos. ¿A qué lo atribuyes?

Bef: Lo que sucede es que el período mexicano de Williams Burroughs es muy obscuro. Prácticamente andaba a “salto de mata”, el tipo andaba huyendo de la justicia gringa. A la mayoría de sus biógrafos estadounidenses les interesa más la parte “norteamericana”. Hay un par de libros que revisé, que literalmente hablaban de su paso por México en una página o en un párrafo. Es un fenómeno parecido al que sucede con Buñuel cuando publica su autobiografía Mi último suspiro: toda la parte mexicana queda fuera del libro porque le interesa poco a los editores franceses.

En general a los biógrafos y a los estudiosos gringos de Burroughs entienden del tema de México como un asunto trascendental en su vida, pero les cuesta mucho trabajo entenderlo. Para comprender a Burroughs y su relación con nuestro país hay que clavarse mucho en la cultura mexicana. De hecho él no establece nunca una relación amorosa con México, pasa por aquí como pudo haber pasado por Panamá, Colombia o cualquier otro lado, simplemente le quedaba a la mano.

Es eso, los estadounidenses no saben, ni el propio Burroughs lo supo, cómo aproximarse a este país tan raro que somos nosotros. Desde luego, la gran fuerte de información y base de mi novela, fue La bala perdida, de Jorge García-Robles.

Sopitas.com: ¿Crees que Burroughs nunca sintió algún apego por México, que en su relación incluso hubo hasta cierto odio?

Bef: Mira, quien lo explicó muy bien fue David Huerta, él dice que Burroughs pasó por México como cualquier turista gringo. Nunca aprendió a hablar español bien, es decir, él también fue un turista en este país. Algunas cosas de México le llamaron la atención, como el México prehispánico que le causaba cierta fascinación. Muchos años después, cuando García-Robles hace su libro, lo entrevista y le pregunta por figuras intelectuales mexicanas como Octavio Paz o Salvador Novo, y Burroughs no tenía la menor idea: Nunca he oído hablar de ellos, decía.

Tuvo un desinterés, casi desprecio, por México y su paso por él. Pero es que él, en términos generales tenía un gran problema de vinculación emotiva con la gente que lo rodeaba. Hay testimonios de cuando estaba viviendo en Texas, de granjeros que lo conocieron, que pensaban que era retrasado mental, que estaba aislado, como una persona con autismo diríamos hoy en día.

Sopitas.com: En Uncle Billy, además de Burroughs, hay muchos personajes más muy interesantes. ¿Crees retomar alguno más adelante, ya sin la figura de Burroughs como eje central narrativo?

Bef: Creo que el gran personaje de la novela, incluso más importante que el propio Burroughs, es la Ciudad de México, que permanece detrás todo el tiempo. Por otro lado, quien le da color al libro y sostiene la historia es Bernabé Jurado, el famoso “abogángster”. Ya Eugenio Aguirre había publicado una novela sobre él. Es un personaje fascinante y muy representativo del México bronco, corrupto y violento, que en aquel entonces era nuestro país, y que tristemente no ha cambiado mucho, quizá se ha vuelto un poco más sutil en las formas, pero tristemente seguimos viviendo en un país así.

Esta dualidad es sobre la que se sostiene la novela. Y bueno, también aparecen, pues me intereso mucho hacerlo, personajes de la época. Hay un capítulo en el que desfilan figuras de aquel periodo, como Cantinflas, Salvador Novo, el arquitecto Luis Barragán o Kid Azteca, entre otros. Al final del libro todos tienen una pequeña ficha biográfica para que quienes no estén familiarizado con ellos, sobre todo los muy jóvenes, ubiquen a estos personajes que el tiempo se fue tragando. Hay ahí un homenaje al México del periodo del “Milagro Mexicano”.

Sopitas.com: ¿Descubriste algo que no supieras sobre la Ciudad de México a partir de tu trabajo en esta obra?

Bef: Claro, para mí lo que fue fascinante, aunque no pudo entrar mucho al libro porque no era el tema central, es toda la dinámica del narcotráfico en los años 40. Menciono la historia de Lola La Chata, que era la jefa del narco de aquellos años y que merece un libro para ella misma. Esa parte me resultó interesante, toda esta estructura de los barrios bajos y criminales de la época, o la Candelaria de los patos, entre otras cosas. Todo este problema que ahora parece muy actual ya estaba por ahí desde hace 70 años.

Sopitas.com: Después de publicar esta novela gráfica, ¿ya se te quitó la cosquillita de ahondar en la vida de Burroughs?

Bef: Al contrario, me siguió interesando. Ya que había terminado el libro cayó en mis manos otra historia sobre la Generación Beatnick que yo no había leído, un libro que se llama Personajes Secundarios de la escritora Joyce Johnson cuya trama está más centrada en Jack Kerouac, al que cubro poco en mi novela. La fascinación por William Burroughs permanece, aunque creo que difícilmente volvería a escribir cosas relacionadas directamente con él. Tampoco haría una continuación sobre lo que le pasó después ni estaría interesado en adaptar alguna de sus obras al cómic. Saldé mi deuda, aunque el interés ahí sigue.

Sopitas.com: De lector a lector, qué le recomendarías a la gente que quisiera comenzar a leer a Burroughs, sin haber tenido ningún acercamiento con él, ¿por dónde empezar?

Bef: Qué bueno que preguntas eso, porque justamente el libro no está dirigido sólo a los lectores de Burroughs, al contrario, yo quisiera pensar que podría funcionar como una invitación a leerlo. Si pudiera hacer esa recomendación iniciaría con Yonqui, seguiría con Queer y El almuerzo desnudo. Afortunadamente, justo ahora hay una edición de Anagrama que tiene incluidas esas tres novelas que son una buena manera de entrarle a Burroughs.

Yonqui es una historia lineal que cubre más o menos el mismo período que yo quise cubrir con Uncle Bill, donde habla de su vida en Ciudad de México y de su relación con la heroína y el bajo mundo. Después viene su continuación que es Queer. En ambas, todavía no leemos al Burroughs desaforado de El Almuerzo Desnudo, pero si tú lees primero Yonqui, luego Queer y finalmente llegas a El Almuerzo Desnudo, verás el proceso de un autor lineal convirtiéndose en un autor experimental y visionario.

Sopitas.com: Para finalizar, en el libro apareces como personaje ¿Qué tan complejo fue esto?

Bef: No lo disfruté mucho. Originalmente quería usar ese recurso para replicar la experiencia de un lector genérico que se enamora de cualquier escritor. Pero terminó convirtiéndose en un acuse confesional que se me salió de las manos. No estoy muy cómodo haciendo auto ficción, pero creo que al final quedó bien, es decir, tampoco estoy molesto con el resultado, sólo que me da un poco de pudor usarme como personaje, aunque me venía muy a la mano para en ese momento contar lo que quería.

Sopitas.com: Muchas gracias por la entrevista Bef.

Por @gabrielrevelo

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