El periódico El País, uno de los más prestigiosos en España, acaba de despedir a 129 personas. Es un ejemplo más de la crisis del periodismo que vive este país sumido en una absoluta depresión. Analizamos las incongruencias de un sistema que permite los despidos pero que, al mismo tiempo, supone un enriquecimiento del dueño.
Según El País, las causas de los despidos tienen que ver con motivos económicos. Por una parte, la empresa afirma que los ingresos por publicidad han caído de manera extraordinaria en el último año. Por otro lado, sostienen que la venta de periódicos también ha disminuido durante 2012. Si lo traducimos en un número, El País perdió 5.3 millones de euros hasta septiembre de este año.
Sin embargo Juan Luis Cebrián, presidente del Grupo Prisa, empresa editora de El País, ganó 13 millones de euros el año pasado y para el 2012 ha aumentado sus bonus. No sólo eso. El mismo Cebrián es capaz de utilizar un jet privado a 100.000 euros el viaje mientras es capaz de correr a un buen número de empleados.
Desde que la empresa anunció que iba a realizar un ERE (Expediente de Regulación de Empleo) o, lo que es lo mismo, desde que decidió reducir el número de empleados, se inició una lucha entre los trabajadores y la empresa. Después de una negociación que duró un mes, no se llegó a ningún tipo de acuerdo, y los trabajadores decidieron secundar unos días de paros parciales, una huelga de firmas para dos días y una huelga general de 3 días.
Lo más sorprendente del caso es que los 129 afectados conocieron su nueva situación mediante un correo electrónico y en pleno sábado, cuando algunos de los afectados todavía no sabían que estaban despedidos. Algunos de ellos de consagrado prestigio como Ramón Lobo o Javier Valenzuela estaban incluidos. Hasta ese día, el Comité de Empresa de El País intentó que no se llevara a cabo el ERE puesto que se realizó sin acuerdo con los trabajadores y porque entienden que durante la última década este periódico había obtenido 850 millones de euros y que, por lo tanto, las jutificaciones no tienen sentido.
Por el camino, la batalla fue a cara de perro. La asamblea de trabajadores quiso evitar lo inevitable mediante la presión. Exigieron la dimisión del director de El País, Javier Moreno, por las presiones y amenazas a los empleados que acudían a la asamblea y que iban a secundar los paros y huelgas.
Mientras tanto, el Comité de Empresa de El País demostró día a día que los motivos aludidos por el periódico para realizar el ERE eran mentira. La verdad es que sí redujo sus ingresos, pero no tuvo pérdidas. Sin embargo, la reducción de ingresos es una causa que se contempla en la nueva reforma laboral aprobada por el gobierno de Mariano Rajoy para ponerla en práctica. Y El País, que tanto ha criticado la reforma laboral, ahora la utiliza a su favor.
Crisis del periodismo en España
El ejemplo de El País es perfecto para explicar lo que está pasando en un país como España sumido en una gran depresión. Las empresas periodísticas entraron en pérdidas y la primera decisión que tomaron fue la de despedir a trabajadores. En algunos casos ya empezó a producirse. En otros muchos, se está a la espera de que se lleve a cabo. Pongamos como ejemplo lo que va a suceder en una televisión pública como RTVV (Radiotelevisión Valenciana). En breve, más de 1.000 personas serán despedidas.
Lo paradójico es que los trabajadores están pagando los excesos de directores y presidentes de empresas periodísticas que prefirieron y prefieren enriquecerse a costa de mantener los puestos de sus empleados (o exempleados). A esto se une el poco esfuerzo que han realizado para adaptarse a los nuevos tiempos desde un punto de visto tecnológico y digital. En otros casos, la ineptitud de los políticos en los medios de comunicación públicos, no sólo supuso una mayor manipulación sino también una malversación de dinero público y un agujero económico de difícil solución.