A menudo se dice que una de las cosas más difíciles es disculparse por algo. Pero… ¿por qué?
¿Sabías que negarnos a pedir disculpas aumenta nuestra autoestima?
Aquí la explicación.
Un estudio australiano reveló que si bien, disculparse puede disminuir los sentimientos de culpa y ayudar a restaurar la imagen negativa de algunas personas, negarse a hacerlo tiene beneficios psicológicos más poderosos y aumenta nuestra autoestima. Lo anterior, hace que muchas veces nos resulte más atractivo no pedir perdón.
En inglés, pedir perdón se dice “Apology” y viene de la etimología griega “apología”, que por aquellos años era una defensa o explicación de algo. Desde entonces hasta nuestros tiempos, el significado de disculparse ha ido cambiando hasta ser interpretada una confesión de culpabilidad.
¿A poco no, cuando uno se pelea con la novia, el que pide perdón muchas veces es el que queda como “el culpable”?
El Dr. Tyler Okimoto de la University of Queensland Business School, y autor principal de este estudio, se preguntaba por qué la gente se negaba a pedir disculpas a pesar de que al hacerlo, podría reducir su propia culpa y aminorar un posible castigo.
Para descubrir la causa, realizó dos experimentos que fueron publicados en la revista European Journal of Social Psychology.
En la primera se empleó a 229 personas adultas entre los 18 y 77 años. A varios de ellos se les pidió pensar en algún momento en el que habían alterado a alguien y después se hubieran disculpado por sus acciones; a otros que recordaran otro pasaje en el que hayan molestado a otra persona y se hubieran negado a pedir disculpas; por último, se les dijo que trajeran a su mente algún instante en el que ellos mismos hubieran fastidiado a otra persona y aunque no se negaron a pedir disculpas y sabían de su culpabililidad, no lo hicieron.
Los participantes comentaron que se sintieron más poderosos y que aumentó su nivel de autoestima cuando rememoraron el momento en el que se negaron a pedir disculpas.
En el otro experimento participaron 219 personas con un rango de edad de los 18 a los 71. A un tercio de ellos se les pidió que mandaran un correo electrónico en donde se disculparan por algo que habían hecho mal en la vida real. Otro tercio escribió un mail diciendo tajantemente que se negaban a pedir disculpas. Otro tercio tenía que pensar que algo había hecho mal, pero no escribiría nada.
Las personas que mandaron un correo diciendo que nunca se disculparían tuvieron un aumento en su autoestima, seguidos por aquellos que decidieron no escribir nada a pesar de saber que había hecho mal.
Tras ambas pruebas, el equipo del Dr. Okimoto concluyó en que al parecer, el comportamiento antisocial, insensible e irracional mostrado por los malhechores podría estar relacionado con los beneficios que aparentemente obtiene su autoestima al negarse a disculparse.
“Parece que la autoestima prevalece sobre cualquier efecto negativo que pueda desencadenar la defensa de las acciones perjudiciales”, sentenció Okimoto.
Igual y esto explicaría un poco por qué Lance Armstrong mintió tantas veces y se negó tanto a pedir disculpas por su dopaje.
¿Y qué me dicen de este señor, al que tampoco se le vieron ganas de pedir perdón?
¿Y a ustedes les cuesta trabajo disculparse?