Lo que necesitas saber:
Joseph Rotblat trabajó en el Proyecto Manhattan con la idea de evitar que Hitler lanzara una bomba atómica. Abandonó su desarrollo cuando los alemanes dejaron de trabajar en la creación de un arma masiva
Oppenheimer fue una de las mejores películas del 2023 y, por lo tanto, protagonista de los premios Oscar 2024. Pero entre las historias que no se ganan los reflectores de esa cinta y de la historia en general, podemos encontrar la de Joseph Rotblat, el único científico que se negó a participar en la creación de la bomba atómica por razones éticas.
Por acá creemos que su historia es una de esas que vale mucho la pena contar. Así que aquí vamos.
¿Quién fue Joseph Rotblat?
Józef (Joseph) Rotblat nació el 4 de noviembre de 1908 en Varsovia, Polonia (aunque en ese entonces pertenecía al Imperio Ruso). Posteriormente se nacionalizó británico.
Le tocó vivir la Primera Guerra Mundial (y sus consecuencias) cuando era sólo un niño. Su familia era judía y su padre tenía un negocio de transporte próspero. Pero con la guerra, el gobierno decomisó los caballos que su padre usaba para ese negocio y de un día para otro esa prosperidad desapareció.
Eso lo llevó a tener una convicción invaluable contra la guerra, además de impulsarlo a ser científico.
“Fue en ese entonces que empecé a pensar que la guerra no debía existir, y a creer que la ciencia y la tecnología eran la solución para prevenirla“, contó en una entrevista para la BBC en 1998.
De estudiar física a sobrevivir al Holocausto
Con todo y sus bajos recursos, resultado de la Primera Guerra Mundial, Joseph Rotblat logró obtener un magistrado en ciencia por la Universidad Libre de Polonia en 1932. Para 1938 obtuvo también un doctorado en Física por la Universidad de Varsovia.
Ese mismo año, 1938, comenzó a trabajar en la Universidad de Liverpool con James Chadwick, premio Nobel de Física. Regresó a Polonia en agosto de 1939, un mes antes de que iniciara la Segunda Guerra Mundial con la invasión Nazi a ese país.
Su intención era llevar a su esposa a Inglaterra, pero problemas de salud evitaron que ella viajara. Él sí regresó a Liverpool tan sólo días antes de que llegaran los alemanes y nunca más la volvió a ver; su esposa fue una víctima más del Holocausto.
De sobrevivir al Holocausto a ser parte del Proyecto Manhattan
Joseph Rotblat y los demás científicos de Liverpool se enteraron de que en Alemania habían descubierto la fisión, el principio para la creación de la bomba atómica. Ahí comenzó un trabajo contrarreloj para desarrollar esa poderosa arma antes que la Alemania Nazi.
En esa misma entrevista contó que nunca quiso trabajar en la creación de un arma de destrucción masiva, pero sabía que los alemanes no pensarían lo mismo. Como muchos científicos de aquella época, decidió ser parte del proyecto para tener una bomba antes que los Nazis y poder detener su avance con la amenaza de usarla.
“Temía que otros científicos no fueran tan escrupulosos, particularmente los alemanes. Me pareció que la única manera de prevenir que Hitler usara la bomba contra nosotros, era tener también la bomba y amenazar con usarla como represalia”.
“Mi propósito era trabajar en la bomba para que esta no fuera usada por nadie”.
Joseph Rotblat
No fue sino hasta la entrada de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial, cuando las investigaciones y el desarrollo del arma que había comenzado en Inglaterra se convirtió formalmente en el Proyecto Manhattan, donde Joseph Rotblat trabajó junto a Robert Oppenheimer en Nuevo México.
Del Proyecto Manhattan a ser considerado un espía Nazi
Retomemos la razón principal por la que estamos contando la historia de Joseph Rotblat. Hablamos del único científico que abandonó el Proyecto Manhattan, donde se desarrolló la bomba atómica.
¿Por qué lo hizo? ¿Cuándo lo hizo? Pues fue justo cuando se enteró de que los alemanes no desarrollarían su propia bomba atómica. En 1944, la inteligencia de los aliados confirmó que habían abandonado el desarrollo de un arma masiva con base en la fisión. En ese momento Rotblat abandonó el Proyecto Manhattan.
Recordemos que su razón para estar en el proyecto era crear esa bomba para tenerla como garantía de que los Nazis no usaran la suya, pero al saber que ellos no tendrían una, consideró que no era necesario concluir el desarrollo de la bomba atómica.
Abandonó el proyecto por razones éticas, pero tratándose de una guerra, fue inevitable que sospecharan de él. La posibilidad de que fuera un espía e intentara regresar a su natal Polonia para revelar los secretos de la bomba atómica a los Nazis, fue puesta sobre la mesa.
Para su fortuna las acusaciones no prosperaron y pudo regresar a Liverpool, siempre bajo amenaza de ser arrestado ante cualquier contacto sospechoso, o si llegaba a revelar sus razones para abandonar el Proyecto Manhattan.
De ser considerado espía a inspirar a Albert Einstein
Joseph Rotblat se enteró de los lanzamientos de la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki estando en Liverpool. Su reacción es la de un hombre que sabía muy bien lo que hacía, para qué lo hacía y por qué era lo correcto abandonar el proyecto una vez que su principal impulso se había esfumado.
“Fue un shock terrible. Pero no fue sólo shock, sino temor por el futuro de la humanidad, porque yo sabía que la bomba atómica era apenas el primer paso, y que ya se estaba trabajando en un arma mil veces más poderosa: la bomba de hidrógeno. Sabía que apenas EE.UU. demostrara su enorme poderío militar, la URSS iba a tratar de tener su propia bomba, y eso dispararía la carrera armamentista”.
A partir de entonces, Joseph Rotblat encaminó su trabajo a la física aplicada a la medicina, además de impulsar foros y conferencias donde se hablaba de los peligros del desarrollo de la ciencia con fines armamentistas.
Su convicción sobre que los científicos debían ofrecer sus conocimientos para prevenir una guerra nuclear, en lugar de desatarla logró influir en Bertrand Russell, matemático y filósofo, quien conversó al respecto con Albert Einstein.
De ahí surgió el Manifiesto Einstein-Russell, firmado en 1955, donde se establecía la necesidad de parar el armamentismo nuclear, ya que la existencia de la raza humana estaría en peligro de continuar con ello.
La idea de hablar sobre ese manifiesto y el tema en general en conferencias, llevó a la organización de la Conferencia Pugwash sobre Ciencia y Asuntos Mundiales, donde desde 1957 se discutió año con año la responsabilidad social de los científicos en diferentes áreas de interés social, económico y medioambiental. Joseph Rotblat fue orador, Secretario y Presidente de esa conferencia.
De inspirar a Einstein a ganar el Nobel de la Paz
Poco más de 40 años después de impulsar la Conferencia Pugwash (llamada así porque se lleva a cabo en la ciudad con el mismo nombre en Nueva Escocia, Canadá), Joseph Rotblat fue reconocido por su labor con el Premio Nobel de la Paz.
Rotblat recibió el Nobel de la Paz “por sus esfuerzos para disminuir el papel desempeñado por las armas nucleares en la política internacional y, a largo plazo, eliminarlas“.
“Las armas nucleares no se pueden desinventar. El conocimiento de cómo hacerlas no se puede borrar. Hasta en un mundo libre de armas nucleares, si alguna de las grandes potencias se involucrara en una confrontación militar, se sentiría tentada a reconstruir sus arsenales nucleares (…) El peligro de la catástrofe definitiva seguiría ahí. La única manera de evitarla es abolir la guerra por completo“.
Parte del discurso de Joseph Rotblat al ganar el Premio Nobel de la Paz
Este importante científico también fue nombrado Comendador de la Orden del Imperio Británico en 1965, ganó el Premio Albert Einstein en 1992 y fue elegido miembro de la Royal Society en 1995.
Joseph Rotblat murió el 31 de agosto de 2005 en Londres, a los 96 años.