Javier Duarte todavía no ha sido extraditado a México pero su captura ya ha generado varias reacciones al respecto. Sobre la detención del exgobernador de Veracruz, quien estaba prófugo desde octubre del año pasado, se han pronunciado una cantidad inmensa de personajes. Desde los propios miembros de su partido, quienes antes le decían amigo (**cof cof Alfredo del Mazo**) y ahora lo niegan mil veces antes de que cante el gallo; los miembros de la oposición (como el gobernador veracruzano Miguel Ángel Yunes Linares), quienes se cuelgan la medallita del arresto de Javidú; hasta el mismo presidente Enrique Peña Nieto, quien antes lo llamó “nuevo rostro del PRI” y ahora (sin mencionar su nombre) dijo que su captura es un mensaje contra la impunidad y que todo aquel que quebrante la ley, deberá pagar por sus actos. Los políticos mexicanos se han puesto medio bíblicos en los últimos días (y eso que la Semana Santa ya terminó). Si hay un personaje de nuestra tragicómica política que se distingue por un lenguaje casi casi salido del Levítico, ese es AMLO.

Andrés Manuel López Obrador, dirigente nacional de Morena, a diferencia de los demás, tardó en posicionarse con respecto a la detención de Duarte de Ochoa. Y una vez que lo hizo, sus declaraciones levantaron ámpula. AMLO comentó a través de Twitter que la captura del expriista (como lo describen sus excompañeros del PRI) no fue sino una simulación para hacer como que combaten la corrupción y que su arresto era un chivo expiatorio con propósitos electorales. Y ni cómo rechistar: en junio de este año se celebraran elecciones de gobernador en tres estados (Coahuila, Nayarit y Estado de México) y municipales en Veracruz. La sospechosa y oportunísima captura de Javidú tendría otros propósitos alejados de el combate a la corrupción y la impunidad, sugiere López Obrador. Sólo hay que tomar en cuenta las inverosímiles condiciones en que fue capturado el exgobernador de Veracruz para alimentar la duda y las teorías de conspiración.

Échenle un ojo: este texto de Esteban Illades resume la situación de Duarte

Al respecto, Julio Hernández Astillero, columnista de La Jornada, ha señalado que la captura de Javier Duarte fue un recurso electoral que se utilizó por adelantado (ahora, en lugar de esperar hasta 2018) dado a que la campaña de Alfredo del Mazo Maza, primo del presidente Peña Nieto y candidato del PRI a la gubernatura del Estado de México, no levanta. Con la detención de Javidú, se reavivaron las acusaciones que señalaban que el exgobernador de Veracruz había provisto de recursos millonarios a Morena en esa entidad. Josefina Vázquez Mota, candidata del PAN a la gubernatura del Edomex, pidió que AMLO explicara “cómo recibió dinero por parte de él (Duarte)”, como supuestamente lo ha documentado el gobernador Yunes Linares, y por qué defendía al expriista al llamarlo “chivo expiatorio”. Andrés Manuel contestó a los señalamientos, con una sensatez y sabiduría como salida del Nuevo Testamento: “La Semana Santa fue como la semana de los Judas de la política mexicana”.

Andrés Manuel López Obrador (AMLO)
Foto: Morena

El triángulo amoroso AMLO-Duarte-Yunes

Muy fiel a su costumbre, AMLO contestó con ínfula religiosa los dichos que lo vinculan con Duarte de Ochoa. El dirigente morenista predijo que Javidú declarará en su contra y, también, aleccionó a sus feligreses a no sentir preocupación ni temor porque aquello que diga “el gobernador corrupto” será falso. “Nuestro escudo y protección es nuestra honestidad”, testimonió López Obrador en un video de más de siete minutos compartido en sus redes sociales. “En verdad os digo que uno de vosotros me entregará (…) pero ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Mejor le fuera a ese hombre no haber nacido”, le faltó por decir al así llamado despectivamente Mesías Tropical.

A finales de febrero, el gobernador Yunes Linares, quien tampoco está libre de pecado, acusó a Andrés Manuel y a Morena de recibir una mensualidad de 2 millones y medio de pesos en efectivo “para tener tranquilos” a los militantes del partido. El gobernador panista, acusado de enriquecimiento ilícito durante su gestión como director del ISSSTE, incluso presentó una grabación que, según él, probaba la alianza entre Javidú y AMLO. En el audio, supuestamente, se escucha a Gabriel Deantes Ramos, un funcionario del gabinete de Duarte, decir: “vamos a aliarnos un poquito a Morena y a darle posiciones a Morena en el acuerdo con Andrés Manuel”. Esa es toda la prueba, pues.

Con el circo de la detención de Duarte, indica Julio Astillero, se buscaría dar un golpetazo en dos sentidos: afectar las aspiraciones electorales de Morena en los comicios de Veracruz y Estado de México, estados en los que la organización política dirigida por AMLO tiene probabilidades de ganar, además de debilitar la imagen del oriundo de Macuspana, Tabasco rumbo a las presidenciales de 2018. Claro, eso sin tomar en cuenta que el mediático arresto de Javidú quita la atención de otros temas importantes como la fuga del exgobernador de Chihuahua, César Duarte Jáquez, el desconocimiento del paradero de Roberto Borge, exgobernador de Quintana Roo, o los sobornos y fraudes de Oderbrecht que señalan directamente al priista Emilio Lozoya de recibir cinco millones de dólares.

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