Para bien o para mal, la palabra “levantón” nos resultaba ajena en la Ciudad de México. Si bien, estábamos al tanto de que (por desgracia) esta práctica delictiva es común en varios estados del país, aun no la habíamos padecido… hasta la mañana del pasado domingo.
¿Qué pasó la mañana del domingo?
El 26 de mayo, un grupo de personas que se encontraban en el interior del antro Heavens After, ubicado en Lancaster 27, en la Zona Rosa del Distrito Federal, fueron secuestradas. De acuerdo a versiones de testigos y familiares de los desaparecidos, fue alrededor de las 10 de la mañana cuando meseros y encargados del establecimiento desalojaron a los cerca de treinta clientes que aun estaban en el lugar, pues les dijeron, estaba por realizarse un operativo policiaco.
Afuera del antro se encontraban tres camionetas negras, que se dice, portaban logotipos de alguna corporación policiaca. Fue entonces cuando varios hombres armados y encapuchados obligaron a 11 de los clientes a subir a los vehículos. Desde entonces no se sabe su paradero.
El Heavens After
El Heavens After es un establecimiento que opera con horario ampliado, es decir, de las 3 de la madrugada a las primeras horas de la mañana. Está ubicado en el tercer nivel de un inmueble localizado en el número 27 de la calle Lancaster, curiosamente a tres calles de la sede de la Secretaría de Seguridad Pública capitalina (SSP-DF).
Este centro nocturno es considerado por los vecinos de la Colonia Juárez como problemático. “Entran chavos que se ve que tienen dinero porque sí traen buenos coches, pero son muy agresivos. Hay quienes llegan armados y, en ocasiones, se salían a pelear”, señaló un guardia.
El local cuenta con dos cámaras de seguridad en la entrada, mismas que podrían servir para aclarar lo sucedido. A ver si no salen con eso de “pus es que no sirven”.
Se sabe que a este antro se le conoce con diferentes nombres. Los franeleros del rumbo le dicen “Ámsterdam”, pero en la licencia ante la Delegación Cuauhtémoc está registrado como “Mamá Grande”. Por cierto, esta licencia faculta al lugar para vender bebidas alcohólicas de 3 a 7 de la mañana.
Por fuera, este antro tiene como razón social el nombre “Bicentenario” y se ostenta como restaurante bar. No obstante, comerciantes, vecinos y vigilantes saben que no se trata de un restaurante sino de un antro que opera de jueves a domingo a partir de las 3 de la mañana, y al que no cualquiera puede acceder.
Este antro fue clausurado el 11 de septiembre del 2011 en un operativo entre la PGJDF y el Instituto de Verificación Administrativa (Invea).
Los familiares y sus protestas
La noticia de este levantón permaneció oculta a la opinión pública en parte porque los familiares de las 11 personas desaparecidas no encontraron respuesta en ninguna de las instancias a las que acudieron, por lo que ayer decidieron realizar una manifestación cerrando Eje 1 Norte, en su cruce con Jesús Carranza.
En este bloqueo participaron unos 250 vecinos de Tepito, barrio de donde son oriundos los desaparecidos. Con pancartas con frases como “Se los llevaron vivos, los queremos vivos”, el caos vial ocasionado y la mención de la protesta en varios medios de comunicación, el caso finalmente se volvió público.
“A todos los estaban esperando con metralletas y todo eso, y luego los empezaron a subir, y pensamos que la gente del antro fue la que los puso”, comentó Bryan, quien participó ayer en la protesta y a quienes varios testigos le relataron lo sucedido.
La falta de noticias tiene desesperados a familiares y amigos, quienes sospechan que lo sucedido fue un levantón. María del Carmen Zamudio, abuela de Said García Sánchez, una de las desaparecidas, señaló:
“Fueron al bar Heavens, en Hamburgo y Lancaster, y a las 10 de la mañana dicen que el dueño les avisó que iba a haber operativo, los sacaron a todos y se los llevaron policías. Se supone que iban tres camionetas que tenían el logotipo, pero no sabe si eran de verdad (…) Ahorita están todas las mamás; algunas fueron al Gobierno capitalino porque queremos saber dónde los tienen; hemos ido a delegaciones, Derechos Humanos, Capea, y vamos hacer todo porque vuelvan “
“¿Cómo es posible que haya pasado esto y que no haya cámaras porque se supone que hubo un desmadre cuando los detuvieron?”, comentó otro de los manifestantes.
Como siempre ocurre, ya que las autoridades ven que un caso trasciende, se hacen presentes. Quizá por eso ayer el subprocurador de Averiguaciones Previas Centrales, Edmundo Garrido, comentó que ya se estaban realizando las 11 actas de desaparición en el Centro de Atención a Personas Extraviadas y Ausentes (CAPEA).
Se sabe que el incidente del levantón también se reportó a la Procuraduría de Justicia (PGJDF), instancia que por la noche de ayer (apenas) confirmó que este caso había sido enviado para su investigación a la Fuerza Antisecuestros.
A las 9 de la noche, los familiares levantaron la protesta y abrieron nuevamente la circulación. Varios de los familiares fueron recibidos por autoridades del gobierno capitalino.
Los desaparecidos
Estas son las 11 personas reportadas como desaparecidas:
- Jerzy, de 16 años (sí, a pesar de ser menor de edad, se encontraba en el antro).
- Alan Omar Athiencia y Guadalupe Karen Morales, esposos de 26 y 24 años de edad que habían ido a bailar y que tienen una hija.
- Los hermanos Josué y Aarón Piedra Moreno, de 29 y 20 años de edad.
- Jennifer Robles, Gabriela Téllez y Montserrat, de 23, 34 y 25 años.
- Said Sánchez, Eulogio Fonseca y Rafael Rojas, de 19, 26 y 33 años.
¿Qué sigue?
Este jueves, el grupo de amigos y familiares protestaran a las 2 de la tarde en las inmediaciones del Heavens After (o cómo se llame este lugar, ya ni sabemos).
Como ya es una costumbre, quedan más preguntas que respuestas. ¿Por qué la tardanza de las autoridades en actuar?, ¿Cómo se le permitía a este negocio operar bajo tantas irregularidades, eso sin mencionar el tener a menores de edad en su interior?, ¿Y las cámaras de seguridad que tanto presume el Gobierno Capitalino?
Las respuestas a estas interrogantes quizá deban esperar, pues por ahora, lo más apremiante es dar con esas once personas plagiadas. Además queda la duda de saber quiénes eran esos encapuchados y a que intereses responden.