Nuestro país es rico en leyendas. Prácticamente no hay ninguna entidad del país donde no haya ocurrido un suceso extraordinario, que con el paso del tiempo se fuera transmitiendo de generación en generación hasta arraigarse cultura popular.
Una de las leyendas más extraordinarias tiene lugar en una tienda de vestidos de novia en Chihuahua, donde desde hace décadas un maniquí del aparador es objeto de múltiples relatos de corte sobrenatural.
Le llaman “La Pascualita”, y basta con mirarla un rato para descubrir que sus rasgos y detalles son escalofriantemente reales: La expresión de sus ojos, las líneas de sus manos y forma de las uñas, el pelo insertado en su cuero cabelludo, o su tez de apariencia humana son algunos de estos elementos desconcertantes que le han dado fama a este enigmático maniquí.
La historia se remonta al 25 de marzo de 1930, fecha en la que Pascualita Esparza Perales de Pérez, dueña de la tienda de vestidos “La Popular”, colocó en el aparador un extraño maniquí que de inmediato llamó la atención de los clientes y los transeúntes debido a su belleza.
La señora Esparza la llamó “La Chonita”, pues decía que el maniquí le había llegado procedente de Francia un 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción.
Por su porte y figura, “La Chonita” fue considerada por décadas La novia más bonita de Chihuahua y alrededor de ella comenzaron a tejerse varios mitos. El más escalofriante hace referencia a una hija de doña Pascualita Esparza que falleció el día de su boda después de ser picada por un alacrán que se había escondido en su tiara. Consternada, su mamá la embalsamó y la colocó como maniquí en el escaparate, para así tenerla siempre junto a ella.
Aunque este relato podría parecer fantasioso, lo cierto es que Doña Pascualita Esparza nunca desmintió el rumor. Tras su muerte en 1967, la tienda tuvo nuevos dueños pero el maniquí se mantuvo en el aparador, ante el beneplácito de la sociedad que ya se había acostumbrado a su presencia y dejó de llamarla “Chonita” para ahora ser nombrada popularmente como “La Pascualita”.
Actualmente la historia sigue viva. Por años se han acumulado relatos de quienes aseguran que la han visto moverse, llorar o cambiar su expresión. Su presencia a muchos les desconcierta pues se sienten seguidos por la mirada; de hecho, no son pocos quienes prefieren cambiarse a la acera de enfrente con tal de no pasar junto a ella.
Aún así, este maniquí también trae buena suerte, o eso piensan varias novias que acuden a la tienda en busca de un vestido para contraer nupcias e inmediatamente piden el que ese día trae La Pascualita. Según cuentan, varias generaciones han aplicado esta formula y han tenido suerte en sus matrimonios.
¿La Pascualita realmente es un cadáver embalsamado o solamente un maniquí perfectamente confeccionado?
Como dato curioso, es tanta la fama de La Pascualita que incluso cuenta con su grupo de Facebook y con sus propias canciones:
Hasta salió en los programas de espanto:
¡Ay güey!