La mente más brillante del siglo XX, también tenía una vida común y corriente como la mayoría de los mortales. Ustedes dirán pues claro, ¿qué esperabas?. Pero adelantándome a su reacción, creo que también es justo mencionar que a veces las personas podemos llegar a idealizar tanto a alguien, que se nos olvida esta parte precisamente de que son seres humanos, quizás más corrientes que comunes. Basada en este pequeño argumento, quiero compartir con ustedes 5 aspectos de este interesante personaje, que nos hacen recordar que las dificultades de la vida no discriminan incluso si se es genio. La información fue recopilada a lo largo de 25 años por la Universidad de Periodismo de Princeton para un proyecto llamado “Digital Einstein”.
1. No lo aceptaron en el trabajo de sus sueños
En 1902, ayudado por un amigo, Einstein entró resignado a trabajar a la Oficina de Patentes en Suiza, después de llevarse una decepción y de haber perdido la oportunidad de obtener un puesto para ser profesor de universidad.
Respecto a esto, el historiador Matt Stanley de la Universidad de Nueva York dijo: “En gran medida esto fue su culpa, no era un gran estudiante. Era irrespetuoso con sus profesores y no entraba a clases porque sabía que pasaría de todas formas. Así que cuando pidió recomendaciones, no se las dieron”.
Pero esto no detuvo a Einstein al momento de perseguir sus sueños. Su familia siempre estuvo involucrada en la electrónica, y su nuevo trabajo en la oficina de patentes fue pan comido para él. Con la tarea de determinar la solidez de los principios detrás de las nuevas invenciones, Einstein convirtió su talento en un trabajo científico que culminó en 1905, conocido como “El Año Milagro” que lo llevó a obtener el Premio Nobel, por su trabajo acerca de la velocidad de la luz y el comportamiento atómico. Lo que originó su famosa ecuación E=mc².
2. Le gustaba relajarse
“Ambos, por desgracia, borrachos debajo de la mesa”, escribió Einstein, refiriéndose a sí mismo y a su esposa Mileva Maric, en una postal enviada a su amigo Conrad Habicht en 1915.
Habicht fue co-fundador de la Academia Olimpia en Berna, Suiza., un club donde todos los amigos se juntaban a beber y discutir sobre filosofía y ciencia.
“El joven Einstein era un bohemio, no el sabio que pensamos ahora”, dice Matt Stanley. “Eso es lo que los jóvenes hacían entonces, se divertían en cervecerías y discutían sobre la naturaleza del espacio y el tiempo”.
Einstein años más tarde afirmó que el club tuvo un gran efecto en su carrera.
3. Como todos, tenía problemas sentimentales y se divorcio.
En 1903, Einstein se casó Mileva Maric, una colega física. Un año antes de que eso sucediera, ellos habían tenido ya una hija llamada Lieserl. Aunque los historiadores no tienen aún en claro si la pareja dio a la niña en adopción o si murió en la infancia.
En 1912 Einstein y Mileva comenzaron a distanciarse y tomaron las decisión de divorciarse en 1919. Como parte de la sentencia de divorcio, Einstein estuvo de acuerdo en darle a su ex esposa la mayor parte de sus ganancias de su Premio Nobel para cuidar a sus hijos.
“En algunas cartas se puede ver que el joven Einstein, se parecía mucho al de más tarde, interesado en tener su propio camino, un poco rebelde, e irresistible para las mujeres”, dice Stanley. “Se zambulló en algunas relaciones que resultaron agrias, aunque creo que aprendió algunas lecciones más tarde en la vida”. Creo que todos…dijo para concluir.
En 1919 Einstein aplicó la famosa frase “a la prima se le arrima” y se casó con ella.
4. Sus hijos (como todos los hijos) eran unos pend..3J0$!
Batalló mucho con sus hijos Hans Albert y Eduard, pero siempre se mantuvo al tanto de ellos y su educación, incluso si estaba de viaje. Su hijo Eduard fue diagnosticado con esquizofrenia a los 20 años y su hijo Hans manejaba sus finanzas. Ya se imaginarán el desastre…
5. Le gustaba mochilear
Einstein se saltó la ceremonia del Premio Nobel que ganó para hacer un viaje al Lejano Oriente.
“He decidido definitivamente no viajar al rededor del mundo mucho más, pero ¿voy a ser capaz de lograrlo?”, fueron las palabras que escribió sus hijos después de su viaje a Japón en 1922.
Viajar para Einstein era más que un escape de lo mundano. En otras notas de archivo, el físico reconoce que el asesinato ese mismo año del canciller Walther Rathenau por los extremistas de derecha, le ayudó a tomar la decisión de abandonar Alemania por un rato.
Más descubrimientos aguardan para los historiadores:
“Se podría pensar que los estudiosos ya han recogido bastante información, pero no hay mucho más”, dice Kormos-Buchwald.