En el libro Los patitos feos, Boris Cylunik introduce el concepto de resiliencia, en el que afirma que una infancia infeliz no determina la vida.
El título per se da un acercamiento al contenido del libro, en el que una persona destinada al fracaso, puede resultar triunfante; en la primera parte el autor hace un análisis de la infancia traumática para posteriormante ahondar en el concepto de resilencia en los adultos, a través de la idea de que en las culturas de la culpa, toda desgracia, todo sufrimiento adquiría el significado de un pecado. Nuestros progresos nos han hecho pasar de la cultura de la culpa a la cultura del prejuicio.
En la lectura, utiliza los ejemplos de personajes como María Callas, quien tuvo una infancia llena de carencias afectivas o Georges Brassens, que encontró en la poesía un canal para superar su infancia. La resiliencia es la capacidad de resistencia al sufrimiento y de superación de los traumas psíquicos por parte de los seres humanos.
El mecanismo de defensa que consiste en la negación de un hecho doloroso es un factor de protección que surge después de la herida: no se puede hablar de ella. Pero si se prolonga demasiado tiempo se convierte en una amputación de la personalidad, sin embargo, en contraposición con el autor , cualquier evento traumático deberá orientarse la conservación, no al ocultamiento.
El problema con la idea de Cylunik es que el dolor traumático se opone al ideal de reconciliación, si bien, la superación de un trauma y la vida exitosa, resulta ilusionante, tiene la falla de que no busca una respuesta, sino que da lugar a la escena de su representación en forma progresiva.
Pese a que la intención del neurólogo es optimista sobre el trauma infantil, se contrapone a la postura de Freud, quien dice que infancia es destino. La diferencia entre ambos autores radica en que mientras Freud arguía que si una persona había estado traumatizada en la infancia, lo estaría toda la vida; Boris dice que los determinantes genéticos existen pero que el hombre no está genéticamente determinado. Independientemente de un evento traumático o no, la posibilidad de ser feliz no radica en el entorno sino en nuestro interior; tanto el evento traumático como las circunstancias actuales son impermanentes, nada está determinado.