Si alguien se puede preciar de enarbolar la bandera del Rock y mantener viva su llama, aparte de los Rolling Stones, ese es John Fogerty, el hombre que hoy cumple 70 años y que en sólo cinco logró más de lo que muchos que llevan décadas tocando han conseguido.
Los registros están ahí: entre 1968 y 1972 John Fogerty, principal compositor, guitarrista y cantante al frente de Creedence Clearwater Revival, lanzó un total de siete álbumes, colmados de exitosos sencillos que hoy en día forman parte del ADN del Rock. Emergiendo en una época de transición (el fin del hippismo, el surgimiento del Folk y Country Rock, las primeras semillas del Garage/Punk/Progresivo) Creedence fue la banda que logró unir a todos, lo mismo a los rednecks sureños, que a los refinados neoyorquinos, hippies, rebeldes con causa. Cualquiera podía disfrutar de la música que la banda ofrecía.
Sin embargo, la que parecía una fuente inagotable de canciones, se secó a causa de la amargura, depresión y resentimiento que John Fogerty mantuvo durante muchos años contra sus ex-compañeros de banda. Le sobrevino una especie de “paralisis creativa” alimentada además por un largo pleito legal contra la gente con la que tocó y llevó a la cima del éxito. Fogerty no pudo siquiera tocar sus propias canciones durante 25 años porque le resultaba demasiado doloroso hacerlo. Escuchar sus canciones en la radio tenían como consecuencia que lo apagara y se quedara deprimido y enojado todo el día.
“En mi vida conocí a muchos rocanroleros que estaban amargados. Entonces tenía 22 años y me preguntaba por qué estaban tan enojados. Uno pensaría que con tantos álbumes y éxito deberían estar felices Desde luego sabemos que en la mayoría de los casos, eso no es lo que sucede. De hecho este negocio está lleno de tipos a los cuales las cosas les salieron mal”.
Contrario a la mayoría de las historias de matrimonios rocanroleros, su esposa Julie le ayudó a salir de este eterno estado de amargura y enojo, la cual Fogerty describe como su etapa de “gato electrocutado” pues estaba muy resentido y herido.
No es para menos y lo recalcamos porque Fogerty no tuvo una vida fácil. Creció en la comunidad de El Cerrito, California, a merced de las agresiones de un padre alcohólico y las carencias de vivir con una madre divorciada que con un sueldo de profesora de escuela tenía que mantener a cinco hijos. El cuarto de John se ubicaba en el sótano de la casa, así que cuando había una fuerte lluvia el agua inundaba el mismo, tenía que apilar algunas tablas de madera para poder llegar a su cama.
Esto lo hizo ser ambicioso y aspirar a cosas mejores para sí mismo. Fogerty decidió formar una banda de Rock con su hermano Tom, luego se integró el bajista Stu Cook y el baterista Doug Clifford. Entonces se hacían llamar los Blue Velvets. Fogerty entonces sólo tenía 15 años de edad. La disquera independiente Fantasy Records, les ofreció un contrato discográfico pero les cambió el nombre por The Golliwogs (un personaje de libros para niños que ridiculizaba a los afroamericanos) y los obligaron a utilizar unas pelucas blancas esponjadas. Para su fortuna, John fue reclutado en el ejército y el grupo tuvo que hacer una obligada pausa, misma que los salvó del escarnio y las consecuencias de portar un nombre con significado racista.
En el ejercito fue donde Fogerty comenzó a escribir sus primeras canciones con una especie de sistema que lo ayudaría posteriormente en su carrera: “nos hacían marchar todo el tiempo porque no saben qué hacer contigo, esto literalmente me hacía delirar y me ponía en trance, así que comenzaba a narrarme una historia, la cual derivó en la canción ‘Porterville’; ahí me di cuenta que podía viajar a cualquier lugar”.
A su regreso el grupo se rebautizó como Creedence Clearwater Revival y Fogerty abrió las compuertas a su gran soltura para escribir memorables canciones de Rock. “No teníamos publicista, ni manager, ni productor, teníamos un contrato con la disquera más pequeña del mundo, así que tuve que tomar las riendas y lograr hacer algo por medio de la propia música, estaba determinado a ello”. Debido a que ahora no podía marchar como en el ejercito, Fogerty implementó un nuevo sistema para su “trance creativo”, quedarse vienco a una pared en blanco y dejar que su imaginación fluyera. Por si fuera poco todo se lo tenía que imaginar y escribir porque como vivía con su esposa e hijo, no podía hacer ruido, así que ejercía una especie de meditación trascendental que posteriormente podía plasmar en la guitarra.
John Fogerty creó un estilo de música completamente norteamericana que podía bailarse y ser disfrutada por cualquiera. No tenían mucha complicación, cualquier banda de bar medianamente buena podría tocar sus canciones. Sin embargo sus letras hablaban de compasión, de ser una persona moral y también protestaban con profunda tristeza y rabia contra la guerra de Vietnam, contra el gobierno de Nixon y la diferencia de clases.
Para los estándares de la época, Fogerty era bastante “anticuado”. Nunca decía groserías, no tomaba alcohol y no se drogaba, si acaso fumaba un poquito de mota pero eso era todo. De ahí en fuera, le tenía prohibido a los Creedence fumar en el estudio o durante los shows. Después de todo tenía que competir con las demás bandas del momento. Y no quería ser como Grateful Dead o Jefferson Airplane que no les interesaba ser exitosos. “¿Entonces para qué me tomaría tantas molestias si sólo quiero venderle un disco a mi mamá? No me avergonzaba ser ambicioso. Quería que fuéramos los mejores”.
Siendo que Fogerty había tomado naturalmente las riendas de la banda, sus compañeros comenzaron a sentirse relegados. Mientras John trataba de librarse del oneroso contrato que los tenía atados con Fantasy Records, su hermano Tom decidió salirse de la banda en 1971 y en consecuencia el grupo dejó de existir el año siguiente.
Esto fue el comienzo de lo que John describe como “la era oscura”. En sólo cinco años había logrado lo inimaginable, tenía fama, éxito y sus canciones estaban en el corazón de la gente. A los 27 años desde luego que resultó muy frustrante ver cómo todo aquello se derrumbaba ante sus ojos. El contrato con Fantasy Records lo obligaba a entregar una cantidad exorbitada de álbumes y John sabía que no podía satisfacer la demanda. Así que la única forma de librarse del esclavizante contrato fue ceder la propiedad sobre sus canciones al dueño de Fantasy, Saul Zaentz, quien usó las ganancias millonarias que le generaron las regalías para lanzar su carrera como productor hollywoodense (con películas como Amadeus o El Paciente Inglés).
Todos los miembros de la banda se vieron colapsados en sus finanzas. Para sorpresa de Fogerty, (luego de un absurdo pleito legal con Zaentz quien lo acusaba de plagiar una de sus propias canciones), descubrió que sus ex-compañeros de banda, en secreto, le vendieron sus “derechos de voto” a Zaentz. Para John esto fue la estocada final, se sintió personalmente traicionado. “Antes de que el fatal contrato fuera firmado, yo creí que todos estábamos en esto juntos. El hecho de pensar que cualquiera de ellos podría volverse contra mí en algún punto me resultaba impensable”.
Las canciones dejaron de fluir, el impacto de la traición de los ex-Creedence fue devastador. Fogerty pudo grabar un par de álbumes que le dieron modestos hits como Rockin’ All Over the World y Centerfield, pero la mayor parte de esos años los pasó recluido, dicen por ahí “como Brian Wilson pero sin drogas”
Hasta el día de hoy no ha perdonado ni a Clifford ni Cook, quienes insisten en seguir tocando ahora bajo el nombre de Creedence Clearwater Revisited. Nunca pudo perdonar a su hermano Tom, aún cuando falleció luego de una larga batalla contra el VIH en 1990. En su funeral dijo: “Quisimos madurar y ser músicos. Creo que sólo logramos la mitad de ello. Fuimos estrellas de Rock, pero no necesariamente maduramos”.
Fue hasta 1997 que Fogerty pudo volver a tocar las canciones de Creedence y lanzó álbumes con regularidad. Ahora está feliz, aunque de nuevo sus ex-compañeros lo quieren demandar por hablar mal de ellos en los medios y por anunciar su más reciente gira “1969” con el tagline “tocando las canciones de Creedence Clearwater Revival”.
John Fogerty ya no está dispuesto a perder más tiempo contando historias negativas, no dejará que nadie lo vuelva a amargar ni le impedirá que siga tocando las canciones que él escribió y creó para todo el mundo.
Disfrútenlas.