Quizá se enteraron que en enero pasado, una niña de siete años de nombre Charlotte Benjamin le escribió a la fabrica de juguetes Lego, quejándose amargamente porque la mayoría de sus figuras corresponden a chicos, y hay muy pocas de chicas.
Para la pequeña Charlotte, estas figuritas eran …
“… casi todas de chicos y apenas ninguna de chicas”
Y es que si hacemos memoria, ya sea circunstancial o intencionalmente, la mayoría de los roles importantes en estos sets de juego corresponden a personajes de género masculino, mientras que para Charlotte, los personajes que representan a las niñas…
“… hacen cosas como ir a la playa y de tiendas, mientras que las de niños se van de aventuras, salvan a gente y tienen buenos trabajos”.
Tras esto Lego se puso a chambear y lanzó una nueva colección llamada Instituto de Investigación, que fue diseñada por la geofísica Ellen Koojiman. Estos sets incluyen a una paleontóloga, una química y una astrónoma, las cuales vienen equipadas con accesorios como telescopios, tubos de ensayo y microscopios.
¿Y cuál fue el resultado? Pues al poco tiempo de salir al mercado por 20 dólares, esta colección se vendió como pan caliente y actualmente se encuentra agotada.
Esto debería servirle de ejemplo a muchas empresas, las cuales deberían presentarle más atención a las sugerencias de sus clientes.