Después de la masacre en Columbine (1999) hubieron dos razones que se difundieron hasta el cansancio por los medios. La primera es que no hubo razón para la matanza y que fue inexplicable lo que pasó por la cabeza de Eric Harris y de Dylan Klebald. La segunda es que estos dos personajes buscaban venganza contra el bullying que sufrieron. Sin embargo, investigadores del FBI, en conjunto con psicólogos probaron que es más complicado que eso.
El FBI comprobó que las razones de venganza o el argumento de que “es inexplicable” no es más que palabrerías. Aseguran que los asesinos en realidad buscaban haber sido los más destacados, pues la masacre de Columbine no estaba destinada a ser un drástico tiroteo, sino un atentado con explosivos.
Los psicólogos que ayudaron en la investigación del FBI mencionan que los asesinos en las escuelas tienden a atacar desenfrenada e impulsivamente a compañeros y maestros, pero Eric Harris y Dylan Klebold fueron distintos, pues ellos planearon la masacre con un año de antelación.
Ellos no buscaron quedarse en un tiroteo, el atentado original involucraba una peligrosa cantidad de bombas, que de no haber sido porque no pudieron hacer un cableado adecuado en los explosivos que pusieron en la cafetería, lo hubieran conseguido.
Su plan original consistía básicamente en lo siguiente: Explotar una bomba en la cafetería, dejando alrededor de 600 afectados, esperar a que llegara gente a ayudar y a cubrir la escena (sobre todo para esto era que usaron armas) y dispararle a todos los que se acercaran. Y finalmente, cuando consiguieran una fuerte atención mediática detonar otras bombas creando un caos total.
Después de que este plan falló y terminó todo en una trágica masacre donde murieron 15 personas y alrededor de 24 personas quedaron heridas empezó la especulación de ¿Por qué lo hicieron?
Al abrir el diario de Harris, donde empezaba diciendo “Odio a todo el p#*%! mundo” las especulaciones indicaron que se trataba de dos personalidades con rencor y enojo hacia el mundo.
Los estudios de los perfiles psicológicos dieron a conocer personalidades casi opuestas entre Harris y Klebold. Por un lado se dice que Dylan Klebold es un caso familiar, por lo que es “fácil de estudiar”, pues el era una persona de “sangre caliente”, depresivo y suicida. Mientras que el caso de Harris es el que complica las cosas.
Klebold era un jóven dolido y que se culpaba por sus problemas. En cambio Harris era un joven al que la gente podía llamar “buena onda”, un “buen tipo”, pero en realidad era “frio, calculador y homicida”. Harris buscaba lastimar a la gente, mientras Klebold se sentía lastimado por dentro.
El Dr. Robert Hare, uno de los psicólogos que estudió el diario de Eric, supo a través de su lectura que el muchacho era una persona enojada (¿quién no huberia pensado eso?). Sin embargo, no fue lo único que encontró en la averiguación que hizo de Harris y que le llevó a pensar algo distinto. En el diario descubrió que Harris era un psicópata, hablaba de odio a casi todas las personas que lo rodeaban, sino es que a todas.
Otros indicios fueron la falta de empatía, el placer por las mentiras, las cuales el decía que eran para “protegerse” y el uso de las personas como medios para engrandecerse, sin importar quien fuese.
Se concluyó al final de la investigación que no hubiera habido un Harris sin un Klebold, pues sus personalidades se complementaban. Harris, el psicópata, Klebold, el depresivo.
Los psicólogos aseguraron que Klebold nunca habría hecho algo así sin Harris y que en realidad es muy probable que lo hubieran agarrado por un delito menor o “cualquiera” y que al ser consignado a las autoridades hubiera recibido ayuda psicológica para después “vivir una vida normal”. En cambio, Harris hubiera crecido para ser una persona peligrosa.
Esto suena mucho a la escena de El caballero de la noche, en la que Alfred Pennyworth está hablando con Batman acerca de “el Guasón”, donde concluye diciéndoles Some people just want to watch the world burn (“Algunas personas sólo quieren ver al mundo arder”). Hay casos en los que no se trata de personas a las que “bullearon” o que sufren, sino buscan situaciones así para engrandecerse a si mismos.
Habrá muchas conclusiones al respecto, pero este fue un caso de dos personas, en las que una de ellas solamente quería destruir algo. Derivado de los últimos acontecimiento en Denver, en donde un caso similar de un joven con problemas o tendencias homicidas acribilló a una multitud en un espacio público, será interesante conocer lo que los medios dirán, y ojalá no se quede en un simple “la culpa la tienen los videojuegos y la música satánica”.