En el Antiguo Testamento el Leviatán es un animal marino de poder inigualable asociado con el mal, para Thomas Hobbes es la representación ideal de un estado absoluto y gracias a Herman Melville ha sido representado como una enorme ballena blanca, en todos los casos el Leviatán es implacable.
En un pequeño pueblo a las orillas de la región lapona de Rusia vive Kolia, un mecánico automotriz, con su joven esposa Lilya y su hijo adolescente Roma, y más allá de tener una vida tranquila Kolia y su familia viven una lucha contra el deshonesto alcalde del pueblo y todo su corrupto gobierno.
A punto de perder su casa y taller a un precio más que injusto a manos del alcalde, Kolia decide llamar a su viejo amigo del ejército, Dimitri quién vive en Moscú como un reconocido abogado. A su llegada, Dimitri brinda la confianza y la experiencia que tiene de conocer bien el sistema legal ruso y comienza una guerra contra el alcalde para que su amigo y familia no pierdan lo que les pertenece. Pero el mal o el Leviatán siempre encontrará maneras de corromper.
La representación que se logra de una sociedad rusa llena de corrupción es en gran manera soportado por excelentes actuaciones que interpretan a personajes cotidianos que enfrentan la corrupción en sus propias vidas. La fotografía y las locaciones son imponentes, y acompañan perfectamente este sombrío drama.
Con analogías bíblicas y a Hobbes, el director Andrey Zvyagintsev retrata una sociedad manejada por una minoría poderosa que sin problema alguno hará lo necesario para salirse con las suya (nosotros en México sabemos algo de eso) pero también nos recuerda que todos los seres humanos tenemos dentro de nosotros un Leviatán impulsado por el deseo, el rencor y el odio y cuando este se presenta nada, ni nadie lo podrá detener.
La cinta rusa Leviathan, ganadora del premio a Mejor Guión en la pasada edición del Festival de Cine de Cannes, se presentó en el marco del Festival Internacional de Cine de Morelia y después de verla fue fácil comprender por qué muchos trataban de conseguir boletos para sus funciones.