Hoy les presentamos uno de esos casos en donde la respuesta pronta de la medicina logran un final feliz. Resulta que la condición de la bebé Olivia al nacer era grave, los médicos dijeron que “carecía de sangre”, de ahí su color de piel tan pálido con el que llegó a este mundo.
El diagnóstico resultó ser una cantidad muy baja de hemoglobina en sus glóbulos rojos, de manera que no podía ser clasificada como sangre, ante ese escenario, los doctores sólo le dieron dos horas para que muriera la recién nacida, pero las dos transfusiones de sangre de emergencia y los cuidados intensivos le devolvieron su color rosado y la vida.
Este raro padecimiento se conoce como hemorragia feto-materna, con un caso registrado por cada 5 mil embarazos, se puede presentar espontáneamente o como resultado de un trauma, en la bebé Olivia se manifestó seis semanas antes de su nacimiento programado; de pronto su madre notó que había dejado de patear y tras tres días sin sentir movimientos de la bebé se dirigieron al hospital, en donde se le practico inmediatamente una cesárea.
Hoy la bebé de seis meses se encuentra completamente recuperada.