Sin duda la certeza de saber que Gustavo Cerati ha dejado de existir en el mundo material es un duro golpe para todos los fans de este importante músico argentino. Aunque su voz y su andar físico se habían detenido desde 2010, aún permanecía esa esperanza necia de que un día el milagro ocurriría y Cerati despertaría del letargo en el que se encontraba.
Las vueltas del destino y lo finito de la carne quisieron que el día de hoy dejara de existir, inmortalizando para siempre a este hombre que le habló al alma de millones de personas con la música y letras que creó con Soda Stereo, como solista y en distintos proyectos y colaboraciones.
Seguimos homenajeando al gran Gustavo Cerati rescatando esta entrevista que le hizo Iván Nieblas con motivo de la gira de su álbum Fuerza Natural en 2009, que arrancaría en México con un concierto el 19 de Noviembre en Monterrey, seguido de Guadalajara y dos shows en el Auditorio Nacional los días 24 y 25. La entevista se publicó en la ya extinta revista R&R.
(El día que entrevisté a Gustavo Cerati, era muy temprano, la cita era entre las 7 y 9 de la mañana en un hotel de Polanco. Cerati había dado ya una serie de entrevistas en televisión por la mañana y para cuando me tocó entrevistarlo, lo notaba bastante cansado y descompuesto. Recuerdo claramente su tez muy blanca, casi de papel y unas ojeras muy marcadas. Después me enteré que el día anterior se había ido de fiesta salvaje con muchas destacadas figuras del Rock Mexicano en reconocido estudio de grabación. Sólo 3 meses atrás había llegado a los 50 años y al parecer estaba teniendo su “segundo aire” para reventar y excederse. No me imaginaba que entonces sería la última vez que lo vería. Nunca en las veces que tuve oportunidad de intercambiar palabras con él en persona se me ocurrió pedirle una foto, cosa de la que hoy me arrepiento terriblemente)
Gustavo Cerati se ha consolidado como uno de los más importantes artistas latinos. Lleva un largo trecho recorrido en los quehaceres de la música y no parece que la fuente creativa que lo impulsa se haya secado. En ocasiones quizás se le alaba por inercia, porque es El Maestro Cerati, pero el calificativo le sienta y se siente con cada disco que lanza. Conversamos con Cerati sobre su nuevo álbum y la fuerza natural detrás del artista.
¿Cómo estás? ¿Parece que todo bien, no?
Bien, sólo algo desmañanado porque salimos -en esta ciudad que tiene tantas actividades a todas horas- a hacer unos programas temprano, cosa que no hacía hace mucho tiempo, jajaja.
Y bueno, estás de nuevo acá, con un nuevo álbum y me preguntaba desde que lo vi, ¿cuál es el concepto de la portada del disco, que se llama Fuerza Natural y tiene esta especie de “caballero apocalíptico” montando un caballo?
A la tapa le di un poco de ayuda porque no la diseñé yo, la hizo un despacho de diseño que se llama Rock Instrument Bureau, pero pensé mucho en el vinilo, porque lo vamos a lanzar en vinilo también. Y quería hacer, aparte de la cuestión sonora, algo así como lo de Hipgnosis y este momento dorado de las tapas del rock, así que por ese lado, hasta la tonalidad tiene relación con eso. La sensación de que haya algo que rompa un poco con los esquemas de lo normal, como un caballo con alas, qué se yo. Al principio, era un poco eso, el triunfo de la fuerza natural sobre una situación más artificial. Luego, lo de ese personaje empezó a surgir por una película que vi que se llama Special, una cinta americana de los últimos años, en la que un tipo se cree superhéroe y simula un montón de poderes que tienen los superhéroes, hasta el punto que se lo cree y vos mismo no estás muy seguro de si los tiene o no, y hay un momento en el que habla con sus amigos de una tienda de cómics y le dice uno al otro: “¿qué hace diferente a un hombre de un superhéroe?”, y uno de los amigos le contesta: “el superhéroe es el que maneja las fuerzas naturales”, y justo cuando escuché eso, se me empezó a cerrar todo; fíjate de dónde llegan las cosas.
Entonces fue sólo tu idea…
Sí, porque todo el tiempo es un output de las canciones y lo que ellos van sintiendo; y yo les iba agregando cosas que iban siendo cada vez más “cualquieristas” en todo, y me gusta un poco esa idea.
¿Cuándo comenzaron a surgir las canciones de este álbum? ¿Después de la gira de Ahí Vamos tenías algo listo ya?
La mayoría de las canciones son de un periodo entre Septiembre y Octubre del año pasado (2008); salió mucha música y letras y voces. La idea más o menos integral del disco me la planteé en ese momento, quería hacer una especie de viaje, de trayecto, en relación con las fuerzas naturales, y fue escrito luego en una situación de campo, lo cual tuvo una influencia también en las imágenes. La única canción que arrastra un poco de algo que ya había hecho es “Rapto” (que el riff de la guitarra lo tomé de una pieza de Roken, un grupo de música electrónica que tuve, la cual se llama “Vértigo”), esa es la única canción que arrastra una idea; todas las demás partieron de cero.
Quisiera que habláramos de este track, “Cactus”, que no sé si el título es por la banda de los 70, la planta, una experiencia psicodélica…
La primera frase que se me ocurrió… bueno, primero tenía un paisaje sonoro que por su naturaleza folklórica y por donde estaba picoteando yo en cuanto a la letra, me gustó simplemente el título, “a ver, un tema que se llame así”; con una sola palabra, como fue “Sulky”, “Raíz”, “Cozumel”. Casi en todos los discos que hago, hay un tema como folklórico, que hace un poco de conexión con mi primera etapa aprendiendo guitarra y eso, hay algo de ejercicios de guitarra en el tema también. Y la primera idea del cactus me vino cuando me dijeron “mirá, para encontrar un peyote en el desierto, primero parece que no vas a ver ninguno; de golpe, vas a ver uno, ese déjalo, pero después vas a ver todos”, y eso se me quedó grabado, y realmente me ocurrió así, como una especie de… más que una leyenda, fue un encuentro espiritual, por ahí dije “no hay lugares donde no estés” y lo mezclé un poco con esa idea de “es un veneno, pero purificador”, y al igual me llevó con un tema que tiene que ver mucho con el disco, que es el tiempo. Hay algo de cierto en cuanto a que nuestra existencia es muy mínima comparada con lo que significa el universo, uno podría ver las cosas transmutarse si tuviera esa posibilidad, o el tiempo.
Hablando de tiempo, esta canción “Déjà Vu”, no sé si reflejaba un poco tu estado de ánimo al decir en ella que “esta canción ya se escribió”, ¿sentías que estabas de vuelta a lo mismo?
Mira, hay canciones que se escriben solas, y esto es porque, seguramente, están flotando en el aire de manera similar a como ocurre con un déjà vu. Un déjà vu es algo común, que todo mundo puede sentirlo y, sin embargo, parece una puerta hacia algo desconocido, misterioso. El tema es algo autorreferencial, es como escribir una meta lírica porque escribes sobre la misma canción, no es que escribes sobre una experiencia, la canción se va escribiendo sola. Y un hit es un poco eso, como un déjà vu, por ahí fui, ese es el motor del concepto debajo de la canción.
La canción “Sal” me recordaba un poco a Spinetta, pero no sé si hay algo de ello quizás inconscientemente o es sólo mi interpretación.
Es muy posible, seguramente algo hay. También noto cosas de Charly García, algunas melodías. La cuestión visual que yo tuve con ese tema es algo que comienza en una orilla y se enfrenta a una situación inmensa como es el mar, que es alegórica de cosas que hay que cruzar o meterse ahí para ver si sobrevivimos, quizás comenzando por mojarnos los pies, meternos y podemos ser Alfonsina Storni y terminar abajo del agua; podemos nadar y pensar hasta dónde está el fondo; la coda de la canción pienso que es el fondo del mar. Y en este disco trabajé con varios colaboradores, entre ellos, mi hijo Benito; Adrian Paoletti, que es un trovador de Buenos Aires que tiene un tiempo haciendo canciones y escribe cosas muy interesantes y se sumó conmigo en varias letras, y Richard Coleman también.
Y entre la banda, están un poco los habituales, como Samalea, Leonardo Fresco, etc.
Y sí, esta vez es un grupo un tanto internacional. Está Sterling Campbell en batería, hay un par de músicos más de Nueva York que tocaron steel guitar y órgano. Didi Gutman de Brazilian Girls, más el agregado en el contrapunto de guitarra muy importante, que es Gonzalo Córdoba, que era integrante del grupo Suárez, un grupo de los 90; y Anita Álvarez Toledo en coros.
El disco se siente alejado del Rock “guitarrero”, ahora se te siente más cercano al Pop, a estas incursiones en el Country, ¿por qué dejaste descansar las guitarras?
Más bien, dejé descansar los pedales y la distorsión. En realidad, en términos de trabajo, tiene más guitarras incluso que Ahí Vamos; lo que pasa es que Ahí Vamos fue un disco que me resultó necesario para mover un poquito… si lo piensas, Bocanada y Siempre es Hoy son discos mid tempo en general, no son álbumes explosivos, tienen Rock, pero de un lugar diferente; en el caso de Ahí Vamos, fue hacer canciones más clásicas, porque era lo que necesitaba hacer. Y este es más el resultado de un deseo, no tanto de una necesidad; desear hacer un disco que tenga esa fineza y esas sutilezas en cuanto a la guitarra. Trabajé mucho las acústicas, suena simple y, sin embargo, hay un entrelazado que fue mucho más complejo, porque me resulta más fácil darle energía a una canción distorsionando las guitarras. En cuanto lo haces, como que te pones prepotente, pero es más difícil darle fuerza a las canciones con guitarras limpias; fue algo bastante trabajoso de lograr, pero es lo que yo quería.
En cada álbum, pareciera que adoptas una personalidad diferente, y ahora me pregunto: ¿en este disco quién eres? Lo pregunto por la foto de los interiores, en donde apareces con una máscara que me recordó a Kato del Avispón Verde; me asaltó la duda de si ahora el tema era el Kung Fu, jajaja.
No, no, jaja, el Kung Fu nunca lo entendí. Y qué se yo, son fantasías; como te decía lo de la película: lo de los superhéroes se me empezó a mezclar con eso, con esta fantasía del reflejo, que en el antifaz estoy reflejado. Pero es cierto lo que dices, hay algo de personaje en los discos, en las mismas canciones, en todo el concepto general hay un personaje que aflora, con sus particularidades diferentes a otros que hice, dentro de lo que yo soy. Recién me preguntaban si no me gustaría que llegara un productor y me faltara al respeto, imposible, pero es una buena movida también tratar uno mismo de romper con lo que hace. Este es un disco que tiene muchas cosas que pueden ser clásicas mías o que pueden remitir a cosas anteriores, pero también hay una intención de que no sea “esperable”.
¿Y has acariciado esa idea de que alguien te produzca?, porque hasta ahora, has sido el productor de tus discos siempre.
Sí, claro, muchas veces; lo que pasa es que nunca he llegado a los tiempos, jaja.
¿Y en quién has pensado para hacerlo?
Ahora se me ocurre Jeff Lynne, ¿por qué no?, hizo un buen trabajo con Regina Spektor. Hay bastante de Traveling Wilburys en este disco, pero más que nada, por separado. Hay Tom Petty, Harrison está presente, sin duda, Jeff Lynne también y hasta hay Dylan, que no he sido muy Dylaniano nunca, pero hay.
Este álbum me da la impresión de que no es tan amigable con el escucha casual, que es más como para el escucha que ya conoce tu música, ¿crees que es así?
Pierdo la objetividad completamente en ese tema. Sé que mis discos son un poco extraños para la gente, para digerirlos. Bocanada, por ejemplo, cuando lo saqué, fue el material post-Soda Stereo, para muchos fue un impacto porque suponían que sería un álbum que heredaría la cosa, pero yo estaba haciendo la fuerza contraria, y ahora hay mucha gente que dice que Bocanada es el mejor disco que hice, pero en ese momento, no lo decían; Dynamo tampoco fue así. Yo creo que mis discos parecen necesitar siempre un tiempo de digestión; pienso que este no tanto, porque tiene una energía easy, pero bueno, es mi percepción.
Ahora que ya tienes 50 años, recién cumplidos, ¿sientes que la edad pesa en tu proceder artístico?
Sí, siento que la edad tiene importancia en lo que hago o lo que emprendo, es una edad que recomiendo, jaja. Por lo menos, siento que estoy disfrutando más el aquí y el ahora. Una cosa es decirlo y otra lo que naturalmente te produce la edad para hacerlo.
¿Sientes que ya personificas al “Maestro”? Porque en México a mucha gente le gusta decirte “Maestro”.
Y no en el sentido de lo pedagógico. Siento que la gente que me lo dice se refiere a mi trabajo, a lo que ello les pudiera enseñar de alguna manera. Algo así como “tanto que has hecho y has dejado en nosotros, maestro”. No sé, igual se lo dicen a Dylan o a gente como el mismo Charly García, que siempre han estado alrededor nuestro. Pero no me siento para nada un maestro en el sentido instruccional de la palabra.
Y bueno, la pregunta obligada, ¿cuál es el estatus de Soda Stereo? Ya se terminó por fin o regresarán a hacer El Ultimo Concierto II?
No, eso ya se terminó, hicimos lo que teníamos que hacer y yo lo disfruté muchísimo. Era algo que si no lo hacía ahora, no lo hacía más nunca, porque yo no soy nada nostálgico. Pero me gustó mucho hacerlo por última vez y, por fin, ya se cerró ese capítulo.
¿Qué viene en el futuro?
Viene el inicio de la gira en México, estoy en pláticas con Martin Phillips, que diseñó el escenario y las luces de Daft Punk y la última gira de Soda; por supuesto, para este show será una aproximación diferente, no tanto como un espectáculo, sino como un acompañamiento visual. Y eso, a ver a dónde nos lleva este disco.
T: IvanNieblas