el iPad es uno de los dispositivos más populares del planeta,pero pocos se imaginan los rústicos inicios que tuvo. En esta ocasión los transportamos a la lejana década de los años ochenta cuando Apple no era el gigante comercial que es ahora y luchaba por impresionar a sus consumidores con algo nuevo.
Apple, entonces dirigida por un Steve Jobs veinteañero, luchaba por no entrar en un hoyo fiscal que acabaría por disolver su sueño de llevar computadoras personales a todos los hogares del planeta. Durante principios de los ochenta, la compañía necesitaba renovarse para crear productos que fueran lo suficientemente interesantes como para atraer inversionistas y a un público cada vez más difícil de satisfacer.
Aquí les presentamos a los predecesores de lo que hoy serían los éxitos de la industria electrónica: el iPad y la línea MacBook. Sin embargo, por otro lado, el problema con las “grandes ideas” de Jobs y su equipo era que sus productos podían ser poderosos, pero eran tremendamente horrendos (fenómeno muy ajeno a la empresa que conocemos ahora).
Los resultados que conocemos hoy son el producto de las ideas y el diseño innovador de Hartmut Esslinger. De no ser por él y su prospectiva de utilizar pantallas planas, conceptos inalámbricos, páneles Touch y la idea juntar una computadora y un teléfono para iniciar lo que en el futuro se conocería como loa smartphones, Apple hubiera desaparecido de la faz de la industria.