Ahora que la coronación del rey Carlos III y la reina Camila por fin llegó, por acá hicimos un primer recuento de la visita de la realeza a México. Y como las fotos estuvieron muy buenas, acá les dejamos la respectiva segunda parte.
Después de todas las actividades, el entonces príncipe se encontró con Peña Nieto, quien organizó un agasajo elegante y popof en su honor, ni más ni menos que en Palacio Nacional.
Ahí nuestro Presidente le presumió los salones de Palacio Nacional. Charly estaba emocionado porque pensó que en alguno habría juguetes.
Pero luego se desilusionó cuando vio que en ese Palacio no había ni muñequitos, ni nintendos, ni un futbolito ‘de perdis’. En cambio se pusieron a tratar temas “de gente grande” … ¡Bu!
Eso sí, Charly reconoció a Angélica Rivera (es que es fan de las comedias), pero le dio pena preguntar si era la misma.
Luego se entrevistó con el hombre más poderoso de México. No, no hablamos de Enrique, sino de su tocayo Don Carlos Slim, quien para impresionar al Príncipe cruzó la pierna al estilo Sharon Stone, en Bajos Instintos. Y sí, el Príncipe sucumbió ante sus encantos.
Luego se dirigió al bello estado de Campeche, donde visitó la Reserva de los Petenes. Debido a que un día antes casi se les cae de una trajinera en Xochimilco, ahora que conoció los manglares campechanos lo subieron a una lancha no tan pinche. Ahora hasta parecía personaje de la Isla de Gilligan.
No sabemos si iba tan alegre porque disfrutaba el viaje, o porque no lo acompañaba la Duquesa (ya ven que en Real del Monte anduvo con cara de fuchi).
Luego las cosas cambiaron. La verdad nos da coraje que no se trate con dignidad al turismo, y que nadie le haya dicho que en el sureste mexicano hace un montón de calor. Mínimo le hubieran comprado una guayabera.
Como se quedó picado con aquello del baile, al llegar a la ciudad de Campeche no lo pensó dos veces y armó la fiesta.. pero con distinguido porte.
Lo malo es que nadie le hizo caso pues ya había caído medio gordo. Dicen que los muertos y las visitas a los tres días comienzan a apestar, y éste es el ejemplo.
En fin, al igual que el Chente que deja de cantar mientras la gente aplauda, el Príncipe no quería decepcionar a su público y aunque ya no podía ni con su alma (el señor de traje obscuro ya estaba preocupado) seguía dándole al bailongo.
Tanto ambiente puso que hasta salió en los periódicos internacionales. ¡Nació un ídolo!
En este video podemos verlo en su visita al Centro de Campeche. En el minuto 7:10 una mujer le dice “Guelcom Metsico Siti-Campeche ju arr yu” -suponemos que es un código secreto reptiliano o algo así-. En el 7:50 una señora se puso jacarandosa y le dijo “suegro”. Ya ven, la calidez del pueblo mexicano:
También lo llevaron a la zona arqueologica de Edzná. Al principio nomás dos valientes lo acompañaban…
Pero luego les llegó el tufo y también se alejaron. Pobre Charly, se quedó solo…
Parece que el Príncipe le hace honor a eso de que ‘hay que viajar con el menor equipaje posible’. Cuando se dio cuenta que descubrieron su secreto, Charly nomás dijo: “Equis, soy chavo-ruco-Príncipe y hago lo que quiero”.
Por andar de loquillo ya se andaba cayendo, pero como es muy hombre no quería ayudar de nadie para recorrer las ruinas arqueológicas (que ni le gustaron).
Al pobre príncipe lo siguieron trayendo por todos lados. En algún momento terminó en el Centro de Justicia para Mujeres de Campeche, donde recibió un retrato de Kate Middleton, la duquesa de Cambridge. En agradecimiento, hizo su famosa cara de “Dooby, el elfo libre”.
Por @gabrielrevelo