Muchas culturas a lo largo y ancho del mundo han creído y creen en la vida eterna. Una gran cantidad de religiones y productos culturales (como películas, libros, música, etc.) reproducen la idea de que hay una parte de los seres humanos que es inmortal. ¿Será mera casualidad o habrá una relación en todo ello?
Actualmente, no toda la gente cree en la vida después de la muerte, pero estadísticamente aún hay más personas en el mundo que lo creen. No sólo eso, en la historia de toda la cultura humana millones de personas han vivido su vida con la firme convicción de que alguna parte de ellos es inmortal.
Sin duda alguna, es difícil que todas esas culturas en la historia de la humanidad hayan creído en lo mismo por simple casualidad. La creencia en la vida eterna puede ser una forma en que se manifiesta nuestra psique y se protege ante la hostilidad del mundo. Al menos eso sugiere un estudio de la Dra. Natalie Emmons.
El estudio consistió en un cuestionario aplicado a niños de un entorno urbano en Ecuador, y de una villa a orillas del Amazonas. Se trataba de niños pequeños, de culturas muy diferentes y apenas con el mínimo posible de influencia cultural. Ambos grupos expresaron su creencia de que existían antes de nacer, y existirán eternamente.
Es posible que esta actitud esconda una disposición innata a creer en la vida eterna. No nos equivoquemos, esto no quiere decir que todos debemos creer en ello, sino que puede existir cierta disposición. Es claro que no todas las personas creen en ello, y son tan respetables como las personas que sí lo hacen. Lo que sugiere este estudio, más bien, es que puede ser que existan ciertos rasgos humanos que nos impulsan a creer que nuestros deseos, esperanzas y emociones pervivirán incluso cuando nosotros ya no estemos aquí.
