Aprovechando la vuelta a Londres, so pretexto de acudir al último entrenamiento del Chelsea previo a la Final de la UEFA Champions League, no podíamos dejar pasar la espectacular exposición de Damien Hirst en la Tate Modern; una parada obligada sin lugar a dudas para todos aquellos que tienen planeado visitar la capital inglesa este año.

Se trata de la primer gran retrospectiva del artista más importante del Reino Unido en las últimas décadas y catalogado por algunos, como el artista más rico del mundo, con una fortuna calculada en un billón de dólares, producto de la venta de sus tan cotizadas, como polémicas obras.

Antes de seguir, quiero ser muy honesto y decir que no tengo ni la más remota idea de “arte”, y sería muy pretencioso de mi parte tratar de emitir una opinión crítica sobre el trabajo de este o cualquier otro artista, por lo que hablo a partir la conexión emocional que pueden lograr conmigo, como simple espectador, a través de sus obras.

La primera vez que ví una obra de Hirst fue por internet a mediados de los noventa. Habré tenido quince o dieciseis años y el arte, era algo que realmente no me interesaba, en parte porque durante toda mi infancia mis padres y/o maestros solo me llevaban a las típicas exposiciones barrocas, donde uno ve  retratos de reyes, princesas, condes, paisajes oscuros y alguno que otro monaguillo, cosas que a la fecha, me siguen pareciendo aburridas. Conocía a Picasso, Magritte o Warhol. Pollock y Kandinski  eran y siguen siendo de mis favoritos, pero la diferencia  de Hirst con todos ellos, es que era un artista que no solo seguía vivo, sino que además era joven. Vaya, es un artista “de mi generación” con el que gracias a su trabajo e influencias, pude interesarme en otros géneros y artistas que no conocía, o no entendía hasta ese momento su trascendencia.

Mentiria si pretendiera dar cátedra de la vida y obra de Hirst; mucho más, si quisiera explicar su obras, pues de nueva cuenta apelo a lo intangible que puede ser el arte, por lo que estoy seguro que no solo la regaría, sino que además creo firmemente en que cada quién da el significado que mejor le parezca lo que tiene enfrente.

Sin embargo, he de decir que la Tate Modern tiene una de las mejores exposiciones de su historia con esta retrospectiva, donde uno puede encontrar desde los “Greatest Hits” como “el tiburón”, o “los puntitos” hasta los primeros trabajos de Hirst, recién salido de la Universidad de Goldsmiths (donde conoció a Graham Coxon y Alex James de Blur) pasando por aquellas obras que pensamos ocurrirían una sóla vez en la vida, como la de las mariposas…. recreada en su totalidad en una sala de la galeria, y por supuesto, el famoso cráneo de diamantes…

Cierto, al final, uno sale de la exposición con la sensacion de que Hirst puede ser muy repetitivo con su obra, que se ha vuelto autocomplaciente, o que dificilmente podrá superar lo hecho hasta ahora. Vaya, hay quien puede hasta sentir que Hirst nos está timando, pero en este mundo de lo intangible ¿que artista no lo ha hecho hasta el momento?

Aquí les compartimos unas cuantas fotitos, así como un video, en donde Damien Hirst nos presenta esta exposición, al lado de Ann Gallagher, curadora de la misma.

La retrospectiva de Damien Hirst se exhibirá hasta el 9 de Septiembre en la Tate Modern, pero desde ahora, cruzamos los dedos para que la podamos ver en un lugar más cercano. ¿Alguien dijo MOMA en Nueva York?

Todo lo que no sabías que necesitas saber lo encuentras en Sopitas.com

Fundé Sopitas como hobby y terminó siendo el trabajo de mis sueños. Emprendedor, amante de la música, los deportes, la comida y tecnología. También comparto rolas, noticias y chisma en programas...

Comentarios