Aunque con tanta cosa que pasa en México y el mundo, ni quién pele en los últimos días a Javidú, éste hace lo posible para seguir en el radar del público y hace unas horas sorprendió con un inquietante (e incluso risible) anuncio.

A partir de ya, el exgobernador entró a un régimen de cero alimento en el Reclusorio Norte… una huelga de hambre, pues. Esto con el objetivo de acabar con su obesidad casi mórbida con la “cacería de brujas” que –dice– hay en su contra, ejecutada por orden del siniestro Miguel Ángel Yunes Linares.

Javier Duarte
vía Twitter

Además de privarse de todo alimento, el estoico Duarte hará de lo que tanto se quejaba mientras estuvo en guardado en cárcel centroamericana: permanecerá confinado en su celda (claro, por voluntad propia) y remarcando el hecho de que, pese a lo que digan las malas lenguas, al interior del reclusorio no cuenta con ningún lujo. “Vamos, no tengo ningún aparato electrónico”.

En carta enviada a Ciro Gómez Leyva, el exmandatario jarocho denuncia que salió de Guatemala para llegar a Guatepeor, ya que desde su arribo (o quizás desde un poquito antes) a México se ha desatado en Veracruz una persecución política en contra suya y de sus colaboradores. Inocente el Javidú, quizás sin saber que eso que califica como “persecución” se llama investigación, hecha a raíz de las transotas que se aventó en su administración.

Como sea, el exgober dice que las detenciones contra sus chalanes se han hechos sustentadas en “argumentos ridículos” y con la finalidad de “primero, presionarlos para que declaren en contra mía” y “segundo, crear una cortina de humo que distraiga a la sociedad del desastre de gobierno (que dejé…) digo, que existe actualmente en el estado de Veracruz”.

Echándose en su misiva todos los argumentos políticos más gastados que se le ocurrieron, Javidú se solidariza con sus excolaboradores, quienes a causa de las gandallas autoridades están pasando por un “infierno”. “Son presos políticos, víctimas de la desesperación de un mandatario que no tiene nada que ofrecerle a la sociedad (…) salvo el circo que ha montado en mi contra en Veracruz”.

Y sin embargo… aún “creo en las instituciones”, asegura Javidú, quien después de tanto choro remata la carta como se debe. “Hasta la victoria siempre”… ya nomás esa frase le faltó. No, se aventó una menos guerrillera pero igual de efectiva: “La verdad nos hará libres”.

¡Ay güey!

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