“La Gran Barrera de Coral de Australia falleció en 2016 tras una larga enfermedad. Tenía 25 millones de años. Descansa en paz”, publicó la revista estadounidense Outside a manera de obituario del ser vivo más grande de la Tierra y el único que se puede ver desde la luna.
Aunque de acuerdo con varios científicos, los reportes sobre la muerte del arrecife son exagerados. Los expertos aseguran que la Gran Barrera de Coral, al igual que otras estructuras iguales alrededor del mundo, están bajo estrés severo, pero que todavía no se ha extinguido.
Kim Cobb, una experta en arrecifes de coral del Georgia Tech, le dijo al periódico británico The Guardian, que esos enfoques sobre el cambio climático son fatalistas y con ellos no van a lograr que nadie se sume a la causa, además de malinformar al público.
La especialista aseguró que en 2050 seguirán habiendo arrecifes, entre los que se encontrarían partes de la Gran Barrera de Coral. Un blanqueamiento masivo, motivado por la alta temperatura de los océanos, ha barrido con los corales y su efecto ha sido más visible en el arrecife australiano.
El blanqueamiento ocurre cuando altas y prolongadas temperaturas causan que los corales suelten sus algas simbióticas, lo cual las convierte en “esqueletos blancuzcos”. De acuerdo con la publicación, los corales pueden recuperarse de estos cambios, pero otro simplemente mueren.
Si bien es cierto que casi todas las zonas de la Gran Barrera de Coral se blanquearon, no todas están muertas. Los científicos esperan que grandes partes del ecosistema se recuperen, aunque la elevación de la temperatura en los océanos, así como su acidificación, constituyen una amenaza de muerte para los corales alrededor del mundo.
Investigaciones han demostrado que algunos corales son capaces de adaptarse, pero el ritmo del calentamiento significa que la ingeniería genética podría ser requerida para repoblar los arrecifes, de los cuales miles de especies marinas dependen.