En un sitio conocido como Taiji Cove, en Japón, cientos de delfines son atrapados, para sufrir uno de dos destinos: ser asesinados para el consumo de su carne en un selecto mercado gourmet, o bien, ser vendidos a múltiples acuarios alrededor del mundo. El martes pasado dio inicio esta cacería anual en la zona.

Miembros del grupo de conservación marina Sea Shepherd que monitorean la matanza anual en Taiji, en la costa de Pacífico en Japón, dijo que los pescadores han atrapado hasta ahora un estimado de 250 delfines.

Más de 50 mamíferos han sido separados para ser vendidos a acuarios y centros recreativos al rededor del mundo. Entre ellos, destaca una extraña cría albina, la venta de estas decenas de animales implicará una ganancia de millones de dólares.

No obstante, la mayoría de los acorralados serán asesinados y procesados para satisfacer un estrecho pero exigente mercado de carne. El método utilizado para darles muerte consiste en confundir sus sonares con chapoteos bajo el agua, golpearlos en la columna vertebral hasta romperla y/o evitar que salgan a respirar. Los animales pueden pasar días esperando la muerte entre las redes y pueden tardar hasta media hora en perecer una vez iniciado el proceso.

Los pescadores intentan cubrir la matanza con toldos o cortinas. Los animales muertos son llevados a un almacén para ser rebanados, congelados y vendidos.

Existen múltiples argumentos en contra de esta actividad. Aparte de aquellos que denuncian la crueldad de los métodos usados. Otro argumento destaca la toxicidad de la carne de delfín, que sobrepasa hasta 5 mil veces la permitida por la Organización Mundial de la Salud.

Muchas voces se han unido para protestar en contra de esta actividad. Caroline Kennedy, embajadora de Estados Unidos en Japón tuiteó

“Estoy profundamente preocupada por las matanzas inhumanas de delfines”

Por su parte, la Sea Shepherd Conservation Society ha mantenido una cobertura especial y actualiza su cuenta de Twitter constantemente.

“Muchos de los más de 200 delfines nariz de botella que aún se encuentran en la cala todavía están visiblemente ensangrentados y heridos por sus intentos de escapar de los asesinos” señaló. “La masacre de delfines continúa debido al comercio. Por favor, no  pague servicios en acuarios y parques acuáticos con mamíferos”, agregó más tarde.

La comunidad internacional ha fijado su atención en este evento anual a partir del lanzamiento del documental ganador del Oscar, The Cove.

La Prefectura de Wakayama , en Taiji, condenó la película en una respuesta online por retratar la caza “de forma tan distorsionada, sesgada e injusta para los pescadores”.

“Los pescadores de delfines de Taiji han sido blanco de acoso psicológico repetido y la injerencia de las organizaciones extranjeras de protección de animales ha sido agresiva”.

En Japón, no existe ninguna ley que impida la caza de delfines, que no están protegidos por los acuerdos internacionales que defienden a otros cetáceos. La autoridades de Wakayama agregan:

“Los pescadores de delfines de Taiji llevan a cabo una actividad de pesca legal en su forma tradicional de plena conformidad con las normas y reglas bajo la supervisión tanto de los gobiernos de las prefecturas, como los nacionales . Por lo tanto, creemos que no hay razones para criticar la pesca de delfines de Taiji”.

Ante un escándalo internacional de esta envergadura, deberíamos preguntarnos: ¿qué es lo que nos consterna tan profundamente sobre la caza de delfines?, ¿son esos argumentos aplicables a una creciente y próspera industria de la carne que abarca a otras especies?

Vía: The Guardian , CNN

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