Lo que necesitas saber:
Los partidos políticos se han apropiado de los colores y quedan pocos disponibles para las manifestaciones ciudadanas. Ahora, la pelea es por el rosa mexicano
Aunque parezca una mensada, los colores en la política importan muchísimo: son comunicación, son identidad y son uno de los principales indicadores de su ideología. En las calles y desde hace años, los partidos políticos se han apañado el verde, el rojo, el guinda, el azul, el amarillo o el naranja… pero las personas teníamos otras opciones para desmarcarnos.
Ahora, una nueva polémica se está cocinando por el uso político del rosa mexicano.
Desde hace algunos años, el color rosa era reconocido mundialmente como el color de la protesta social y en nuestro país, al igual que el blanco o el morado —las pocas opciones que nos quedaban—, estaba ligado a las manifestaciones ciudadanas.
El rosa mexicano era también el tono de las bugambilias, una parte del acervo de la cultura nacional y más o menos, en la política se mantenía independiente. Estaba únicamente asociado al INE, con la intención explícita de no pertenecer a ningún partido político.
Sin embargo, ese delicado balance está a punto de cambiar porque, una vez más, los partidos políticos se intentan apropiar de los colores.
La batalla por el rosa mexicano y el INE
Desde el año 2000, el INE utiliza el rosa mexicano en su comunicación electoral. De acuerdo con su Manual de Identidad, fue elegido explícitamente para alejarse de los partidos políticos.
“Derivado de la necesidad de diferenciarse de los partidos políticos y de no comprometer su imagen con la de algunos de ellos, a partir del año 2000 la autoridad electoral federal comenzó a usar en diversos materiales el color rosa mexicano”
Manual de Identidad del INE
En 2022, cuando el Gobierno de México quería implementar una Reforma Electoral que le restaría independencia al INE, así como quitarle facultades de revisión o de control de propaganda, se organizaron una serie de manifestaciones llamadas Marea Rosa
En ellas, tanto asistentes como organizadores, vestían prendas o pancartas con el rosa mexicano del INE para mostrar su apoyo a la institución electoral.
Hasta ahí todo era relativamente normal.
Sin embargo, en esta época de Elecciones 2024 las cosas cambiaron: la Marea Rosa convocó a una nueva marcha, pero en esta ocasión invitaron a participar a una de las candidatas a la presidencia. Es aquí empieza la batalla por la “independencia” del color rosa.
El INE ha pedido públicamente que no usen el color rosa para fines electorales.
Aunque tiene muchas otras situaciones en su plato —como los más de 30 candidatos asesinados en el proceso electoral—, existe una importante discusión para exigir que el color rosa se mantenga ajeno a los partidos políticos.
Incluso, existen propuestas al interior del INE para que sea la institución la que cambie de identidad para desmarcarse de las manifestaciones recientes.
Cómo los partidos políticos se apropian de los colores y por qué importa
Los colores o los símbolos de los partidos políticos importan, aunque no parezca.
Desde hace años ha existido la polémica porque el PRI utiliza los colores de la bandera de México o porque Morena se ha relacionado con la religión católica. Sin embargo, la importancia de los colores en los partidos políticos es mucho más profunda.
Se ha demostrado que los colores utilizados por los partidos políticos encienden alertas ideológicas —de rechazo o apoyo— en la psicología de los ciudadanos.
Un experimento presentado en Psychological Reports encontró que si pones exactamente la misma propuesta, pero con un color distinto en el fondo, las personas consideran que es progresista (si es rojo) o conservadora (si es azul).
“El color, por tanto, despierta una respuesta afectiva capaz de estimular los sesgos de confirmación, los sesgos de identificación partidista. Obliga a los participantes a ofrecer una respuesta coherente con la red de significados establecida en su memoria, es decir, asignar una ideología determinada a un objeto político que, por lo demás, no se sabe de qué partido proviene”.
‘Color War. Does Color Influence the Perception of Political Messages?’
El mismo estudio, además, confirmaba que las personas asociamos los colores de los partidos políticos a las ideologías que creemos representan.
En otro experimento, usaron el logotipo falso de un partido político en el que le cambiaban los colores. Cuando se usaba el rojo, los participantes creían que era de izquierda. Cuando se usaba el azul, los participantes creían que era conservador. Era exactamente el mismo logo.
Otros estudios han demostrado que el color amarillo se usa en partidos que se asumen progresistas, el color naranja en partidos que se quieren asociar a la creatividad, los tonos rojos en los partidos que se asumen de izquierda o el color verde en los que —según ellos— defienden causas medioambientales.
Aunque depende también de los diferentes contextos sociales en el mundo, el negro se ha relacionado con el anarquismo, el café con el autoritarismo y el morado con partidos relacionados con el movimiento feminista o los Partidos Pirata.
Entonces, ¿qué colores les quedan a las personas sin partido político?
Ahora que se avecinan las Elecciones 2024 a los ciudadanos que se animaron a ser funcionarios de casilla les han recomendado no vestir con colores de ningún partido político para evitar sospechas… pero, ¿qué opciones nos quedan?