Estábamos por terminar labores en este honorable templo periodístico cuando descubrimos una historia que nuestro compromiso con ustedes no podía permitirnos omitir. Un tipo irá a prisión porque le gusta tener sexo con estiércol de vaca… y nadie está haciendo nada para evitarlo 🙁
David Truscott es un sujeto de 44 años de Inglaterra que vivía felizmente en el campo, cuidando vacas y viendo atardeceres y esas cosas de campo. Sin embargo, guardaba un terrible secreto: le encantaba revolcarse en la mierda de los animales, especialmente vacas… especialmente vacas de su vecino.
El vecino, por su parte, lleva por nombre Clive Ross. Es padre unas lindas chicas y orgulloso esposos de una granjera. Ellos también hacen cosas de granjeros, entre las que se se cuenta recoger el estiércol de sus vacas para hacer un nutritivo abono, el cual permite fertilizar la tierra de tal forma que las ricas verduras crezcan sanas y luego lleguen a tu plato. Sin embargo, desde hace algún tiempo la mierda de vaca no estaba terminando en tu plato las verduras, como debía, sino en la verdura zona pudenda de Truscott.
Clive Ross hizo lo que cualquier tipo haría si estuvieran violando el estiércol de sus vacas: limpiar el contenedor. Truscott, por su parte, hizo lo que cualquier loco haría si le quitan su estiércol para violar: incendiar la granja del vecino. Así que este tipo fue, echó gasolina y causó un gran incendio en el lugar donde antes tuviera su nido de amor. Lo imaginamos caminando en cámara lenta a contra luz de las llamas, sin ver hacia atrás y sonriendo sombríamente… pero sabemos que en su corazón, lloraba…
Como sea, Truscott fue detenido, y su casa inspeccionada. Ahí la policía encontró una extraña combinación de ropa interior femenina y cubetas llenas de desecho vacuno seco e inútil para el deseo. Con la mierda de vaca no hay problema, pero, ¿ropa de mujer? Por cierto, el número exacto de las prendas era 360, lo que revela una actitud numérico-obsesiva. Esto hace sospechar ligeramente que la mente de este tipo no está nada bien.
En 2004, Truscott ya había sido detenido por otros cargos. Durante el proceso, confesó de la manera más random al tribunal su despreciable deseo por la cosa de vaca, saliendo así del clóset de las vacas. Su espíritu se llenó de esperanza y vio un horizonte lleno de comprensión. Ah, pero no… el futuro no era así. El tribunal ordenó a Truscott mantenerse lejos de las tierras de Ross y de sus vacas. Sin embargo, por las noches, no era extraño verlo revolcándose desnudo y tierno en esa porquería. Luego vino lo del incendio y el resto, como dicen, es historia.
Los antiguos abogados de Truscott han sido llamados a declarar y dijeron que, en efecto, sabían que el tipo no era normal. Quizá sea un buen momento para aclarar que Truscott es autista y que ha cumplido ya tres sentencias cortas en prisión e instituciones mentales debido a su fetiche. Sin embargo, después del incendio, los chicos del hospital temieron por su seguridad… y la de sus letrinas. Ahora irá a la cárcel de forma preventiva hasta que su sentencia sea dictada en 2014.
¿Pero quién es en el fondo este tipo que se revuelca en mierda de vaca hasta el clímax del placer?, ¿acaso ustedes mismos no guardan oscuros secretos de alcoba, o de baño, o de mamíferos irracionales? El exabogado de Truscott, Michael Melville nos dice la conmovedora y simple verdad:
“No es más que un hombre triste que necesita ayuda”
Ahora que saben que la gente triste se revuelca en inmundicia de ganado, pregúntense en su corazón ¿soy realmente alguien feliz…? Así terminamos una reflexión ética más de Sopitas.com, esperando haber ayudado un poco a hacer de su alma algo más humano.
Y que Dios los bendiga a todos 🙂
[Por cierto, esta historia es absolutamente real, y eso dice algo muy deprimente sobre la raza humana…]
Vía: The Huffington Post