¿Qué pasa cuando eres uno de los principales responsables de la reforma más controvertida del año pasado y te lanzas al estado más inestable de México? Está claro: querrán apedrearte. Mucho. Literalmente.
Unos 40 maestros de la Coordinadores Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) lanzaron piedras al auto en que viajaba el secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet Chemor. Esto ocurrió cuando el funcionario público intentó salir, más bien a hurtadillas, del Centro de Información de Arte y Cultura (Ciac) de la Ciudad Universitaria de Morelia, Michoacán.
El secretario viajó a la entidada y se reunió con el rector de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) con la intención de establecer un plan para regularizar la administración y las finanzas de la institucioón que, por mal gobierno, cuanta ahora con un déficit de 500 millones de pesos. En el evento, se anunció la donación de 35 millones. Algo es algo, debió pensar el rector, mientras el secretario debía tener en mente algo así como “Con mi presencia acá dejamos claro que el gobierno federal no tiene miedo de pisar Michoacán. Entregamos este dinerito y de paso, nos chutamos un guacamolito ricachón.”
En efecto, últimamente representantes de ejecutivo federal han acudido a Morelia con la intención de anunciar acciones relacionadas con el plan de defensa de la región y otros programas. Sin embargo, los funcionarios no han tocado la verdadera zona e conflicto, Tierra Caliente, y su presencia en la capital del estado tampoco ha recibido la mejor de las bienvenidas.
El secretario de Educación intentó salir por la puerta de atrás del auditorio cuando supo que un buen número de maestros intentaban acceder a él por la puerta principal para protestar contra la reforma educativa y por la seguridad en Michoacán. Logró ingresar a su auto, pero no se libró una lluvia de piedras que cayeron sobre el vehículo.
La autoridades universitarias aseguraron que presentarán una denuncia legal por la agresión.
Así recibe Michoacán la presencia del gobierno federal, mientras éste se muestra insuficiente para poner punto final a los conflictos que azotan la entidad y combatir al cártel de los Caballeros Templarios, que mantiene el control sobre la venta de hierro, la producción de aguacate y otras actividades del crimen organizado.
