De las pocas cosas que uno podría decir “órale, qué chido el diputado”. Sin embargo, como no está permitido usar recintos legislativos como sets fotográficos (pero para echar la cascarita sí), pues el legislador Janecarlo Lozano recibió su jalón de orejas.
De acuerdo con El Universal, el diputado local fue apercibido por la presidencia de la Mesa Directiva del Congreso de la CDMX por haber permitido que una quinceañera se tomara la foto del recuerdo en el inmueble.
Según los reportes, fue el pasado 6 de julio cuando el buen Janecarlo le dio chance a una quinceañera de usar el recinto legislativo como espacio para una sesión de fotografía. El asunto es que la festejada no fue la única que ingresó, sino que se hizo acompañar de otras 10 personas (ahí sí se excedió, la verdad).
Al momento de los hechos, el personal de seguridad del Congreso de la CDMX le recordó a Janecarlo Lozano que no tenía la facultad de andar permitiendo ese tipo de cosas. En su caso, la quinceañera debió de haber tramitado un permiso con la mesa Directiva.
Se desconoce si el susodicho se puso divo con la seguridad, pero sí hubo un engaño: el diputado de Morena le dijo a los elementos del lugar que él se encargaría de comentar el asunto con Héctor Díaz-Polanco, presidente de la instancia mencionada.
Al ser regañado, la diputada del PRI, Mónica Fernández, le señaló a Janecarlo que por permitir el acceso de la quinceañera y su séquito se cometió una violación al artículo 6 de la Ley Orgánica, en el cual se habla sobre la inviolabilidad del recinto legislativo.
En lugar de aceptar el jalón de orejas, Jancarlo Lozano sacó la vieja confiable: “es la casa del pueblo”, dijo… pero la legisladora le reviró: “cierto que esta es la casa del pueblo (…) pero definitivamente no para enardecer objetivos individuales o de grupo, tomando como escena de celebración, los muros y vestigios de tanto esfuerzo nacional con tanta relevancia, no solo para nuestras ciudadanas y ciudadanos, si no para la evolución histórica del país”.
Ni así Jancarlo aceptó que la regó y recurrió a otro clásico: “por qué ellos sí y yo no”, al recordar que legisladores dejan que ingresen sus familiares al recinto y nadie dice nada. Ya encarrerado, también señaló que hay diputados que meten a la nómina a sus hermanos y ahí tampoco se reprocha cosa alguna.