Durante la visita del presidente Barack Obama a Israel para renovar la alianza de ambas naciones, el primer ministro Benjamin Netanyahu le entregó un peculiar objeto: una piedra vieja de Jerusalén.
¿Qué puede tener de especial una piedra, como para que sea el regalo para un presidente?
Pues tiene 2 mil años de antigüedad, lo cual, hablando de piedras, realmente no es mucho. Pero tiene integrado un pequeño microchip de 0,04 mm cuadrados y recubierto de oro, que tiene grabadas de lado a lado las declaraciones de independencia de Israel y Estados Unidos.
Estos grabados fueron hechos con un haz de iones de galio de alta energía, a una profundidad de 0,00002 mm. Este complejo y microscópico obsequio fue desarrollado en el Instituto Russell Berrie de Nanotecnología, en el Technion (Instituto Tecnológico de Israel).
Así lo explica un comunicado del Instituto:
“El grabado se llevó a cabo mediante la aceleración de átomos cargados, llamadas iones, y bombardeándolos en diversos puntos de la superficie del chip. Esto es similar a cavar pequeños agujeros en el suelo utilizando un chorro de agua de una manguera de riego, con la excepción de que los orificios formados de esta manera son un millón de veces más grandes que los agujeros creados por el haz de iones”.
Esta piedra fue entregada a Obama durante una cena celebrada la semana pasada en la residencia de Netanyahu en Jerusalén.
Pues igual y mucha tecnología, pero a unos días de que le dieron ese premio a Obama, ustedes dónde creen que acabó la dichosa piedrita:
a) En un sitio muy especial de la Casa Blanca, detrás de una vitrina de exhibición.
b) De pisapapeles.
c) Detiene una puerta pa’ que no se cierre.
d) La confundieron con piedra pomez y lavaron un baño con ella.
e) No me importa, yo sólo entré a la nota para ver si había fotos de muchachas encueradas.
f) Obama se la aventó a un perro que quería morderlo.