En el 2008, Jaime Mesa irrumpió en la escena literaria con Rabia, novela que fue considerada como una de las mejores de ese año. Ahora, este escritor publica Los Predilectos, con la que se confirma como una de las voces más prometedoras de la literatura mexicana contemporánea.
Definir Los Predilectos es complejo, tanto por su forma narrativa como por la historia que desarrolla. Lo cierto es que después de leerla uno termina acelerado, con ansias de vivir pero también de cuestionar el curso de nuestra propia existencia.
La trama gira entorno a Scarlett Kunzen, una mujer joven, guapa, talentosa y con el futuro asegurado, que sin embargo se encuentra todo el tiempo atormentada por los fantasmas de varias obsesiones. El miedo al fracaso, a las enfermedades, a vivir una existencia común y corriente, su fijación por la perfección o incluso la muerte, son sólo algunas de las sombras que la acechan en diferentes etapas de su vida.
Si bien el inicio de esta novela parece sencillo, la anécdota que se narra en las primeras paginas va nutriéndose con sucesos y personajes que poco a poco van engrosando la historia hasta adquirir el toque de una novela clásica, en la que los personajes están desarrollados de manera profunda y contundente, haciéndolos encajar una y otra vez tanto entre ellos mismos, como con las circunstancias que los rodean.
Lo anterior no debe hacernos pensar que esta es una novela densa, al contrario, si bien contiene varios cuestionamientos existenciales en los que el lector inevitablemente se verá inmerso, el estilo narrativo de Mesa hace que la novela sea bastante digerible y que uno navegue de manera rápida y sencilla por sus páginas.
En varios puntos de la novela, Scarlett se siente atraída hacia una vida de excesos que la llevan al límite, participando en fiestas donde los seropositivos (gift givers) sostienen encuentros sexuales con quienes desean contagiarse del virus del VIH (bug chasers). Más tarde, su deseo de comprobar si está sana y el deseo de alcanzar la inmortalidad y ser madre de unos hijos perfectos la llevan a internarse en una clínica de rehabilitación en donde conoce a Soseki, Konstantine y Dimitri, miembros de una famosa banda de rock que no saben cómo manejar su éxito; al igual que Scarlett se sienten dotados de una inteligencia y potencial superior, pero que no encuentran la forma de trascender.
Fuera de la clínica, el encuentro con estos personajes tendrá repercusiones en la vida de Scarlett durante varios años. Pasar de una adicción a otra, tratar de escapar de una obsesión tan sólo para descubrir otras más, de eso trata de escapar la protagonista de esta historia.
Finalmente nadie podrá permanecer indiferente a esta obra, pues en algún punto coincidiremos con la forma de pensar de los protagonistas, y eso resulta inquietante.
Los Predilectos
Jaime Mesa
Editorial Alfaguara
En Sopitas.com tuvimos la oportunidad de charlar con este autor, quién profundizó sobre el proceso de creación que siguió para desarrollar esta obra y la manera en la que fue alimentándola con sus propios temores y dudas. Esto fue lo que nos comentó:
Sopitas.com: Esta novela habla de varias obsesiones como el miedo al fracaso, al futuro, o a las enfermedades… ¿Cuál de todas esas obsesiones que manejas en la novela fue la primera que te vino a la mente para escribir el resto de la historia? ¿Cuál fue el punto que detonó las demás ideas que finalmente derivaron en Los Predilectos?
Jaime Mesa: Yo creo que el punto que detonó esta segunda novela se conecta muchísimo con mi primera novela Rabia, en donde aparece un personaje que se llama Foster, con el que pude trabajar el problema del vacío del siglo XX, es decir, este asunto de que tenemos todo en apariencia: información, conocimiento, posibilidades de goce aparentemente infinitas; y Foster piensa que la única manera de conseguirlos es con “los predilectos”, es decir, la gente que está atrás de la pantalla; los famosos y los exitosos son los únicos capacitados para tenerlo todo, y de esa forma ser más felices que el resto de nosotros. Simbólicamente en Los Predilectos surge un personaje: Scarlett Kunzen, que es la última en una larga cadena de circunstancias, que aparentemente simboliza a los personajes que Foster ve detrás de la pantalla. La conexión es que tanto Los Predilectos como el resto de nosotros tenemos el mismo sentimiento de vacío y eso nos conecta, porque a final de cuentas lo único contra lo que estamos luchando todos es en contra del gran miedo de todos los tiempos de la condición humana, que es el temor a morirnos; entonces digamos, todo parte desde la idea del miedo al vacío.
Sopitas.com: En las primeras páginas, la novela inicia de forma muy casual, contando una sencilla anécdota narrada por Scarlett en la narra su relación con una serie televisiva que veía con su familia; me pareció muy interesante que a partir de esa anécdota se va enredando la trama, van apareciendo personajes y más anécdotas que le van dando más complejidad a la historia. ¿Qué tan difícil fue hacerlo así y en qué momento decidiste que la novela se narraría de forma no lineal, con saltos en el tiempo?
Jaime Mesa: La estructura del discurso de esta novela parte mucho de la forma en la que yo pienso y hablo, yo tiendo mucho a la digresión mientras toco un tema en una plática o al escribir; pienso que la realidad está atada con muchos cabos en donde todo tiene que ver con todo y para contar un hecho, aunque te digan “es rojo” también debo contar que así como hay rojo también hay azul, amarillo o verde. En mi primera etapa como escritor, antes del taller de Daniel Sada, yo tendía a largas parrafadas hacia el pasado, que eran de varias páginas contando a modo de flashback lo que le sucedía a todos los personajes.
Cuando fui al taller de Sada, lo que me propuso fue afinar ese método regresivo para que no fuera aburrido, porque si uno empieza a contar otras cosas en apariencia no está contando el punto, y eso distrae la atención del lector. Mi primera novela Rabia está contada de manera lineal, casi diría sin muchas direcciones: cuento el punto, el personaje empieza, hace lo que tiene que hacer y termina la novela. En Los Predilectos, de alguna forma, en la madurez como escritor lo que hice fue acercarme a mi gran querencia, es decir, a la literatura digresiva. Esa estructura de anunciar que se va a contar una cosa mientras se cuenta otra me sirvió mucho, me basé en una estructura métrica que usaban mucho Cervantes y Sor Juana, que son estrofas de seis versos, en los primeros empieza a manejar seis temas sin ninguna conexión en apariencia, y los últimos versos se conectan y se explica de alguna manera porque aunque en apariencia los temas están aislados en realidad están juntos, y esa fue la tendencia que seguí.
En la novela, los temas se conectan con la mirada de Scarlett Kunzen, que empieza a contar toda su historia a partir de los treinta, treinta y tres años, y comienza a rememorar qué ha pasado con toda su vida a partir de los 18 años; en ese sentido, aunque ella es una persona joven está falsamente embejecida y carga una nostalgia que con el paso del tiempo le hace ir recordando distintas cosas, y así va construyendo la historia.
Sopitas.com: Me impactó mucho el tema de las fiestas en las que personas sanas van a infectarse con los seropositivos. ¿Qué tanto profundizaste sobre el mundo de estas fiestas para escribir la novela, te informaste sobre ello, se te ocurrió, o alguien te contó al respecto? ¿Existen estas fiestas?
Jaime Mesa: Estas fiestas están basadas en el concepto de tener sexo sin condón, pero con una persona infectada de SIDA. Esto lo descubrí casualmente investigando para mi novela Rabia, en la que Foster, una persona que cambia mucho de identidad, entra al chat a conseguir encuentros románticos y sexuales; en mis sesiones de investigación entraba a las salas de chat para estudiar cómo la gente se comportaba y lo que hacía cuando uno decía que era mujer pero era hombre y otro tipo de comportamientos que se da mucho en esos medios. Llegué por azar a un chat que era sobre eso, al principio me impactó bastante y pensé que los participantes estaban fingiendo. En ese momento un amigo era director creo que de Conasida o alguna cosa así, le pregunté y me dio un chorro de información porque es un fenómeno que desde hace muchísimo tiempo se está estudiando. Me puse a investigar qué impulsaba a esta gente, cuáles eran los detonantes para que la gente asumiera estos comportamientos y los fui introduciendo a la novela.
Me interesó mucho tomar el tema del SIDA porque la novela habla todo el tiempo de muchos fracasos, fracasos en la música, en las series de televisión o en películas de lado b; y el SIDA de alguna forma es como un gran fracaso informativo: estuvo muy de moda hace mucho tiempo y aunque el problema permanece actualmente, parecería que la enfermedad ya pasó de moda y que de alguna forma los tratamientos ya están muy avanzados y que ya no tenemos que preocuparnos de eso. En cierta forma me hace recordar todas las campañas que vivimos durante la adolescencia que ahora han desaparecido.
Investigando di con dos razones básicas de por qué las personas acuden a estos encuentros: una, probablemente la más transparente, es que el contacto sexual con una persona infectada de SIDA produce el mismo placer que tener sexo enfrentándose a la muerte, es decir, tener sexo con una pistola cargada apuntando a la cabeza o con ciertas maneras de asfixia o atadura, eso de sentirse vulnerables produce mucho placer en las personas; la otra razón me parece más perturbadora y tiene que ver con una afrenta directa a la ciencia es que mucha gente dice “por qué voy a privarme del placer que es tener sexo sin condón, si en estos momentos hay un ejército de científicos rumbo al Nobel que están a punto de descubrir la vacuna del SIDA, y posiblemente me curen en dos años”.
Me gustó mucho todo ese asunto y aunque era un tema fuerte y que cruza toda la novela, no quise volverlo protagonista sino un símbolo más dentro de la obra: Scarlett se enfrenta a las clínicas de rehabilitación, al mundo del SIDA, al mundo de las fiestas, al de la farándula y de la fama, pero todos son pequeños fracasos de la sociedad en sí misma, entonces no quise volverla una novela sobre el SIDA sino volver a la enfermedad y a estas fiestas particulares como pequeños fracasos de la sociedad del siglo XX.
Sopitas.com: Otra cosa sobresaliente de esta novela son los personajes, los cuales están muy bien construidos. Se ve que hay un trabajo muy intenso en saber de dónde vienen, qué piensan y hacía dónde van. ¿Qué tanto te preocupa la construcción de los personajes y cuánto de tu propia personalidad les diste?
Jaime Mesa: Vengo de la tradición de los novelistas rusos, franceses e ingleses del siglo XIX, de estas largas novelas donde lo importante siempre es el personaje. Se recuerda vagamente la trama de Crimen y Castigo de Dostoievski, pero todo mundo recuerda a Raskólnikov, incluso con el paso del tiempo, Raskólnikov se vuelve un estereotipo que la gene puede decir “ah, él se comporta como Raskólnikov”; la importancia de desarrollar a los personajes en la literatura, y máxime en la novela, es que con el paso del tiempo es a ellos a quienes recordamos, son quienes realmente construyen una novela ¿por qué? pues porque no son individuos, es decir, no son copias exactas de una persona que respira y vive en el mundo o son una copia de su autor, sino que son construcciones armadas con cientos de pedazos de muchas personas, entonces de esa forma se vuelven grandes Frankensteins armados con los símbolos y la esencia de muchas personas, y que pueden ser buenos satélites o receptores de una corriente humana; uno puede encontrar a Madame Bovary o a Anna Karenina que al paso del tiempo ya representan arquetipos que son reflejo de un grupo muy fuerte de la población.
Mi intención en Rabia y en Los Predilectos, fue construir antes que las tramas a grandes personajes centrales para que estos fueran recordados. En Los Predilectos, a diferencia de Rabia, ocurría algo peculiar: elegí varios personajes, casi todos estereotipos, basados en ciertas obsesiones que yo tenía de joven, como VH1 o MTV, en donde aparecían los grandes famosos que daban conciertos y que tenían días espectaculares. En la novela sale un millonario, un futbolista y un rockero, y yo no soy ni millonario, ni futbolista, ni rockero, entonces lo que hice fue agarrar muchas carcasas de los personajes y al no saber exactamente cómo es la vida de un rockero la conecté con mi propia vida, entonces en Los Predilectos (que es una novela muy personal) al no tener referencias de qué le sucede a un famoso, usé cosas cotidianas que me pasa a mí y a la gente que conozco, y con esa substancia, que es muy humana y que conozco perfectamente bien, doté a los personajes de vida, de esta forma se logró demostrar que realmente todos somos iguales, es decir, el Lado B de Slash o de Axl Rose se parece mucho a lo que hacemos tú, yo, o el resto de nosotros un domingo por la mañana: comer hotcakes con tocino y maple. Ese fue mi mecanismo y el por qué me fijé tanto al crear a los personajes.
Sopitas.com: En Los Predilectos vemos a un grupo de estrellas de la música enfrentándose al dilema de cómo sacar un buen segundo disco y los miedos que trae consigo el buscar repetir el éxito y seguir estando vigentes para el público ¿tiene algo que ver el que ésta también fuera tu segunda novela? ¿pasaste por los mismos miedos?
Jaime Mesa: Haces una excelente lectura. Viendo la carrera de ciertos escritores o de grupos de música siempre he creído que tanto el primer libro como el primer disco es muy bien recibido por todos porque nadie se lo espera, es decir, es una sorpresa “Ah, con que este grupo de rock tenía un disco; ah, éste autor tenía una novela, qué bueno”. La mayoría de las veces todo mundo aplaude porque es como la pequeña gracia de esa persona que está naciendo. La segunda novela o el segundo disco casi siempre es menor porque en el caso del autor, acostumbrado a escribir en la soledad de su estudio, viendo en los libreros a los libros de los grandes maestros, de repente se encuentra con un objeto extraño y extra literario que es su propia novela ya vuelta libro. Entonces, en apariencia, en la segunda novela o el segundo disco además de todos los problemas que uno tiene para desarrollar el proceso de la creación y los acostumbrados problemas literarios, también se escribe pensando en el editor, en el crítico, en el académico y en los lectores, pensando en si va a ser mejor o no que la primera novela, en si va a tener algún tipo de resonancia en menor o mayor sentido que su antecesora, y todo hace que habitualmente la segunda obra de los artistas sean un poco bajas y regulares. Lo que yo intenté con Los Predilectos fue saltarme ese paso. Antes de firmar contrato para la primera novela, empezar el lanzamiento y todo eso, me puse a trabajar en el primer manuscrito de Los Predilectos tratando de hacer un atajo para que en la segunda novela que yo escribiera esa avalancha no me afectara ni cambiara mi percepción de las cosas.
El primer tratamiento de Los Predilectos tenía unas 100 páginas y lo terminé en los primeros meses del 2008, lo dejé porque empecé a promocionar Rabia pero lo retomé en 2011, cuando ya habían pasado un par de años; en ese sentido esta es una novela nueva y vieja porque tiene raíces muy muy lejanas, antes incluso de que yo hubiera publicado, y tiene como una pulida o una segunda vuelta ya más madura. Cuando pasé el shock violento de la primera novela, dejé un tiempo para madurar la experiencia y con esos nuevos ojos resolví trabajarla, y es la versión que tenemos ahorita. Pero sí, todo ese enfrentamiento con el artista y el objeto que hizo me interesó muchísimo pues pienso que es parte fundamental de la creación. A final de cuentas somos humanos y luchamos, un día existe un libro y al otro día uno no existe, pero queda esa percepción de que quedó un libro que mucha gente puede ver y el cual tú lo hiciste, entonces todas esas pequeñas manifestaciones humanas y extra literarias dentro de la creación me atraen, y obviamente hay claves regadas en Los Predilectos que tienen que ver con esa lucha que yo tenía entre “Publicas una novela y te olvidan, o aunque te lean y ganes el Premio Nobel en cien años te van a olvidar” todas esas preguntas están regadas en Los Predilectos, y quizá Constantine, el hermano menor de los ucranianos del grupo refleja mucho mejor las preocupaciones que yo tengo sobre eso.
Sopitas.com: Muchísimas gracias por la entrevista Jaime.
Por @gabrielrevelo