Por Tania Romero
En días recientes hemos escuchado sobre si hay habitabilidad o no en las Villas Panamericanas en Zapopan, pero ¿qué implica esto? El certificado de habitabilidad lo emiten los municipios que permiten vender, escriturar y comprar. Cuando un edificio no cuenta con dicho certificado no puede comprarse, rentarse ni ser susceptible de recibir servicios por parte del municipio. En 2019 el tema se puso en la agenda mediática cuando el Instituto de Pensiones del Estado de Jalisco anunció que había llegado a un acuerdo con la empresa Green Life Capital para la venta del complejo. Por su parte, la empresa se comprometió a pagar mil 500 millones de pesos al Instituto Jalisciense de la Vivienda (Ijalvi) y al de Pensiones del Estado (Ipejal) quienes fueron los que invirtieron en el desarrollo de la Villa. Luego, en 2020 vino la pandemia y el tema quedó en el olvido.
La Villa Panamericana volvió al ojo público cuando el pasado 15 de julio la sala Superior del Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de Jalisco falló en favor de la Villa Panamericana y en contra del Ayuntamiento que había promovido una apelación contra la sentencia definitiva que les ordenaba a emitir el certificado de habitabilidad, emitir cuentas prediales y claves catastrales para los departamentos del complejo residencial.
El dilema ahora sigue entre quienes han invertido en el desarrollo: el Instituto de Pensiones del Estado de Jalisco y el Gobierno Municipal de Zapopan quienes dicen proteger a nuestra ciudad. Pues por un lado se argumenta que la Villa Panamericana es habitable, que ya se ha hecho una inversión millonaria de recursos públicos que pueden ser recuperados y que no habrá problemas con su utilización. Por otro lado, el argumento se basa en estudios que señalan el peligro a largo plazo que implica la Villa Panamericana, en nuestra ciudad que de por sí ya padece por el agua. Algunos incluso se refieren al complejo como un ecocidio que traerá afectaciones a largo plazo para el abastecimiento de agua en el Área Metropolitana de Guadalajara.
El problema con el agua está en que la principal forma de captación de la zona del Bajío-El Arenal, donde se ubica el complejo, es la filtración, la cual no es posible que se dé a través de capas de cemento. La zona es un lugar estratégico para la captación de agua que abastece a la zona metropolitana y predios de Colomos. Además, en caso de que se habitara, se sufriría por contaminación por los desechos de las personas, se provocarían inundaciones, ya que las construcciones no permiten la salida fluvial. Con la construcción de las Villas hubo además un problema de descargas a cielo abierto; a pesar de que se construyó una planta de tratamiento, ésta es insuficiente y las aguas negras se desbordaron, contaminando los mantos freáticos.
El Gobierno de Zapopan, además, argumenta que la construcción de la Villa está en una zona natural protegida, que vulnera los instrumentos de planeación de la ciudad y no se resolvieron los aspectos que tienen que ver con un desarrollo inmobiliario como las donaciones y el pago de permisos.
A partir de la decisión del Tribunal de mantener la sentencia y solicitar al Ayuntamiento otorgar la habitabilidad al complejo, Green Life Capital, actual propietaria, señala que la alcaldía ya no tiene una vía para impugnar. El Instituto de Pensiones dice que los departamentos ya están en posesión de la empresa y puede ponerlos a la venta; al tiempo que el gobierno de Zapopan alega que, aunque ya estén a la venta, ellos no se harán responsables de la venta de las unidades habitacionales. Señalan además que no se ha cumplido con los requisitos y condiciones para obtener la habitabilidad, que no han solicitado los permisos de preventa y que incluso no han iniciado proceso alguno para ello. Asimismo, son categóricos en señalar que el Municipio de Zapopan no ha otorgado ni otorgará la habitabilidad para ese proyecto.
En fin, parece que los dimes y diretes y las declaraciones entre las partes no tienen para cuándo acabar. Pero mientras se ponen de acuerdo entre quién tiene más razón, la vendimia no se detiene. Incluso antes de que recibieran la habitabilidad por parte del Tribunal, el ahora complejo residencial llamado Avaterra ya se promocionaba por internet, redes sociales y en el propio desarrollo. Del complejo ya entran y salen vehículos, y se pueden ver unidades con cortinas e instalaciones e incluso se reporta en algunos medios que ya hay personas que viven en la torre principal.
A las personas compradoras no les ha preocupado invertir en un desarrollo sobre el cual las autoridades municipales han manifestado su descontento. Han incluso anunciado que no podrán escriturar y llamado a las autoridades judiciales a no menoscabar las atribuciones del municipio. Pero además de hacer un llamado a proteger su inversión, la apuesta debería ser a que, como ciudadanos y ciudadanas, protejamos nuestro futuro, alejarnos del interés y la oportunidad económica inmediata y nos preocupemos por los efectos e impactos negativos a largo plazo de nuestras decisiones. La realidad es que si no hubiera personas interesadas en invertir en desarrollos tan nocivos, no existirían estos problemas. ¿Será pedirnos demasiado?
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Tania Romero es tapatía, adicta al café y consultora en legislación urbana, capacidad institucional y planeación para el desarrollo. Milita en Futuro Jalisco.
Twitter: @TaniaRomeroL
Referencias
https://www.ntrguadalajara.com/post.php?id_nota=168037
https://w ww.milenio.com/politica/comunidad/zapopan-renuevan-las-villa-panamericanas
https://www.ntrguadalajara.com/post.php?id_nota=154429
https://www.informador.mx/villa-panamericana-t126