¿En qué consiste una protesta? La respuesta es sumamente complicada. La protesta es un fenómeno tan multifacético y condicionado por tantos elementos, que probablemente ninguna definición rígida pueda dar razón de todas sus formas. Una descripción que pretenda ser completa siempre dejará de lado alguna protesta que haya utilizado herramientas completamente diferentes para llevarse a cabo. Se trata más de una familia de fenómenos que de uno solo. Podemos, sin embargo, establecer dos rasgos similares entre los miembros de esta familia:
1) Elemento estético: La protesta organizada debe materializar un sentimiento y exhibir una fuerza (somos tantos, nos sentimos así, y estamos dispuestos a esto para cambiarlo). Por poner un ejemplo paradigmático, una marcha consiste en la expresión de un descontento (actual o conmemorativo) a través de una acto ritual fundamental que llama la atención de medios y público, al tiempo que exhibe una cierta cantidad de gente dispuesta a hacer ciertos actos para dar solución o disolución a las condiciones que causan tal sentimiento. El elemento estético de la protesta es fundamental: en efecto, la exhibición del sentimiento puede y debe tener la importante consecuencia de la empatía, al tiempo que la exhibición de fuerza debe significar una severa advertencia.
2) Elemento propositivo: Una vez que el elemento estético ha fundado una protesta, es indispensable dar el siguiente paso. Sentimiento y fuerza sientan las bases para un discurso necesariamente articulado y propositivo. El discurso deber ser interesante (la empatía y la fuerza aunadas lo han prometido así), debe ser también claro, concreto y sobre todo posible: debe mostrar, de una manera verosímil y transparente, cómo pasar del estado actual a uno diferente, más conveniente y justo.
La ausencia de alguno de estos elementos resulta mortal para la protesta. Una manifestación que carece de discurso tiende a generar frustración, disgusto e incluso violencia entre aquellos que la apoyan en un principio. Se les ha decepcionado y las explicaciones faltan por todos lados. Se les ha conmovido y no se les propone un clímax. Por otro lado, una clara explicación de cómo llevar a acabo una acción que carece de sentido y fuerza no sirve de nada: se trata de una estructura sin motor. Una protesta tiene sentido sólo si se siente, pero puede concretarse sólo si este sentimiento se alimenta de la posibilidad del sentido, sólo si algo claro puede lograrse.
Existe además un peligro peor que la falta de alguno de estos elementos: el peligro del simulacro. Una protesta simulada es un acto de absoluta injusticia. Puede crear la ilusión de claridad con un lenguaje demagógico y la ilusión (o incluso imposición) de fuerza mediante grupos de choque, conscientes o inconscientes de su papel. Una forma común de contrarrestar una protesta consiste en forzarla hasta convertirla en una simulacro. Lo que nace como una protesta legítima puede desvirtuarse hasta disolverse en el disgusto y la violencia. Se le debilita, por ejemplo, incluyendo entre los manifestantes individuos que no busquen la empatía sino la violencia, haciendo chocar a los manifestantes contra elementos de seguridad provocativos o manipulando los medios para evitar la comunicación clara y efectiva de su propuesta y motivos. Un cobarde puede más que mil valientes.
Una protesta busca fundar vida ahí donde sólo se augura la muerte, y debe advertir de esta muerte. Sin embargo, existen también aquellos que buscan la muerte y los manifestantes deben cuidarse de incluirlos entre sus filas. En palabras de Salinger “Lo que distingue al hombre inmaduro es que aspira a morir heroicamente por una causa, mientras que el hombre maduro aspira a vivir humildemente por ella.” Peligrosa frontera ésta. El heroismo rinde un culto a la añoranza, mientras la vida es siempre la urgencia de la concreción.
Y es que, ciertamente, es más sencillo añorar que concretar. Añorar es un acto negativo: se añora lo que no es, lo que no está. El inmaduro héroe se alimenta de la ausencia. Concretar es un acto positivo: se hace ser lo que no era. Para añorar sólo hace falta sentir (disgusto, injusticia, conmoción, etc.); para concretar hace falta esto, pero también prudencia, paciencia, planificación, insistencia y sobre todo imaginación. Estos elementos conforman precisamente la humildad de la que Salinger habla, excluyendo el equívoco de identificar la humildad con la sumisión.
¿Como se distingue el simulacro de la verdad, la falsa protesta de la legítima, la inmadurez de la madurez?, ¿estamos en condiciones de responder estas preguntas? Estas cuestiones son, quizá, las más frustrantes que podemos hacer al respecto. Peor que ver al nutrido mal triunfar sobre el bien, es ver al bien derribarse a sí mismo.
A continuación te presentamos una serie de videos que retratan disturbios durante la marcha denominada #1smx. Muestran injusticias cometidas de distintas formas: infiltrados, provocadores, ataques a manifestantes y a medios. Nada de esto es justificable. El ataque contra una protesta legítima sólo pude exigir una protesta nueva, más fecunda, más concreta. Algunos, empero, pueden retratan el proceso de desligitimación de una protesta. La consecuencia de esto debería ser velar, claro está, por el cese de la violencia, sin justificar nunca la brutalidad; pero a la vez reflexionar en torno a qué motivos, expresiones y actos fundadores exige de nosotros cuidar la obtención de una existencia mejor.
Ensayo por: José Manuel de León Lara
En este video podemos ver a un grupo de jóvenes, algunos de ellos encapuchados (destaca la típica máscara de Guy Fawks) contra granaderos en el Centro Histórico.
Este video denuncia el arresto arbitrario de Ana Berenice de la Cruz, estudiante que se dirigía a la marcha del primero de septiembre. Sus cargos son: resistencia a la detención, insulto a la autoridad y posesión de arma blanca. Los agentes policiacos no quisieron decir a dónde se la llevarían.
Este video capta el momento en que dos individuos son revisados y detenidos sin ninguna clase de orden previa. El segundo sujeto, de actitud apacible, pregunta repetidamente por qué es detenido, pero no obtiene respuesta.
La voz de quien grabó este video asegura que los hombres que capta agrediendo granaderos son infiltrados encargados de provocar un enfrentamiento.
En este video se capta la agresión no sólo contra estudiantes de la facultad de filosofía y letras sino también contra los periodistas que se encuentran cubriendo el momento. Estudiantes y reporteros son luego detenidos injustificadamente.
Este otro fue tomado por Gustavo Ruiz, colaborador de Agencia Subversiones durante el mismo incidente. Gustavo logró documentar la detención de los estudiantes y la propia.
En este video se observa a un grupo de jóvenes encapuchados que corre hasta impactar violentamente contra un grupo de granaderos que contiene la marcha. Capta también la detención de Aldo Bruce (?) de 16 años, jóvenes grafiteando paredes y otros disturbios.
En este video de la Jornada, destaca el contraste entre la petición de un oficial para manifestarse pacíficamente y los enfrentamientos entre encapuchados y granaderos.
Éste último muestra a la policía montada arribando a la manifestación y, sobre todo, resalta por mostrar el modo en que la prensa formal e informal ha proliferado. La prensa no sólo documenta las agresiones, sino a la prensa misma.
Efecto Noticias nos proporciona la lista de los detenidos reportados hasta ahora:
La lista difundida es la siguiente:
1.- Ana Berenice de la Cruz Cortes
2.- Miguel Barrera
3.- Alejandro Montaño Sánchez
4.- Aldo Brusercch
5.- Dayana Díaz
6.- Luis Otoniel Pompa Reyna
7.- Eduardo Vallejo
8.- G. Hurlei Santos
9.- Alberto Arellano
10.- Alejandro Amado Frausto
11.- Gonzalo (Del Cela)
12.- Daniel Pérez
13.- Cristian Cortes
14.- Daniel Pérez
15.- Silvia Leticia Colmenero
16.- Estela Morales
17.- Pavel Alejandro
18.- Galicia Arce o Alce
19.- Gustavo Ruiz
20.- Alejandro Amado Fausto
21.- Marco A. Rodríguez
22.- Daniel García Rojo