Un estudio reveló que nuestras manos adquirieron su forma actual a punta de puñetazos. Las investigaciones indican que la agresividad humana es uno de los factores que nos ayudó a alcanzar el nivel evolutivo de la cual gozamos actualmente.
De acuerdo a dicho estudio publicado en el Diario de Biología experimental por el equipo del profesor de la Universidad de Utah, David Carrier, nuestras manos adquirieron su forma actual gracias al aspecto más áspero de nuestra naturaleza: la pelea a puño limpio.
Así es, cosas tan triviales como utilizar un control para ver la televisión, mandar un texto a través de un smartphone o tomar cualquier objeto con nuestras manos, son posibles gracias a que nuestros ancestros eran seres altamente agresivos cuya única arma para la defensa eran sus puños.
La forma actual de la mano favorece una configuración que contrae las falanges contra el palmar para proteger al antebrazo de las vibraciones causadas por el impacto del puño contra otro objeto o persona, asegurando la aplicación de un segundo golpe sin sufrir de la destrucción total de nuestros brazos.
La teoría de Carrier y su equipo contradice la creencia popular de que habilidades humanas más nobles como el dibujo, la música o el tallado de herramientas, fueron las que propiciaron que nuestras manos se alejaran del diseño de la anatomía manual de otros homínidos como los simios y los orangutanes.
Siguiendo la lógica de que el objetivo de toda especie es la supervivencia, no parece difícil creer que, después de todo, fueron nuestros instintos más básicos los que nos hicieron la especie dominante de este planeta.
La próxima vez que golpeemos a alguien recordemos que le estamos haciendo un favor a la especie.
