Un día como hoy pero de 1784 en Xalapa, Veracruz se vivió un acontecimiento histórico y hermoso que no podíamos dejar pasar. Se trata de el primer viaje en globo aerostático en América, piloteado por José María Alfaro, un mexicano apasionado por los inventos, mismos que lo llevaron a cumplir su mayor sueño: elevarse por los aires.
José María era un ingeniero bastante reconocido en Xalapa, tuvo cargos de ingeniería bastante relevantes en su momento, como el reparar el reloj de la Catedral, el cual fue hecho con una minuciosa ingeniería londinense, o la construcción de los estrados para conmemorar la proclamación de Fernando VII como rey de España.
Pero también se le reconoció a José María el sumo interés por los inventos. Gran parte de su tiempo lo dedicó a sus inquietudes y obsesiones de volar mediante artefactos que él mismo fabricaba con tela o papel de china. Ese mismo amor lo llevó a tener un gran interés por el aeroestatismo, del cual fue aprendiendo poco a poco a través de la simple observación.
En 1783, 6 meses antes del vuelo de José María Alfaro, los hermanos Joseph y Jacques Montgolfier, realizaron la primera demostración pública de su invento, el globo aerostático. Un acontecimiento que dejó boquiabiertos a todos los espectadores ya que parecía ser un sueño que pudiera exigir un móvil con estas características. Este acontecimiento también inquietó al por mayor a Alfaro, y desde entonces buscó la forma de lograr construir un globo similar.
Indudablemente en ese entonces se contaba con muy poca información sobre el invento del globo aerostático, además de que la distancia no favorecía a que José María tuviera algún contacto con los hermanos franceses, sin embargo, Alfaro construyó su propio globo a partir de las pocas noticias que llegaron al continente.
Alfaro consiguió elevarse por el cielo y voló de Xalapa a Coatepec, en una mañana del 18 de mayo. El lugar de despegue fueron las llanuras de Los Berros frente a toda la población local. El globo de Alfaro logró alzarse un máximo de 800 metros y recorrió la distancia de nueve kilómetros hasta que el aire de su globo se enfrío y aterrizó poco a poco en la entrada de Coatepec donde fue recibido por los hospitalarios habitantes de la zona.