Los años no pasan en balde y aunque Lemmy Kilmister es Dios, es un Dios de carne y hueso, expuesto a todos lo malestares terrenales así como a sus placeres desde luego.
Este fin de semana Motörhead estaba programado para aparecer en el festival Monsters of Rock en Sao Paulo, Brasil. Lemmy ya nos ha dado varios sustos respecto a su salud. Desde antes de que viniera México en el malogrado ForceFest y el Hell and Heaven de 2013, había sido operado para colocarle un desfibrilador en el corazón (cosa que se dio a conocer después de los shows en México). Fue por esas fechas que también el señor se cayó por las escaleras de emergencia de un hotel y se fracturó la cadera, lo cual le causó un hematoma que tuvo que ser operado. Tiempo después canceló su show en el festival de Wacken 2014 programado para 75 minutos, apenas 30 minutos después de haber comenzado.
Esta vez no sucedió nada tan grave, Lemmy sufrió de severos malestares gástricos y deshidratación por lo que tuvo que ser llevado al hospital para ser atendido. Aunque Mr. Kilmister no se presentó al show, los fans tuvieron un poco de Motörhead cuando se organizó un palomazo con Phil Campbell, Mikkey Dee, Andreas Kisser y Derrick Green de Sepultura y otros invitados. Judas Priest tuvo que alargar su set media hora para compensar la ausencia de Motörhead.
El día de hoy se reporta que ya se siente mucho mejor y Motörhead estará preparado para actuar en la ciudad de Curitiba, para luego irse a Argentina y Chile, acompañados de Judas Priest y Ozzy Osbourne.
Lemmy además sufre de presión alta y diabetes, mismas que ha controlado, además haber tenido que dejar de fumar y beber su clásico Jack Daniels con refresco de cola. Pese a todo se ha mantenido en pie, dice él, porque siente que aún no ha terminado su labor en este mundo, aún le faltan varios discos por grabar y varios conciertos qué hacer.