Se piensa que cuando uno se casa sienta cabeza, deja de comportarse como un irresponsable y abandona varios vicios que lo acompañaron durante la juventud. Sin embargo, al parecer esto no aplica con las mujeres casadas y su consumo del alcohol.
Así lo reveló un estudio realizado por científicos de la Universidad de Cincinnati y que fue publicado en el sitio español ABC. De acuerdo con los resultados, el matrimonio, además de hacer muy felices a las mujeres, también las incita a adquirir hábitos no muy saludables, como el aumento en su consumo de alcohol. Incluso lo hacen más que las viudas o aquellas que acaban de separarse.
En cambio, el mismo estudio reporta que con los hombres pasa lo contrario: beben menos cuando están casados, que cuando son solteros, viudos o dejados.
¡Quiubo! ¿Quién es el borracho ahora?
Este cambio en las mujeres tiene una sencilla explicación: las esposas intentan seguirle el paso a sus maridos, cosa que nunca lograrán debido a que los organismos de un hombre y una mujer son diferentes. Pero como tienen que acompañar a su cónyuge a fiestas y reuniones, pues consumen más alcohol, y en muchas ocasiones hasta le agarran el gusto a la bebida.
Pues suena bastante lógico. Ahora volteen a ver a su noviecita. Si te casas con ella, esa mujercita bien portada y que siempre guarda la compostura podría volverse aficionada al alcohol. Estás advertido.
(el párrafo anterior puede ser usado por aquellos que andan buscando un pretexto para evadir el compromiso, aprovéchenlo).