¿Qué está pasando en Israel? Mientras la agenda está en la lucha contra el coronavirus, en esta nación el primer ministro Benjamín Netanyahu enfrenta un juicio por presunta corrupción —un caso que ha ido arrastrando desde 2016 y que en medio de la pandemia ha sido llevado ante el Tribunal de Jerusalén.
El polémico político está acusado de cohecho, abuso de autoridad y fraude por presuntamente haber recibido regalos —moches, pues— a cambio de favores políticos.
Estos cambalaches también estarían relacionados con la promoción de la imagen de Benjamín Netanyahu. Es decir, el primer ministro daba su mano a torcer, aprovechando que esos favores que hacía, le ayudarían a levantar su imagen como funcionario.
Por aquellas tierras, el lío que rodea a Netanyahu ha sido conocido como los expedientes mil, dos mil y cuatro mil —que hacen referencia a la cantidad de “moches” que el primer ministro presuntamente recibió.
Le cayó la voladora
Sólo como contexto, los cuestionamientos sobre Netanyahu surgieron en 2016, gracias a una investigación en torno a los moches y favores de Netanyahu —mientras él se desempeñaba como primer ministro.
Se supone que entre 2012 y 2017, Benjamín Netanyahu estuvo implicado con empresas de telefonía, editores y medios de comunicación.
En el expediente cuatro mil, el israelí está acusado de cohecho, fraude y abuso de autoridad por presuntamente hacerle un par de favores a la empresa telefónica Bezeq a cambio de una cobertura mediática impecable.
¿Luego? Ahí va el expediente dos mil. Este expediente está ligado con el periódico Yediot Aharonot. Se supone que el editor de este diario intentó pactar con Netanyahu un acuerdo para hacer a un lado a la competencia con ayuda del primer ministro. Por este caso, el primer ministro también está acusado de fraude y abuso de autoridad.
Y por último —pero no menos importante— el caso mil. Por esta historia, el primer ministro es acusado de fraude y abuso de autoridad, después de que fuera señalado por aceptar hartos regalos lujosos para él y su familia.
El juicio
El 24 de mayo fue la primera audiencia de Benjamín Netanyahu. Ante la corte, el primer ministro negó la información de los tres expedientes y alegó que toooooda la investigación tiene tintes políticos.
O sea, descarrilar el gobierno en un intento orquestado por grupos de izquierda.
מה שעומד היום למשפט זה הניסיון לסכל את רצון העם: להפיל אותנו, את המחנה הלאומי, באמצעות תיקים תפורים.
בעזרתכם ובעזרת השם אמשיך להילחם. מדינת ישראל היא שליחות חיי ואמשיך ביתר שאת לשמור עליה ועליכם. להחזיר את מקומות העבודה שאיבדנו בקורונה ולשמור על הביטחון שלכם.
תודה על התמיכה!🇮🇱 pic.twitter.com/q33Y3Y25vT
— Benjamin Netanyahu (@netanyahu) May 24, 2020
(“Lo que se está jugando hoy es un esfuerzo por frustrar la voluntad de la gente, derrocarnos. Con su ayuda y con la ayuda de Dios, continuaré luchando. El Estado de Israel es la misión de mi vida y continuaré cuidando de ti”: @netanyahu).
El juicio también ha levantado la polémica entre los seguidores del primer ministro y sus opositores, que con todo y pandemia salieron a las calles ya sea para defender la gestión de Netanyahu o para exigir su fin.
A ver qué tal se ponen las cosas por allá —por lo pronto, la defensa del primer ministro ya pidió un par de meses para estudiar y presentar las pruebas, por lo que pinta para largo este proceso histórico en Israel.
