Si bien, la ofensiva emprendida por Estados Unidos y otros países aliados en Irak y Siria ha tenido como justificación detener el avance del grupo fundamentalista musulmán conocido como Estado Islámico (ISIS), recientemente las autoridades estadounidenses han mediatizado la existencia de un grupo llamado Khorasan, antes desconocido por el público, el cual, afirman, pondría en mayor peligro a la ciudadanía americana y europea que ISIS.

Es curioso que la primera mención pública de Khorasan ocurriera la semana pasada, cuando Estados Unidos buscaba una manera de penetrar en territorio sirio sin que Vladimir Putin pudiera acusar de invasión injustificada la incursión americana en este país, aliado de Rusia. Mientras Estados Unidos y Francia ya habían iniciado los ataques en Irak en contra del Califato de ISIS, no habían puesto un pie en Siria, donde el Estado Islámico también mantiene territorios y armamento bajo su control. La razón es simple: el gobierno iraquí no sólo aceptó, sino que exigió la intervención estadounidense, mientras que el gobierno sirio se negó rotundamente a recibir al ejército de un rival político en su territorio.

En la ciudad Siria de Alepo, algunos blancos fueron alcanzados esta noche

Esta madrugada, Estados Unidos por fin atacó de la mano de Arabia Saudí, Emiratos, Bahréin, Qatar y Jordania. En primer lugar, el gobierno de Obama necesitaba aliados árabes que respaldaran su operación y que afirmaran que la expansión de ISIS ponía en peligro su integridad nacional. Si bien, estos países cuentan con motivos suficientes para entrar a Siria, lo cierto es que el Estado Islámico no ha amenazado directamente a los Estados Unidos, sino que ha advertido que, de atacarlos, sería la nación americana la que perdería la guerra.

No obstante, en los últimos días, la Casa Blanca sacó a relucir un nuevo motivo por el que su presencia en Siria se justifica de sobra, según pretenden. Se trata del grupo Khorasan, una organización fundamentalista aún más radical que ISIS que, como esta última, está fundada y conformada por ex miembros de la desmantelada Al Qaeda.

Sabemos poco, muy poco sobre Khorasan: está liderada por Muhsin al-Fadhli, quien fuera un alto mando de Al Qaeda y uno de los pocos hombres que conocían con detalle y de antemano los ataques que serían lanzados contra las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001. A diferencia del Estado Islámico, hasta esta noche, Khorasan desarrollaba con éxito proyectos para atacar puntos estratégicos del territorio estadounidense y europeo, según las propias autoridades occidentales. Una recompensa de 7 millones es la que se ofrece por la cabeza de Muhsin al-Fadhli quien repentinamente es el centro de atención de medios como el New York Times. El grupo está conformado por extremistas del Sur de Asia, Medio Oriente y el Norte de África y cuenta con bases no sólo en Siria, sino también en otros países, incluyendo Yemen e Irán, donde se formó. Khorasan es enemigo de ISIS, rivalidad de la que occidente podría sacar ventaja si sabe cómo agudizarla. Ambos luchan por la hegemonía islámica en Medio Oriente.

Miembro del grupo Jabhat al-Nusra en Siria

Por supuesto, no cabe sospechar que el grupo sea una invención, aunque ciertamente llama la atención que la existencia de una organización tan amenazante sea revelada hasta el momento mismo en que un argumento para atacar el suelo de un aliado de Rusia se vuelve necesario.

Esta madrugada, Estados Unidos realizó 14 ataques aéreos sobre Siria divididos en 3 rondas, una de ellas dirigida específica sobre bases de Khorasan y las otras dos contra el Estado Islámico.

“Creemos que estaban cerca de la fase de ejecución de un atentado en Europa o en nuestro país”, afirmó el general William Mayville, además de agregar que llevaba mucho tiempo investigando los movimientos de la organización.

Por su parte, el Pentágono calificó de exitosos los ataques y sugirió que se trató tan sólo del inicio de una campaña que podría extenderse por mucho tiempo, incluso “años”.

El general Mayville explica la estrategia de bombardeos seguida anoche esta madrugada

No cabe duda de que estas organizaciones fundamentalistas existen, pero tampoco es descabellado sospechar que su crecimiento no es cortado de raíz por Estados Unidos a propósito: ¿cómo hubiera podido bombardear Siria sin la presencia de Khorasan en su territorio?, ¿cómo hubieran podido las petroleras occidentales obtener millonarias ganancias tras especular en la bolsa si ISIS no hubiera puesto en peligro los pozos petroleros de Irak?

La de Medio Oriente no sólo es una guerra contra el fundamentalismo islámico: también es una guerra mediática que busca inclinar la balanza diplomática que, por el momento, Rusia y sus aliados controlan.

En la imagen destacada: Muhsin al-Fadhli, líder de Khorasan

@plumasatomicas

Vía: El País, RT, International Business Times

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