Recientemente, la comunidad científica ha celebrado en grande con un nuevo descubrimiento y las principales revistas de divulgación, como New Scientist, se han puesto a derramar tinta como locas al respecto. No, no tiene nada que ver con el calentamiento global, la vida en otro planeta o la cura del cáncer: se trata de la naturaleza de la eyaculación femenina. Eso.
Lo último que escuchamos sobre eyaculación femenina es que los británicos la prohibieron en su porno, pero sobre asuntos serios y verdaderamente importantes, no había llegado nada. Esto, claro, hasta que se publicaron los resultados de una investigación reciente emprendida por Samuel Salama, un ginecólogo del Hospital privado Parly II en Le Chesnay, Francia. En su reporte, después de dar un montón de detalles aburridos, se puede leer un resultado verdaderamente inesperado: hay dos clases de eyaculación femenina y una de ellas es básicamente orina.
La primera, que consiste en la segregación de un líquido espeso y blanquecino, enriquecido por la glándulas de Skene (pequeñas estructuras que drenan dentro de la uretra) es la que comúnmente se conoce como “lubricación” femenina. La segunda, experimentada por mujeres que “disparan” un líquido bastante más transparente, suficiente como para “mojar” la cama, es el protagonista de los episodios de squirting. Los descubrimiento sobre este líquido son la joya de la corona de la investigación. De acuerdo con los resultados se trata básicamente de orina.
Los científicos llegaron a estos resultados a través de un experimento con mujeres que normalmente tienen episodios de squirting. Básicamente, lo que hicieron fue pedirles que orinaran y recolectaran la muestra. Una resonancia mostró que la vejiga estaba completamente vacía. Después, las chicas se sometieron a una sesión de estimulación sexual suficiente como para llegar a un orgasmo (lo que, por cierto, tomó entre 25 y 60 minutos). Justo en el momento previo al clímax, una nueva resonancia demostró que la vejiga estaba completamente llena. En el momento del squirting, se recolectó el líquido resultante y una tercera resonancia mostraba la vejiga vacía.
En dos de los cinco experimentos, la composición química del líquido expulsado era idéntica a la de la orina previamente analizada. En los otros tres, variaba sólo por un pequeño componente: antígeno específico prostático (PSA). El PSA es segregado por las glándulas Skene y, por ahora, los científicos no tiene muy claro el momento preciso en que se combina con el líquido cristalino.
Por el momento, los investigadores siguen sin tener claro por qué algunas mujeres tienen episodios de squirting, por qué para otras es esporádico y por qué otras nunca los tienen. Tampoco saben si todas las mujeres segregan PSA aunque ya se están realizando estudios al respecto.
Lo curioso en todo esto es lo tarde que llegan los descubrimientos en torno a la sexualidad femenina frente a la masculina. Hace apenas unos meses, el mundo se la ciencia se sorprendía con el descubrimiento del largo alcance de las extensiones nerviosas del clítoris, que han llevado a corregir la idea de que las mujeres pueden alcanzar el orgasmo a través de distintos órganos o puntos.
En fin, hasta aquí el asunto científico por hoy.