En Brasil se están viviendo momentos de tensión social, pues los habitantes de aquel país se manifestaron en contra de los altos gastos que se hicieron por la Copa Confederaciones y los que faltan por la Copa del Mundo y los JJ..OO del 2016, pero esa es sólo una cara de la moneda.
La otra nos muestra una faceta un tanto peculiar de los brasileños. En algunos barrios de pocos recursos de Río de Janeiro y de Sao Paulo se están poniendo de moda un estilo de fiestas que la misma Iglesia organiza.
Utilizándolas como herramientas para llevar la religión a los niños y jóvenes, se han creado las “Cristotecas”. Imagínense: un lugar con muchas luces de colores, humo y un DJ con una Biblia en la mano y que antes de mezclar o tocar, implora una petición a Dios.
Esto fue lo que dijo el DJ Vítor Sales, quien participó en una “Cristoteca” el fin de semana pasado:
Sabemos que la música tiene un poder muy grande de penetrar el corazón y cuando esa música tiene como objetivo anunciar una buena noticia, que es la palabra de Dios, no tenemos duda de que será eficaz en la vida del joven.
A las fiestas electrónicas-religiosas asisten jóvenes que no superan los 15 años y no se permiten:
- El alcohol
- Drogas
- Movimientos sexuales
Entre toda la gente que asiste, se mezclan un grupo de colaboradores vestidos con camiseta azul, que tienen la función de llamarle la atención a los adolescentes que cruzan alguna línea moral intolerable dentro de los templos católicos.
Para que las conozcan, les dejamos un video de cómo se ponen las “Cristotecas”:
¡Qué tal!
Nada más para que se den una idea: hay 78 DJs registrados en las “Cristotecas” y la mayor parte son de Río de Janeiro. Inclusive, tal y como le hacen en el Paladium, sale una voz como del más allá y dice:
“A partir de ahora el cielo se va a abrir y el infierno va a temblar“
